Hace 6 años trabajo en un estudio de diseño que se dedica exclusivamente a desarrollar tipografías. Yo soy licenciada en comunicación y antes de dedicarme al diseño de fuentes trabajé muchos años en el área de marketing pero sentí que quería hacer un cambio. Justo se dio la oportunidad de aprender este oficio porque mi hermano es diseñador y estaba empezando con su proyecto independiente para dedicarse de lleno al diseño de tipografías.
Latinotype es una fundición, que es el término con el que se conocían las industrias que producían tipografías antiguamente cuando las imprentas usaban tipos móviles que se fundían en metal. Hoy se sigue usando el mismo nombre a pesar de que las fuentes son desarrolladas de forma casi completamente digital. Dado que la venta es a través de internet, las fundiciones tipográficas pueden estar en cualquier parte del mundo y en Chile curiosamente existen muchas.
Para mí dedicarme al diseño de tipografías fue difícil al principio. Mi formación era en un área completamente distinta y trabajando con diseñadores me di cuenta que habían muchos conceptos que yo no entendía. Cuando recién partí y me hablaban de la tensión de una curva o del peso de los caracteres, yo no sabía de qué estaban hablando. De a poco fui aprendiendo, en parte de forma autodidacta, pero mucho de lo que sé sobre diseño tipográfico lo aprendí de mi hermano menor. En Latinotype todos los diseñadores son muy generosos con sus conocimientos y con la ayuda de mis compañeros y de mi hermano fui aprendiendo un oficio del que no sabía prácticamente nada hace 10 años.
La gente no siempre se da cuenta de que detrás una letra hay todo un proceso de diseño y de elaboración que puede durar muchos meses y en el que participa un equipo de personas. Al igual que con una imagen, en el caso de las tipografías hay una licencia de por medio, que tiene un precio y eso es lo que en muchos casos no se respeta. Al descargar una tipografía pirateada estas teniendo acceso al fruto del trabajo de meses sin pagar por ello y mucha gente ni siquiera sabe que está causando un daño. En el caso de las fuentes no existe la misma información ni el mismo nivel de conciencia que sí tenemos como consumidores para otros productos como fotografías o música.
Existen muchas formas de desarrollar una tipografía y el punto de partida depende de cada diseñador. En mi caso parto analizando lo que ya existe y preguntándome ¿cómo puedo mejorar esto? ¿qué le falta a esta tipografía? o directamente revisando referencias históricas que me inspiran y me dan una idea de lo que quiero crear. Para mí esta parte del proceso, la de llegar al concepto, definir el uso que va a tener mi tipografía y lograr diferenciarla de lo que ya ha sido creado, es una de las partes más desafiantes pero también es la más gratificante. Esta fase preliminar al diseño propiamente tal yo la hago de forma digital pero tengo compañeros a quienes les gusta hacer bocetos en papel de sus diseños antes de partir porque para ellos el proceso creativo implica un trabajo más manual.
Cuando llegas a una idea que quieres desarrollar el siguiente paso es presentarla al equipo para evaluar su factibilidad. Esto lo hacemos a través de frases o palabras que contienen los caracteres básicos a partir de los cuáles se construyen todos los demás. Nosotros usamos la palabra videospan como el diseño base. A partir de esta combinación de letras se obtienen casi todas las demás porque en términos gráficos hay una raíz o base común entre la p, la d y la b. Lo mismo con la n, la m y la h. Hacemos esto porque así nos aseguramos de que haya una consistencia entre todos los elementos de la familia y que el resultado final no sea una mezcla inconexa de caracteres similares unos con otros, sino que un todo armónico.
Una de las cosas más interesantes de este trabajo es que nuestros clientes están en diferentes partes del mundo y tenemos que adaptarnos a todo ese universo de necesidades. Nosotros nos dedicamos principalmente al diseño de fuentes display, es decir, tipografías que se utilizan en publicidad y no para textos o libros. Como las vendemos a través de páginas web en un mercado de retail, tenemos que ofrecer productos que funcionen en otros idiomas e incluso con alfabetos distintos al nuestro como el cirílico. Todo esto hace que el proceso de desarrollar una fuente sea mucho más largo porque no sólo trabajamos para crear los caracteres necesarios para escribir en español, sino que también para otros idiomas como alemán e incluso el ruso.
Eli Hernández (39) es licenciada en comunicación social y trabaja en la fundición Latinotype.