Paula 1239. Sábado 18 de noviembre de 2017. Edición Aniversario 50 años.
¿Eres adicto a algo?
A nada. Mi racionalidad me ha hecho entender mi humanidad como el resultado del autodominio mental. Las adicciones son trastornos neuróticos y las entiendo como un inconsciente autocastigo.
En ese esquema, no concibo hacerme daño. Eso significa que mi trabajo permanente es tener poder sobre mí mismo.
¿Sientes que le has hecho daño a alguien?
Es muy factible que haya sido así. Cada vez que tomo decisiones, me mueve hacer lo que considero correcto. Pero como esta máxima es muy personal y, por responsable y coherente que uno sea, siempre puede existir alguien que se sienta victimizado.
¿Por dónde pasa tu forma de ver la vida?
Pareces periodista deportivo. ¿Por donde pasó el gol? ¿ Por dónde pasó el triunfo? ¡Sorry!, pero no te entiendo la pregunta.
¿La vida la ves como un hombre adulto, la captas como el resultado de tu experiencia, o la aprecias desde la perspectiva de tu sabiduría?
¡Uff! Te pusiste un poco filosófico! Pero ahora creo que entendí la pregunta. Muy en serio te respondo que la vida la veo desde la perspectiva de un niño. La gráfica de este concepto es verme sentado en una silla con los pies colgando, mirando a las personas para arriba. Es decir, desde la cándida mirada de un niño y no desde la antípoda conducta estúpida del infantilismo.
¿Eres infiel?
No me agradan estas preguntas perversas. Es como pedir un crédito bancario.
¿Por qué?
Porque uno, por angas o por mangas, siempre pierde.
¿Por qué vas a perder?
Si te digo que no soy infiel, me tildarán de mentiroso. Y si te respondo que sí soy infiel, me dirán que soy ¡un pelotudo!
¿Arriba o abajo?
Sé para dónde vas, así que esta vez no voy a eludir tu pregunta: de frente y de costado.
No entiendo tu respuesta.
¡Qué vergüenza! Entonces yo tampoco entendí tu pregunta.
¿Por quién vas a votar?
Veo que insistes en hacerme una encerrona...
¿Consideras que hay que tener el ego gigante para trabajar en la TV?
A decir verdad no puedo generalizar, pero lo que es yo, lo tengo inmenso… Es como mi gran bestia que acostumbra a andar por las nubes. Pero lo tengo domesticado. Luché con él hasta lograr ponerle un bozal, de modo que no muerde a nadie.
¿A qué le tienes miedo?
A caer preso. Tanto así que una figura de ficción delictiva me acosa cuando tengo pesadillas.