La autoestima consiste en el aprecio o consideración que tienen las personas de sí mismas, y en la sexualidad esta puede jugar un papel importante. El sociólogo David Finkelhor, a finales de los años setenta, acuñó por primera vez el concepto de autoestima sexual y -si bien no llegó a definirla- desarrolló una escala para medirla. Tiempo después, los estudiosos William E. Snell y Dennis R. Papini, definieron la autoestima sexual como la estima positiva y la confianza en la capacidad de experimentar la sexualidad de un modo satisfactorio y placentero.
En la salud sexual, la valoración de la actividad sexual se dice que puede ser insatisfactoria debido a las altas exigencias o la auto evaluación negativa. Para la psicóloga especialista en afectividad y sexualidad, Natalia Vargas, la autoestima es uno de los factores psicológicos -de varios- que influyen en cómo nos enfrentamos a la sexualidad o cómo vamos construyendo su concepto, el cual no solo se refiere al encuentro sexual en sí, sino que también a cómo nos relacionamos con nuestro propio cuerpo. Los pensamientos negativos hacia uno mismo, las sensaciones de vergüenza o la inseguridad respecto al propio desempeño son situaciones que se enlazan con la autoestima y que finalmente provocan la falta de bienestar sexual.
De acuerdo a Natalia, en la autoestima hay dos elementos que son importantes: el discurso interno y el cómo vemos nuestra propia corporalidad. En la sociedad las personas están expuestas a ciertas imágenes externas o estereotipos de lo que se estima es un cuerpo perfecto, por lo tanto, hay quienes que se comparan con un ideal social y sus expectativas. “Hay un tema con los miedos de la sexualidad, a no cumplir con las expectativas del otro, incluso antes que las de uno mismo. La relación con el sexo es con ese miedo de no cumplir. Además, uno puede ser su peor enemigo porque puede haber alguien que lleva años tratándose mal”, explica.
Por su parte, la psicóloga clínica y sexóloga, Carola Fernández, explica que puede ocurrir que definamos nuestra autoestima en base a ciertos elementos del rendimiento o estereotipos de belleza, lo cual provoca finalmente que surjan problemas como ansiedad de rendimiento, pensamientos intrusivos o estrés, el cual se sabe que es un factor que inhibe la respuesta sexual. “En el caso de la anorgasmia, lo que sabemos es que más del 90% de las mujeres que llega a la consulta nunca se ha masturbado, pero esto puede tener que ver con falta de autoconocimiento, que también está ligado a la autoestima o a ciertas creencias limitantes en torno a la sexualidad”, comenta Carola.
Para esta especialista, existe una relación muy directa entre autoestima y bienestar sexual. Según explica, aquellas personas que tienen mayor autoestima se van a sentir con mayor seguridad para explorar otras prácticas sexuales porque, por ejemplo, no se presentarán esos pensamientos intrusivos que restan seguridad y confianza. De igual manera, se dan más oportunidades para la autoexploración o presentan un mayor grado de esta, lo cual abre espacios para observar de mejor manera sus necesidades o de saber identificarlas cuando se presentan, porque no son personas que se están anulando a sí mismas constantemente o actuando de determinada manera para agradar a otros.
“Alguien que tiene mayor autoestima probablemente va a ser una persona que estará más en paz con aquellos aspectos suyos y que quizás no son tan valorados socialmente. Quizás serán personas que presenten mayor compasión por ellas mismas y eso también te da más posibilidades de fallo, es decir, permitirse equivocarse en lugar de castigarse, lo cual sin duda ayuda en el bienestar sexual”, agrega.
La autoestima es un elemento que forma parte del cómo uno se habla y se trata. Para Natalia es un concepto que está incorporado en la autoimagen y el autoconcepto, y para poder reforzarlo hay que hacer un trabajo multidisciplinario. En una primera instancia, asegura que hay que ser respetuosas con nosotras mismas en todas las edades, así como también respetar a otras mujeres. “Tenemos que observar a las generaciones mas jóvenes, que están teniendo esa libertad de quererse con el cuerpo distinto, cuidarse y apoyarse. Creo que también se ha replicado a niveles de redes sociales y hoy día más que nunca, se trabaja con ese respeto. La de al lado no es tu competencia, es tu compañera. Las mujeres tenemos que hacer un trabajo importante de romper esos discursos agresivos y nefastos que nos decimos nosotras mismas en un mal día”, comenta.