Bárbara Ruiz-Tagle: Su lado empático
Le encanta actuar en teleseries, pero lo que en verdad llena el espíritu de esta actriz es el trabajo que hace enseñando a niños con capacidades diferentes. Junto a ellos, dice, se siente muy cómoda. Entrevista de Monserrat Álvarez en La poca vergüenza, de radio Paula FM. Lee aquí lo que antes escuchaste.
Nunca he sabido de qué color tienes el pelo.
Soy media "castaña ceniza" como le llaman. De chiquitita era rubia. Y para la teleserie La Sexóloga, en la que estoy ahora, estoy entre colorina y rubia.
¿Cuál ha sido el look más fatal que te ha tocado en una teleserie?
La Leontina, la ama de llaves El señor de la querencia. El look más fatal, pero también el papel más fatal.
Pero, ¿por qué?, si te salió tan bien.
Siempre he pensado que era muy inmadura, como que no supe hacer ese personaje, me costó mucho desengancharme de ella. Cada actor tiene sus técnicas para entrar y salir de los personajes, pero en ese minuto me sentí atrapada por Leontina. Me iba triste para la casa. Esa mujer estaba siempre escuchando todo lo que pasaba detrás de las puertas, entonces absorbía mucha energía negativa.
¿Cuál es tu terapia para liberarte de las malas energías?
El canto. Por ejemplo, mi experiencia en el musical Gusano fue increíble; ahí, además, trabajamos con niños con capacidades diferentes. Ahora estoy dirigiendo un montaje con estos niños, un proyecto precioso.
¿Por qué llegaste ahí?, ¿estabas buscando algo?
Había dos cosas de las que yo sabía que en algún momento me tenía que hacer cargo. Primero, la pedagogía, que es algo que me gusta mucho. Y, segundo, los niños con capacidades diferentes. Desde chica he tenido con ellos una conexión.
Cuándo dices que es una inquietud que tenías desde chica, ¿tiene que ver con alguna situación familiar que te hizo estar más cerca de esas diferencias?
No, así como hay personas que al ver a una guagua en la calle empiezan a hacer "agú, agú" y se quedan media hora con la guagua, a mí me pasa que tengo una conexión inmediata y natural con niños con capacidades distintas. Yo trabajo con niños Down, autistas, con esquizofrenia, y me siento muy cómoda. Me pasa que me relaciono con ellos desde un espacio de igualdad. No veo la diferencia. Llevo un par de meses haciendo clases en la Fundación Miradas Compartidas y he podido ver el avance, el progreso y todo lo que significa para un niño ser integrado en esta sociedad que definitivamente no sabe incorporarlos.
Entonces La Sexóloga vale callampa al lado de esto… ja, ja, já.
No, estás loca. Ese trabajo es igual de preciado para mí. Actuar en teleseries es algo que me fascina.
¿No será mucho ponerle "La Sexóloga" a una teleserie? Venía en el auto con mi niña de 8 años, vio un inmenso afiche de la teleserie y ahí cayó de hacha la pregunta: "Mama para que sirven las sexólogas?".
Bueno, hay que explicarlo como es: el sexólogo es una persona que se especializa y que va a tratar sicológicamente el tema sexual. Así de simple. El nombre es un poco sugerente y obvio que la cabeza vuela inmediatamente a la montada de caballo y esas cosas.
¿Y la próxima teleserie se va a llamar, El ginecólogo? ¿Esa es la parte dos?
Ja, ja, já, ¡ahí hay harto material también!
¿En qué consiste tu papel?
Mi papel es la Romina Carvajal, empresaria del sexo. Una mujer bastante emprendedora que tiene un sexshop y un motel propios.
¿Pero es frígida?
No, estás loca. Tiene el placer a flor de piel. Ella se mueve por el mundo desde el goce.
¿Y le crees a ese personaje? Una vez que hice un programa de sexo, hablábamos e investigábamos tanto sobre el tema que me produjo un efecto inhibidor de la libido: ¡sentía que seguía trabajando cuando era el momento!
No, ya me acostumbré porque llevo hartos años haciendo papeles muy vinculados a la sexualidad y, en la vida personal, soy bastante desinhibida. No hay mucho pudor.
¿Qué recomiendas para la baja de la libido?
¿Sabes? Todo está en la cabeza. Uno tiene que saber modificar la mente para el deseo, ponerse en la sintonía, decir "me voy a calentar, me voy a calentar". Uno maneja la mente.
¿Crees en la monogamia?
Sí, personalmente ejerzo la fidelidad. Me cuesta creer que los hombres puedan ser fieles, eso no sé, pero que traten, por lo menos.
¿Estado civil?
Pinchando.
¿Estás viviendo sola?
Sí. Por primera vez en mi vida, llevo un tiempo viviendo sola y es rico. Eso de llegar a la casa y no tener que ponerle cara a nadie. Me da miedo agarrarle el gustito. Alguna vez me gustaría tener de nuevo un hombre en la casa.
¿Cuál es el defecto que más deploras de ti misma?
Yo creo que el ser tan autocrítica, algo que finalmente tiene que ver con la inseguridad. Creo que por ahí va la cosa.
¿Cuántas veces en tu vida has tenido que recurrir al sicólogo o al siquiatra?
Siempre. Soy una persona que cree en las terapias. Pienso que se avanza mucho como ser humano. Ahora llevo harto tiempo con una terapeuta y estoy súper feliz.
¿Cuál ha sido la terapia más loca que te has hecho?
Ufff, yo creo que ir a un cerro sola. Me fui a conectar conmigo. Y me equivoqué. Estaba sola en una carpa y me dio frío y hambre. Iba a pasar las penas y salí peor. Fue súper mala terapia. La conclusión es que no sirvo para esas cosas.
Cuando te miras al espejo, ¿qué parte de tu cuerpo no te gusta?
Encuentro como que todo es mucho: mucha frente, mucha nariz, mucho todo. También tiene que ver con la pega que tengo: uno tiene que mirarse demasiado. Aunque igual me quiero harto.
¿Quién es tu candidato/a para próximo/a Presidente de Chile?
No tengo idea.
Alguien que te den ganas…
Porque lo encuentro un mijito rico, Andrés Velasco.
Un consejo o un mensaje a Sebastián Piñera.
mmmm… Piñerita… yo creo que mi lema de vida: ponerse en los zapatos de los otros. Y también escuchar. Para poder gobernar bien hace falta escuchar.
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