Barbie me enseñó que el verdadero amor es la amistad

columna amor paula



Cuando fui a ver la nueva película de Barbie al cine, esperaba encontrarme con algo totalmente distinto a los filmes animados. Tengo 20 años, tuve la suerte de crecer en la década de los 2000 y 2010, en donde las películas de Barbie eran muy populares. A mí paticularmente me gustaban mucho porque eran historias con protagonistas valientes, divertidas, tiernas, inteligentes y que podían vencer los males sin la necesidad de un príncipe, sino que con la ayuda de sus amigas.

Claramente a mis seis años de edad aún no entendía bien el mensaje que había detrás del hecho de poner a un hombre –Ken– como un accesorio o personaje secundario, pero sí sabía que Barbie y sus amigas podían lograr juntas cualquiera de sus objetivos.

Con el tiempo, Barbie fue perdiendo su popularidad y pasó a verse como un juguete superficial. Pero yo, que crecí viendo sus películas animadas, estoy convencida de que esta muñeca me dejó a mí y a tantas otras niñas de mi generación, algunas lecciones que están lejos de ser superficiales.

En esos años no había otras películas infantiles protagonizadas por mujeres que lucharan por sus objetivos. La mayoría se limitaban a ser rescatadas por un príncipe, como es el caso de las princesas Disney. Mi sorpresa fue que la película dirigida por Greta Gerwig me dejó dando vuelta la misma idea de los filmes animados que disfrutaba en mi infancia: la importancia de las amistades femeninas.

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No sé si habrá sido por las horas viendo Barbie, pero con mis amigas me siento más valiente que nunca. Actualmente estoy muy agradecida de las amigas que tengo, es un cariño similar al lazo entre hermanos, pero la diferencia es que lo que nos une no es la sangre, sino que la historia. Todas llevamos sobre nosotras la carga de ser mujer. Según Simone de Beauvoir, tanto mujeres como hombres son moldeados por la sociedad para cumplir determinados roles, mandatos y exclusiones, en el caso de las mujeres, la pasividad, sacrificio, debilidad, falta de independencia e incluso incapacidad intelectual. Nos hacen creer que necesitamos a un hombre para salir adelante. Pero Barbie me enseñó algo distinto, pues tanto en las películas animadas que vi de niña, como en el reciente live action, los personajes femeninos tienen ambiciones, sueños y metas que cumplir. No necesitan a un Ken o un príncipe azul que las rescate. Pero sí necesitan de la ayuda de otras mujeres, sus amigas.

Una frase que me hace mucho sentido del libro Todo lo que sé sobre el amor de Dolly Alderton, dice que “casi todo lo que sé sobre el amor lo he aprendido de mis amistades a largo plazo con mujeres”. El mundo cinematográfico animado de Barbie se acerca mucho a eso. Y aunque está lejos de ser catalogado como cine feminista, sus mensajes directos y entre líneas no nos hablan más que de feminismo. Por eso agradezco haber crecido viendo a esta muñeca y sus referentes de amistad femenina; mujeres fuertes, valientes, que saben lo que quieren y sobre todo que no están solas. Porque hoy mis amigas y yo creemos, al igual que Barbie y sus amigas, que juntas podemos vencer todos los males.

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