De a poco más personas buscan alternativas ecoamigables a sus productos de uso diario, y los de cuidado personal no son la excepción. Hablamos de implementos cuyos envases por lo general son desechables, o de contenido tóxico para el medio ambiente. De hecho, se estima que la industria cosmética produce anualmente más de 120 mil millones de unidades de envases a nivel mundial y la gran mayoría de aceites y conservantes que se utilizan provienen del mundo petroquímico.

No es sorpresa que la belleza sustentable surja como una alternativa para repensar el concepto de las rutinas de limpieza e higiene, significando no solo el uso de productos de origen natural, sino que además la utilización de implementos de origen ético y sostenible.

La emprendedora Francisca Cruz es hace tiempo consciente de este problema, y tras un viaje que comenzó hace cinco años, se propuso vivir de una manera ‘zero waste’, generando la menor cantidad de residuos posibles, reciclando y compostando: “En este viaje me empecé a dar cuenta de las muchas cosas que podía cambiar pero no sabía fabricar mis propios productos de cuidado personal”. Comenzó entonces a estudiar y a fabricar sus propias cremas, champús sólidos, desodorantes, y otros productos de cuidado de uso diario. En una primera instancia los compartió con familiares y amigos, y ahora ya tiene un emprendimiento a través del cual los comercializa, llamado Raíz.

Dentro de los valores de Raíz se encuentran los elementos que definen la belleza sustentable, ya que Francisca y su equipo se encargan de elaborar productos biodegradables, sin empaque innecesario y libre de etiquetas contaminantes. Asimismo, se encargan de disminuir lo más posible su huella de carbono.

En ese sentido, la belleza sustentable tiene que ver con entender que nosotros somos parte de un ecosistema y que por lo mismo, es importante que nuestros hábitos y decisiones no lo afecten por nuestros meros caprichos. Somos parte de un ecosistema pero no estamos en esta jerarquía administrando recursos, testeando en animales, entre otras cosas para poder conseguir un labial, una crema o un champú. La belleza sustentable tiene que ver con un equilibrio, con lo que aporto a mi cuerpo, a mi piel, a mis órganos más importantes, pero también al ecosistema en el cual yo estoy inmersa”, especifica Francisca.

Y es acá donde existe una diferencia importante entre la belleza natural y la sustentable, puesto que no hay que dejarse engañar por el llamado “lavado verde” de marcas que se hacen llamar naturales o eco friendly, pero que en realidad no cumplen con los criterios para ser realmente favorables al medio ambiente.

De acuerdo a la revista Sustainable Jungle, las etiquetas de los productos que cumplen con los criterios de la belleza sustentable son: libre de crueldad, es decir, que no ha sido testeado en animales; veganos, que no contengan ingredientes de origen animal o que haya significado la destrucción de selvas tropicales; sin productos tóxicos para el medio ambiente; y por ultimo, productos sin aceite de palma.

Por otro lado, dentro de la belleza sustentable se consideran otros aspectos como las prácticas sostenibles, como empaques cero residuo, abastecimiento ético de ingredientes y la gestión de residuos. La fundadora de Raíz explica: “Tanto la cosmética natural como la sustentable van a hacer bien a la piel en cuanto a composición de ingredientes, en comparación a una crema hecha con aceites minerales derivados del petróleo o un champú con parabenos o siliconas. La cosmética natural todavía sigue estando bajo los estándares de la cosmética industrial. Por ejemplo, siguen existiendo champús sólidos, pero envuelto en papeles plásticos. Todo lo que es cosmética sustentable en sí, trabaja desde el diseño del producto hasta incluso la post venta para poder generar el menor impacto posible”.

La belleza sustentable recién está tomando su camino y de a poco cada vez son más las personas que son conscientes de este problema, optando por productos que cumplan con algunos de los requisitos de este estilo de vida y ejerciendo un consumo más consciente.