Betty la fea: Cuando una teleserie envejece mal
Hace veinte años atrás, cuando era una adolescente, amaba ver teleseries. Me parecía fascinante prender la tele a las ocho, todavía con el uniforme del colegio puesto, para abstraerme en una ficción televisiva tomando leche con chocolate y comiendo pan con palta frente a la pantalla. Una de las que más recuerdo haber disfrutado fue Betty la fea. Algo había en ese personaje que se volvía adictivo, quizás el esperar con tantas ansias el momento en que Betty se arreglara y pudiera demostrar su verdadera belleza detrás de esa horrible chasquilla brillante, frenillos, anteojos gruesos y ropa de vieja.
Esperaba capítulo a capítulo, con la ilusión de que finalmente su jefe, Don Armando, se enamorara de ella. Y qué decir del “cuartel de las feas”, ese grupo de amigas discriminadas por bajas, viejas, chicas o gordas que luchaban contra la “peliteñida”, una secretaria regia, rubia y tonta que aseguraba haber estudiado seis semestres de finanzas, pero que con suerte contestaba el teléfono. Creo que Betty fue parte importante de mi cultura dosmilera, y no solo para mí: fue un éxito en toda Latinoamérica. Su guión, además, fue adaptado en 28 países, desde Polonia hasta la India y Vietnam. Hasta su canción Se dice de mí fue nominada a un Grammy Latino. Por eso, desde que Netflix subió la teleserie completa, con mucha nostalgia la veo cada tarde, mientras tomo once, para recordar aquellos tiempos. Pero, así como cuando visitamos los lugares de la infancia y nos desilusionamos al ver que no son tan grandes o magníficos como los recordábamos, Betty la fea tampoco es la misma.
Y es que me encontré con un mundo misógino y feofóbico que objetiviza a la mujer, que normaliza los acosos sexuales y la explotación laboral. Con personajes clasistas, racistas, homofóbicos, que replican estereotipos de género, sin culpa alguna. A la fea se la humilla, a la bella se la caza para colección, y todas dan vueltas desesperadas por un marido con plata. Por supuesto que la disfruto (¡sigue siendo muy entretenida!), pero mi despertar feminista no me permite obviar esa violencia. ¿Realmente era tan hostil y abusivo el mundo con las mujeres hace veinte años? ¿Cuánto de esa violencia habrá permeado en mí y cuánto habrán cambiado los referentes televisivos actualmente?
Para los que no la conocen, Betty es una brillante economista, fea y torpe, que entra a trabajar de secretaria a una casa de moda. Su aspecto desagradable para los dueños la convierte en blanco de humillaciones y la hace estar en el último escalafón social, aun cuando es la mano derecha del gerente. Este hombre, del cual ella está profundamente enamorada, manipula a Betty emocionalmente, haciéndole creer que siente algo por ella para que lo ayude a salvar la empresa de su gestión negligente. Betty termina convirtiéndose en la verdadera sostenedora y salvadora económica de la compañía, pero no es reconocida por sus pares ni logra conquistar el verdadero amor de su jefe, hasta que mejora su look y se vuelve bella.
La periodista Pamela Pérez tenía nueve años cuando vio y disfrutó Betty la fea. Ella es parte del equipo de La rebelión del cuerpo, organización que se dedica a concientizar cómo los roles y estereotipos de género impactan en la construcción de identidad de las mujeres. En ese entonces no se cuestionó su contenido, porque era una niña, pero veinte años después, y con mucho feminismo bajo el puente, se sorprende de la violencia implícita. “La teleserie refuerza demasiados estereotipos de género. Por una parte, vemos a la mujer fea pero muy inteligente, entendiendo el concepto desde lo no hegemónico, y por el otro, las mujeres lindas pero tontas. La trama nos dice además que el amor es lo más importante para una mujer y que si eres fea no vas a poder conseguirlo. Entonces tienes que cambiar tu look y tu forma de ser para poder gustarle a alguien. Y eso es muy violento.”
¿Cómo puede afectarnos una teleserie y la televisión en general en nuestra educación en la infancia y adolescencia?
Las teleseries en general tienen un alto impacto en los televidentes y en la cultura. Hasta el día de hoy recordamos frases y personajes de teleseries que nos marcaron a nosotras y marcaron tendencia en su época. No es casualidad que en la campaña del Apruebo hayan salido personajes icónicos de los 90 y 2000. Es un medio de comunicación súper importante, uno de sus fines es educar y por eso tienen una gran responsabilidad en los contenidos que muestran. Hay niñas, niños y adolescentes que se crían viendo televisión todo el día y probablemente vayan a repetir las conductas que ven ahí. Por eso es importante que se trabaje con perspectiva de género, para no seguir reproduciendo estos estereotipos.
María Elena Aguirre, conocida como Nené, fue directora del área dramática de Canal 13 cuando emitieron Betty la fea en esa misma casa televisiva. Hoy recuerda esa historia, sin escandalizarse mucho. “No es que fuera algo tan peyorativo en esa época, lo que pasa es que hemos cambiado. Es muy difícil comparar lo que pasaba en ese momento a lo que vemos después de que la sociedad se ha ido abriendo. Nosotras teníamos otra mirada, ahora vivimos en una sociedad nueva, distinta, y me alegro que así sea. Ahora nos parece algo inimaginable centrar una historia en la fealdad, cuando la vemos casi nos morimos, pero no solo con esa teleserie, sino con todo. Los chistes que se hacían en el Festival de Viña, cómo se trataban los personajes LGTBI+. Muchos líderes y jefes que teníamos en esa época estarían presos si tuvieran las actitudes de entonces. Antes no nos molestaban porque era la forma en que nos relacionábamos, era otra sociedad”, dice.
Para Nené esa forma de ver a la mujer en las producciones dramáticas ha evolucionado, sobre todo en las teleseries nacionales. “Los guionistas han empoderado a la mujer. Ahora hay distintos tipos de personajes, mujeres más fuertes y poderosas. Ya no está la ciega que llora sobre el velador esperando a que el príncipe la salve y la haga feliz. Y si lo está, se critica. Se muestra como algo anticuado”.
Pamela de La Rebelión del cuerpo, a pesar de que también reconoce que la televisión ha evolucionado, no es tan optimista y aún ve con suspicacia las producciones actuales. “La televisión en general ha tenido una evolución, pero ha sido muy lenta. No sé si las producciones dramáticas han mejorado mucho su contenido. Hay un esfuerzo por integrar otros temas y personajes, pero siguen replicando el estereotipo del amor romántico, con historias terribles donde el amor todo lo puede. Muestran el sufrimiento como parte de las relaciones y muestran conductas tóxicas como normales. Si bien ha evolucionado, le falta mucho para poder hacer contenido con perspectiva de género.”
¿Cuánto ha influido el feminismo en esta evolución?
El movimiento feminista ha sido fundamental para los pequeños cambios que se han realizado. Ha sido el responsable de que los canales se regulen un poco. Quizás por miedo a la funa o a la reacción del público. Recién ahora le están tomando el peso al movimiento, pero falta harto. No sé si será algo genuino, si realmente les interese interiorizarse en el feminismo, pero al menos se están produciendo cambios que vienen desde ahí, desde lo que pedimos como mujeres actualmente.
¿Qué consejo le darías a Betty hoy?
Eres inteligente, eres valiente y eres capaz. Nunca dejes de dar tu opinión ni de expresar tu sentir porque eres valiosa. La belleza no es todo en la vida.
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