Bitácora de un puerperio

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“Semana uno posparto. Son las siete de la noche y se siente como si fuera de madrugada después de ir a bailar toda la noche en año nuevo. No logro comprender aún sus gestos y adivinar qué quiere.

Semana dos: El misterio de los calcetines desaparecidos de mi hijo tiene una culpable ¡Soy yo! En lugar de botar los pañales, estoy botando también los calcetines a la basura. Mi cerebro está en llamas y mi corazón roto porque mi bebé aún no recupera su peso.

Semana tres: Llevo tres semanas aprendiendo a ser mamá y creo que ser perfeccionista me juega en contra. Antes de tener a mi hijo contraté todas las asesorías de maternidad y en la práctica creo que perdí dinero. Abracé la lactancia mixta y Matías ya recuperó su peso. Estoy más tranquila...

Semana cuatro: Dejé de estresarme con lo que me enseñaron las asesoras y le hice caso a mi instinto. Ya estamos comprendiendo mejor a nuestro hijo y me atreví a salir a tomar un café con una amiga luchando con no sentirme culpable por salir sola. Mi compañero y marido me dice que el bebito y él durmieron plácidamente y que estoy más bonita.

En mi mente lucho con la idea de mamá perfecta y me doy cuenta que salir no solo ayuda a mi salud mental, sino que también contribuye a tener una mejor dinámica familiar. Tengo tantas emociones e ideas que comienzan a aflorar. Noto que cada vez que salgo sola aprovecho al máximo ese tiempo para mí, la ida al supermercado se convierte en quince minutos para manejar escuchando música y cantando como si estuviera en un karaoke en Japón.

Traté de meditar en la siesta de mi bebé pero me duermo en el intento. Descubrí que yo me relajo escribiendo. Tengo tantas ideas en este loco puerperio y día a día las escribo. Lo que comenzó con un boceto se está convirtiendo rápidamente en un manuscrito. Sus personajes: un pulpo y un cubo de hielo. El pulpo me representa en mi estado actual, haciendo malabares con mis tentáculos diariamente para lograr hacer todo lo necesario y lo que yo necesito. El cubo de hielo viajero también me representa, pero antes de ser madre, viajando por el mundo como mochilera. Este cuento infantil es la realización de quién soy ahora, la mezcla de dos mundos que hacen una sincronía perfecta ante la mirada del ser más maravilloso, mi hijo.

Gracias puerperio, te abracé en el caos y me permitiste crear. Nunca había estado tan conectada con mi instinto como ahora. Abrazo la locura de esta etapa como un pulpo y nace mi versión como autora”.

** Cecilia Lizama (@cecilializama) tiene 35 años, es emprendedora y también escritora. “Heke y el Cubo de Hielo que se escapó de la Antártica”, es su primer libro infantil, el que escribió durante su puerperio.

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