Blonde, ¿tributo o victimización de Marilyn Monroe?

blonde paula



Desde su estreno a inicios de septiembre en el Festival de Cine de Venecia y luego en el catálogo global de Netflix, Blonde –una película sobre la mítica Marilyn Monroe– ha generado distintas controversias y reacciones. Basada en una novela homónima de la escritora Joyce Carol Oates publicada en el año 2000, la obra ficcionaliza la vida de la actriz y se detiene en los episodios más oscuros de su vida, marcada por la ausencia de su padre, los abusos y su trágica y misteriosa muerte a los 36 años.

La cinta de Andrew Dominik ha dividido a la crítica especializada: algunos han aplaudido su propuesta estética, y otros han rechazado la visión del cineasta australiano sobre la icónica Marilyn. Ha habido eso sí consenso sobre la dureza de la película: son casi tres horas donde priman las escenas de maltrato, violencia y desnudos. De hecho, una crítica del diario británico The Guardian comparó la cinta con otras producciones donde se reduce la imagen de mujeres famosas y exitosas a “cuerpos sexualizados y traumatizados”. Según ella, “es hora de dejar de ‘examinar’ la explotación de las celebridades femeninas metiéndoles cámaras en las faldas”.

Otra crítica de la revista Time asegura que el director solo se concentra en el estado de víctima de Marilyn, dejando poco espacio para su persona y su talento abrumador que la llevó a ser un ícono inmortal. “Blonde no deja espacio para la multidimensionalidad de la Marilyn de la vida real, su capacidad para el deleite y sus profundas depresiones”, escribe.

Según la revista Volcánica, especializada en temas feministas, esta cinta es un claro ejemplo de male gaze. Este término fue acuñado en 1975 por la teórica del cine Laura Mulvey en un ensayo que describía una forma de hacer cine donde las historias se narran desde una perspectiva heterosexual y patriarcal y en las que el hombre es activo y lo femenino se relaciona con lo pasivo. La mujer, bajo esta mirada, queda relegada a un espacio de objeto sexual donde es observada. En la cinta, asegura la revista, se acentúa la figura de un padre ausente idealizado que infantiliza a la protagonista. También se recurre constantemente a un arquetipo de mujer que obtiene poder y éxito a cambio de sexo, y la historia está construida bajo una óptica que objetiviza el cuerpo de la actriz.

Para María Francisca Torres Pacheco, periodista y comunicadora especializada en género y derechos humanos, es evidente que la película se narra bajo una visión masculina. “Es cierto que cumple con su objetivo de mostrarnos a una Marilyn frágil y rota, a la que le pasaron muchas cosas, y también enseña que había una persona real detrás de esta sensual actriz, pero la cinta nos deja solo a una mujer cuya única identidad pareciera ser víctima de algo”, dice. Según Torres, se falló en el objetivo de mostrar el lado más humano e imperfecto de la actriz. “Se trató de una forma muy cruda que creo que también acaba afectando a la actriz de la película, Ana de Armas. Hay desnudos y violaciones que no aportan narrativamente a la historia”, agrega.

Antonella Estévez, académica, periodista de cultura y editora de CineChile, asegura que es importante entender que toda película es una ficción, incluso aquellas basadas en datos históricos. “No olvidemos que Blonde está basada en una novela que ya ficciona la vida de Marilyn Monroe. Lo primero que hace ruido para los y las espectadores ante cualquier biopic es la comparación entre la fantasía que yo tengo respecto al personaje y lo que este discurso en particular está sucediendo”, dice. “Me parece súper comprensible que a mucha gente no le haya gustado Blonde porque no calza con la imagen y fantasía que ellos tenían de Marilyn”, agrega. Para Estévez, la cinta de Dominik tiene una mirada de autor muy presente y logra una propuesta cinematográfica interesante a pesar de que no se centra en la obra de Marilyn Monroe. “Se centra en sus problemas profundos de aceptación a la figura paterna y luego en su relación con los hombres, pero aun así la película tiene varios momentos donde se establece con muchísima fuerza que ella era una gran actriz”, dice.

Faltó perspectiva de género

En el momento del estreno de esta película, muchas mujeres en Estados Unidos estaban aún digiriendo la reciente anulación de la sentencia Roe vs Wade, que despojó al aborto de las garantías constitucionales y lo dejó en competencia de cada estado, un retroceso histórico en la lucha por los derechos de la mujer. La película narra cómo Monroe sufre dos abortos ilegales contra su voluntad y muestra a los fetos, diseñados con efectos visuales y completamente formados, que le hablan. Esas escenas alertaron a la organización Planned Parenthood que declaró que “respeta la libertad y las licencias artísticas”, pero que “las imágenes falsas solo sirven para reforzar la desinformación y perpetuar el estigma en torno a la atención de la salud sexual y reproductiva”. Según la ONG, “todos los resultados del embarazo (especialmente el aborto) deben representarse con sensibilidad, autenticidad y precisión en los medios de comunicación. Todavía nos queda mucho trabajo por hacer para garantizar que todas las personas que abortan puedan verse en la pantalla”. Algo con lo que concuerda María Francisca Torres: “en la vida real Norma Jean –nombre de nacimiento de Marilyn Monroe– deseaba mucho la maternidad y efectivamente tuvo conflictos con los abortos, pero independiente de eso, a la manera de abordarlo en la película le  faltó perspectiva de género”, dice.

Y es que a pesar de todas las cosas que le pasaron, Marilyn logró convertirse en la principal estrella de Hollywood: en 1954 fundó su propia productora con la ayuda del fotógrafo Milton Greene, una decisión que la enfrentó con la poderosa 20th Century Fox; abogó por la igualdad salarial, incluso abandonando un rodaje al enterarse de que a su coprotagonista Frank Sinatra le iban a pagar muchísimo más. Dos años antes, había sido pionera en denunciar el acoso sexual en un artículo periodístico titulado Los lobos que conocí. “Marilyn fue una profesional que se perfeccionó constantemente, fue defensora de los derechos civiles, fue productora. Esa Norma Jean no fue relevante para el director”, concluye.

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