Boipeba, la isla del relajo

Un palafito que funciona como bar en medio del agua, quioscos playeros donde cocinan exquisitas langostas y buceo en un cristalino mar que ofrece 20 metros de visibilidad. Esta desconocida isla brasileña es el nuevo paraíso.




Paula 1085. Sábado 17 de diciembre de 2011.

Un palafito que funciona como bar en medio del agua, quioscos playeros donde cocinan exquisitas langostas y buceo en un cristalino mar que ofrece 20 metros de visibilidad. Esta desconocida isla brasileña es el nuevo paraíso.

En medio del mar turquesa hay un bar que se sostiene en palafitos en el que, además de caipirinhas, se ofrece ostras recién sacadas del agua mientras el sol se esconde. La escena paradisíaca no es una fantasía, sino que ocurre en la playa de Canavieras, una de las maravillas que forma parte de la isla Boipeba. En esta localidad –ubicada a pocos kilómetros de Salvador de Bahía–, no circulan autos y parece que el apuro todavía desconoce el lugar. En Boipeba todo es arena blanca, mar turquesa cristalino, palmeras, hamacas, descanso y silencio. La isla Boipeba es la vecina desconocida del Morro de São Paulo. Con kilómetros de playas desérticas, en 1999 fue reconocida por la Unesco como Reserva de la Biósfera y Patrimonio de la Humanidad. Con apenas 90 metros de superficie, Boipeba puede ser recorrida fácilmente caminando, pero para quienes toman el verbo descansar al pie de la letra, hay un paseo en lancha que recorre toda la isla y que llega –además del bar de las ostras– hasta las piscinas de Moreré, unas lagunas naturales que se forman cuando la marea baja, instaladas entre los corales y arrecifes de la costa de la isla. Otro recomendable de la isla es bucear entre sus corales. Es ideal hacerlo entre los meses de noviembre a abril. Protegida por arrecifes, la isla entrega visibilidad de hasta 20 metros de profundidad y se puede observar la vida marítima de tortugas, peces y hasta delfines. Para la hora de comida, un imperdible es comer la langosta del señor Guido, uno de los residentes más antiguos de Boipeba y quien tiene una barraquinha (quiosco) en la playa de Cueira. Los nativos afirman que es la mejor langosta de la isla. Para finalizar el día, la sugerencia es descansar en una hamaca, un clásico para locales y turistas que corona el relajo que inspira Boipeba.

Cómo llegar: LAN tiene vuelos diarios a Salvador. Desde ahí, la opción más rápida es contratar otro vuelo particular de la empresa Addey que sale del aeropuerto de Salvador y llega al extremo sur de la Tinharé. US$800 por persona.

Dónde dormir: Hay diversas pousadas en la isla, todas conservando el estilo lugareño de Boipeba. Una de las más recomendadas es la Boipeba Ecco Lodge, un hotel boutique amigable con el medio ambiente, que queda justo donde la playa Boca da Barra se encuentra con el Río do Inferno. www.boipebaecolodge.com.br.

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