"El cáncer de mama es rosa en mí y en todas las mujeres que pudimos ver crecer a nuestros hijos, porque no recaímos, porque tuvimos todo el tiempo para curarnos y los tratamientos adecuados. Pero eso no pasa en la gran mayoría de los casos, y entonces ya no es rosa". Con esta frase Alejandra Toro, integrante de la Fundación RASA Colombia, quien además fue diagnosticada de cáncer de mama, partió su presentación en el seminario para medios latinoamericanos sobre Cáncer de Mama Metastásico, que se realizó en Bogotá y al que revista Paula fue invitada.
Alejandra hace referencia al color rosa característico en las campañas que se realizan cada año, en octubre, para concientizar sobre la importancia de la detección temprana. Una cruzada que si bien ha logrado algunos avances, aún es insuficiente y las cifras así lo confirman: sigue siendo el cáncer más frecuente en las mujeres y es la segunda causa de mortalidad en este género. Una de cada tres pacientes diagnosticadas fallece. "Se ha logrado un gran progreso en el diagnóstico, el control y los resultados del cáncer de mama en fase inicial; sin embargo, aún existen grandes deficiencias en el tratamiento y el control del cáncer de mama avanzado", explica Bertha Aguilar, de la fundación Salvati, México.
De los cerca de dos millones de casos que se reportan cada año en todo el mundo, el 6% presenta enfermedad metastásica al momento del diagnóstico inicial, es decir que el cáncer ya se diseminó a otras partes del cuerpo como los pulmones, el cerebro, el hígado y los huesos. Y además, aunque muchas de las mujeres son diagnosticadas tempranamente, el riesgo de metástasis continúa. Casi el 30% de las mujeres diagnosticadas en estadios tempranos del cáncer progresan a enfermedad metastásica. Por eso los esfuerzos de especialistas de la región se han concentrado en cómo mejorar la vida de estas pacientes.
Nuevos tratamientos
Aunque en Latinoamérica la incidencia de esta enfermedad es más baja que en los países desarrollados (56,8% versus un 84% en Norteamérica), la tasa de mortalidad es incluso mayor (13,4% en L.A. versus 12,6% en N.A.), lo que deja en evidencia que en nuestra región hay menos acceso a mejores tratamientos. El doctor Luis Corrales, del Centro de Investigación y Manejo del Cáncer de Costa Rica, explica que uno de los cambios importantes en la administración de la enfermedad es que se comenzó a diferenciar entre temprana, localmente avanzada y metastásica. No solo en el diagnóstico sino que también en el manejo de estos pacientes. "Antes se pensaba que había un solo tipo de cáncer de mama y ahora se sabe que hay muchos, y que esto nos permite identificar la evolución de la enfermedad y diferentes opciones de tratamientos", dice.
El cáncer avanzado o de estadio IV, como se llama técnicamente, a diferencia de los anteriores (I, II y III) no es curable. "Para nosotros llegar a este diagnóstico no significa que no hay nada más que hacer. Muchas mujeres tienen opciones de sobrevida a largo plazo, debido a que cada vez estamos individualizando más a las pacientes", dice el doctor Corrales, quien además muestra algunas cifras de Estados Unidos (en Latinoamérica aún no hay consenso sobre los números) que demuestran que el 22% de las pacientes que han sido diagnosticas con cáncer metastásico están vivas al quinto año. Chile es de los países de la región que presentan las mejores cifras. En 1999 un 20,7% de los diagnósticos de cáncer de mama estaba en el estadio IV, mientras que en 2003 se redujo considerablemente a un 5,1%, cifra que se ha mantenido.
Cuando se llega a este diagnóstico se sabe que no es posible curar la enfermedad, pero sí se puede controlar con un tratamiento paliativo. "Esta palabra tiene una connotación muy negativa; la gente inmediatamente piensa que se va a ir a morir a la casa y no es así", cuenta el doctor. Y agrega: "Hemos logrado contrarrestar los síntomas producidos por el tumor, mejorar el tiempo de vida -llegando en ocasiones incluso a más de 10 años- y por sobre todo la calidad de vida".
Alexandra Guarín, directora médica de Pfizer Oncología para Latinoamérica, complementa: "Estas terapias no son inocuas, pueden llegar a ser agresivas. Por eso nos hemos concentrado en conseguir el balance perfecto entre la eficacia que tienen y la toxicidad, para que las pacientes vivan mejor el tiempo que les queda".
Ver crecer a los hijos
La Alianza Mundial del Cáncer de Mama Avanzado (ABC Global Alliance, por sus siglas en inglés), una plataforma para todos aquellos interesados en colaborar con proyectos relacionados con dicha enfermedad, fijó diez objetivos claros para llevar a cabo mejoras globales en el cuidado y la supervivencia del ABC para el 2025. Entre ellos están: duplicar la tasa media de supervivencia general de las pacientes a 4 años por lo menos; mejorar la disponibilidad a datos de resultados para la enfermedad; mejorar la calidad de vida de los pacientes; aumentar la disponibilidad y el acceso a la atención multidisciplinaria, y proporcionar herramientas de información específica y precisa.
El primer punto es clave y así lo evidencia la experiencia de Alejandra Toro. "Cuando a mí me dijeron que tenía cáncer, inmediatamente pensé en todo lo que no iba a poder ver con mis hijos. Cuando entraran al colegio o cuando hicieran su primera presentación. Por eso es importante sensibilizar a los médicos tratantes y a las mujeres, y decirles a las personas que han avanzado en la enfermedad que aunque no se curen, hay tratamientos que les pueden permitir estar hasta 8 o 10 años vivas. Dejar al hijo ya no de 4 años sino que de 10, 12 o 14 es muy importante para una mamá", concluye.
Tratamientos hormonales
En los últimos cinco años los avances en este tipo de cáncer se concentran en dos tipos de tratamiento: hormonal y HER2. "Existen muchos subtipos de cáncer de mama, hay algunos de ellos que tienen receptores hormonales que son como unos 'switches' que lo que hacen es prender la célula para que crezca y para que el tumor se haga más grande o se vaya a otros sitios. El tratamiento hormonal y el de HER2, lo que hacen es apagarlos para que el cáncer no siga avanzando", explica el doctor Corrales. El uso de estos tratamientos puede prolongar la vida de 4 meses hasta 10 años.