Carlos Cabezas introduce a la imparable Laurie Anderson
Cercana a completar las siete décadas de vida, la norteamericana Laurie Anderson sigue tan creativa y experimental como en los años 70, cuando fue pionera de la música electrónica e inspiró a músicos de todos los rincones del mundo, como el chileno Carlos Cabezas, que en este texto la homenajea.
Paula 1128. Sábado 17 de agosto 2013.
Cercana a completar las siete décadas de vida, la norteamericana Laurie Anderson sigue tan creativa y experimental como en los años 70, cuando fue pionera de la música electrónica e inspiró a músicos de todos los rincones del mundo, como el chileno Carlos Cabezas, que en este texto la homenajea.
El uso del texto, el recitado de historias y las atmósferas sonoras que le dieron ese sello inconfundible a la música de Laurie Anderson en los ochenta fueron muy estimulantes creativamente para mí, que por esos años empezaba a hacer música. Me interesó su manera sutil y elegante de exponer su visión crítica de la sociedad norteamericana y su película-concierto Home of the brave, de 1985, una mezcla de electrónica, visualidad y performance, me voló la cabeza. Ella, que es violinista de formación, planteó con mucha claridad y propiedad otra forma de hacer música. Una que no depende necesariamente de destrezas instrumentales o compositivas, sino de plantear la música como una herramienta para contar historias, más que un medio para exhibir virtuosismo instrumental. Para mí, que no estudié música y no soy diestro en ningún instrumento, su visión de lo que esta es fue fundamental.
"De Laurie Anderson no solo admiro la identidad que tiene su trabajo, sino también la capacidad que ha tenido para convocar y trabajar con personas de distintos ámbitos y talentos como William S. Burroughs, Philip Glass, Frank Zappa, Timothy Leary, Peter Gabriel, John Cage, Allen Ginsberg, John Zorn, Lou Reed y un largo etc.", dice el músico Carlos Cabezas.
A sus 66 años, Laurie Anderson sigue siendo una mujer con una energía inagotable y con gran soltura para moverse en la intersección de los límites de distintas disciplinas artísticas. Aunque es la música la que le ha dado más renombre, ella estudió Historia del Arte en Barnard College y Escultura en Columbia, y siempre se agradece lo que una visión artística más amplia puede aportar a la música. Ese entrecruce de distintas disciplinas creativas es lo que la ha llevado a generar nuevos espacios estéticos, sin ningún temor a ir demasiado lejos en la búsqueda de nuevos lenguajes y espacios sonoros, llegando incluso a inventar instrumentos, como un violín intervenido con cinta de grabación y un cabezal de grabadora, además de su famoso talking stick, una especie de bastón con botones –un controlador MIDI–, que obliga a todo el cuerpo a participar en la interpretación del instrumento. Con la gran vitalidad y fuerza que da vivir desde el arte, todo indica que la incandescente Laurie Anderson tiene para rato en lo que a trabajo creativo se refiere. Hace algunos años fue nombrada la primera mujer artista en residencia que ha tenido la Nasa –pasó un año allí comisionada para crear una pieza multimedial relativa a la Luna– y para adelante tiene un calendario lleno de actividades que nos asegura que la seguiremos escuchando. Por venir ya tiene agendadas presentaciones en Polonia y Estados Unidos, en diferentes formatos. Solo hay que seguirle los pasos en www.laurieanderson.com
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