No hablar de prácticas “normales” o “anormales”. Cambiar la lógica de que la sexualidad está prohibida. Usar otras palabras: juguetes sexuales, debut o inicio de vida sexual en lugar de “consolador” o “pérdida de la virginidad”. Cómo nos referimos a la sexualidad, dice Catalina Ramírez (44), es fundamental para romper con las prohibiciones en torno a este tema.

De eso, Cata -como le gusta que la llamen- sabe bien. Comunicadora y educadora sexual, ghostwriter de Japi Jane y especialista en sexualidad humana, desde hace meses es también la co-conductora del exitoso podcast Hoy día te toca, de Podium Podcast, junto a Nicolás Aguirre. En el programa, ambos conversan íntimamente sobre temas como sexo y salud mental, juguetes sexuales, penes, vaginas, fantasías eróticas, orgasmo, ser trans y educación sexual.

“Jamás pensé que íbamos a agarrar tanto vuelo”, dice Cata, en una cafetería cerca de Ibero Americana Radio Chile, en Providencia. “Pensé que nadie se iba a interesar en nosotros, porque no éramos rostros, ni conocidos y porque siempre he pensado que la educación sexual en Chile es bastante de nicho. Yo creía que salvo excepciones puntuales, al resto de las personas directamente no les interesaba hablar de estos temas”, cuenta.

Muchas personas le han escrito a ella y a su co-hoster en redes sociales: “Me dicen ‘oye, he aprendido un montón’, ‘gracias por abrir este espacio’, ‘ya me he devorado todos los capítulos’, ‘lo escuchamos con mi mamá, ‘lo escuché con mi hijo adolescente’, “¡qué bueno que tocaron este tema!’... Nos llegan hartos mensajes validando lo que nosotros estamos haciendo, jamás pensé que podría pasar algo así”.

También creyó que, después de hablar de deseo, orgasmo, masturbación y juguetes se les acabarían los temas a tratar. Pero hoy ya llevan 36 capítulos y tienen vislumbrados una lista con “decenas” de otros temas para los auditores.

-¿Crees que el interés que el podcast generó tiene que ver con que sigue siendo un tabú hablar de sexualidad en Chile?

-Yo creo que hablar de sexualidad genera más incomodidad a que sea un tema tabú, porque se trata de abrir la intimidad propia y escuchar la del resto, parece que no queremos hacerlo. Pero la sexualidad es lo que somos y cómo nos movemos en el mundo desde nosotros mismos, también en relación con los demás y en relación con nuestros afectos. Por eso abrimos este espacio donde nosotros, de manera honesta, decimos que no somos expertos. Lo somos en el sentido que nos interesa mucho el tema, nos encanta, pero también decimos todo desde un lugar de ‘no me las sé todas’. Ahora, solamente con abrir el diálogo empieza una retroalimentación que es hermosa, sobre todo porque vivimos nuestra sexualidad y el desarrollo de nuestra sexualidad de manera súper solitaria.

-¿Cómo dirías que es la relación que Chile tiene con la sexualidad?

-Chile tiene una relación muy tensa con la sexualidad. Como que queremos, pero no podemos o queremos y no nos atrevemos a hablar sobre esto.

-¿Por qué crees que esto ocurre?

-No nos atrevemos porque la sexualidad en Chile está teñida de mucha exigencia, es algo que nosotros decimos harto en el podcast, de este guion rígido, por ejemplo, de “cómo debieran verse los cuerpos en el sexo”, “cómo debiera ser tu rendimiento en la cama” o “cuáles son las prácticas normales”, esta pregunta que está siempre en la prensa “cuál es la frecuencia normal…”.

-¿Se puede hablar de normalidad en esta materia?

-O sea… No hay normalidad, pero parece que hemos estado regidos por esta “normalidad”, este guion que es muy estricto. Es difícil adaptarse porque así como somos miles de millones de personas en el mundo, hay esa misma gran cantidad de sexualidades y de maneras de vivir el placer.

Educación sexual

-En el podcast ustedes hablan mucho de educación sexual. Pareciera ser que esta, en Chile, hasta hace poco era entendida de dos formas: una casi como un porno mainstream y otra como por un lado de la perversión…

-Es cierto que esta apertura sexual que en algún momento hubo en Chile tenía que ver justamente con este porno mainstream del que hablas. Parecía que Chile era abierto porque en la televisión estaban programas como Morandé con Compañía que mostraban tetas y había programas de destape, pero era una cosa súper cosmética, sin ningún tipo de contenido de fondo. Por otro lado, también están todos estos grupos que son ultraconservadores que parece que no entienden muy bien qué significa la educación sexual integral (ESI). Dicen “¿por qué les van a enseñar a los niños sobre educación sexual cuando están en kínder?”. Tienen en su cabeza que les vamos a enseñar cómo tocarse, cómo penetrar.

-¿Cómo posicionarse sobre ESI ante esas visiones?

-Nosotros lo que estamos proponiendo y lo que estamos tratando de hacer es sobre todo explicar que la sexualidad es un elemento de la vida que es muy amplio y que tiene que ver con los afectos, que tiene que ver con los sentimientos. La sexualidad tiene que ver con quién tú eres, todo lo que eres tiene que ver con eso, cómo experimentas la vivencia de ser mujer, ser hombre, ser trans, ser no binario, lo que sea que tú decidas ser, lo que tú quieras ser o lo que tú eres. El tema de la orientación, el tema de tus cuidadores cuando eres pequeño, cómo aprendes a amar… Desde ahí vamos mostrando todo.

-Por ejemplo…

-Por ejemplo, para los niños, explicarles cuáles son las partes de los cuerpos, cómo prevenir el abuso. Es igual que en las matemáticas: no le vamos a enseñar a los niños a hacer divisiones en kínder, les vamos a enseñar los números, lo mismo pasa con la sexualidad, no le vamos a enseñar a los niños qué es un orgasmo, pero sí les vamos a enseñar que las niñas tienen vulva, que los niños tienen pene, cómo limpiarse, cómo cuidarse y el consentimiento.

-Además, incluso si se busca ocultar la sexualidad a los niños, lo cierto es que nuestros cuerpos no están regidos por edades. Es decir, la sexualidad no parte cuando cumples los 18 años.

-Sí, el desarrollo de lo erótico está desde que somos muy pequeños. El cuerpo es una fuente de placer desde que somos muy niños, a lo mejor no con esta idea de pareja o de coito, pero sí muchos niños pequeños se masturban desde que van en primero básico. No con esta visión adulta, sino que me froto el clítoris solamente porque se siente una coquilla rica, como cuando me acaricio el lóbulo de la oreja o me chupo el dedo. Por eso nos interesa de sobremanera dejar en claro en el podcast que la sexualidad está en todas las áreas.

Exponerse ante los demás

-En el programa ustedes hablan desde una vereda muy personal, basada en sus propias experiencias o la de personas cercanas. ¿Crees que eso está ayudando a hablar de sexualidad ?

-Sí, de todas maneras, ser como voceros de nuestra propia intimidad sin duda ha generado mucha identificación. Tiene que ver con lo que te decía al principio, hay esta idea de crecer con nuestra sexualidad en soledad, es terrible porque todo el rato estás pensando ‘soy un fenómeno, solo me pasa a mí’ o ‘tengo un problema’. Entonces cuando nosotros ponemos sobre la mesa nuestras propias cosas, al parecer les quitamos un peso de encima y nosotros también nos liberamos.

-¿Cómo ha sido contar tus propias historias?

-Igual me ha costado. A mi compañero de edición a veces le he dicho ‘amigo, corta esa parte porque parece que me pasé y dije algo que no quiero que escuche mi mamá o mi hijo’…

-¿Dónde está el filtro?

-Que no vaya a involucrar a otras personas. Yo me separé hace más de un año y esas historias, por ejemplo, yo no las llevo al podcast por respeto a mi expareja.

-Existe un estereotipo que plantea que las mujeres no hablan de sexualidad y de sexo. ¿Cómo te sientes hoy, siendo mujer y posicionándote públicamente sobre estos temas?

-A mí me encanta. Ahora, pasan dos cosas: una es esa que dices tú, el tema del estereotipo porque todavía está muy fuerte esto de que hay mujeres para casarse, hay mujeres para tirar y para hueviar y claro, cuando uno se muestra muy abierta -como es mi caso, inevitablemente llegas a esa cajita, la cajita de la mujer buena para el leseo. Yo en lo personal no quiero develar tanto por una cosa de autocuidado también: no quiero parecer esta mujer ultra caliente porque no lo soy.

-¿Cómo cuidan en el programa para no caer en estereotipos, por ejemplo, de ser un o una sex machine?

-Primero desde lo más estratégico no hablamos nunca de normalidad. La sexualidad no es lineal y no es rígida. En todos estos relato personales hemos podido contar que hay momentos en que estamos en cierta versión de nosotros mismos o atravesando cierto escenario. Nosotros presentamos la sexualidad como una cosa fluida y que está intervenida por todo lo que te está pasando en la vida, entonces está bien si en algún punto estás encontrándote con tu pareja tres veces a la semana, pero también está bien –es justificable- que en otro punto de tu vida te encuentres con esa persona una vez al mes o si estás en un período de duelo o de soltería puede que eso pase una vez al año.

Sexualidad y mujeres

-¿Cómo dirías que las mujeres nos estamos relacionando hoy con la sexualidad?

-Creo que hay una dualidad: por un lado hay una apertura hacia esto y un conocimiento de los orgasmos, del potencial de placer. Por otro, esto también se ha vuelto una exigencia. Las mujeres en los últimos 100 años somos quienes hemos hecho más ajustes en nuestra vida en relación a nuestros compañeros hombres. Pasamos de ser criadas para ser esposas y madres sumisas, a ser hoy todo eso y más. Todo este bombardeo de la crianza respetuosa, el tema del empleo, ser exitosa en nuestro trabajo, destacarnos en los lugares donde nos desarrollamos, ser buenas parejas… ¡Y también tenemos la exigencia de ser buenas en la cama! Esa es la sensación que me da: hay una apertura hacia la sexualidad de nosotras, pero todavía hay como una pequeña trampita.

-¿Cómo crees que el avance del feminismo colabora con esta relación que tenemos las mujeres con la sexualidad?

-Colabora muchísimo. Que el feminismo venga a instalar temas como el concepto de carga mental que era algo que no teníamos en nuestros registros hasta hace muy pocos años, por ejemplo, viene a liberarnos de todo lo que significa estar centradas en un puro tema y hacerle un pequeño espacio a nuestro placer y a nuestra sexualidad. El feminismo tiene todo que ver en el desarrollo pleno de nuestra sexualidad y de nuestro placer.

-¿También notas esto en las nuevas generaciones?

-Sin dudas. Es un mérito de estas nuevas generaciones decir “sabes qué, esta cuestión está mal”. Encuentro que es una generación hermosa que se ha permitido explorar ciertos miedos. No solamente el tema de la identidad sexual, sino también esto de venir a romper el estereotipo de género, de que la ropa es para todos, los colores son para todos, los juegos son para todos, me encanta. El tema de los afectos entre los hombres también es importante: permitirse –por ejemplo- mostrarse frágiles, permitir mostrarse sensibles, llorar, tocarse, tener afecto físico con sus compañeros. Hoy veo a mi hijo y sus amigos abrazarse, contenerse, besarse y eso también es sexualidad, la manera en cómo mostramos nuestras emociones lo es, sin duda.

-Además, siempre es posible aprender de generaciones que no son las nuestras. Hacia arriba y hacia abajo. ¿Has visto un nuevo comportamiento entre las mujeres mayores gracias a cómo se portan las más jóvenes?

-De todas maneras. Es impresionante la cantidad de mujeres que “empujan”, en el buen sentido, a sus mamás cuando ya han quedado viudas o se han separado, a comprar juguetes, a explorar esa parte de la sexualidad. También creo que el feminismo que impacta a mujeres como yo, de 35 a 45, también les pega el coletazo a nuestras madres y a nuestras abuelas. Mi mamá dice que ella cerró la fábrica y que debutó como persona mayor abriendo el parque de diversiones, yo creo que tiene que ver con eso.

-Por último, ¿qué le dirías a las personas que aún ven la sexualidad desde una vereda punitivista o con roles de género?

-Les diría que la sexualidad es una dimensión tan hermosa que tiene que ver con nosotros mismos, con nuestro placer, con el ejercicio de nuestras libertades, con el ejercicio de ser quien somos… Las invitaría a escuchar el podcast y darse cuenta de que la sexualidad no tiene por qué tener límites.