Sufrieron ataques digitales y cuando quisieron denunciar a la policía les dieron como consejo cerrar sus cuentas y cortar Internet. Al vivir las pocas herramientas del sistema y el vacío legal en el que caen las mujeres cuando son víctimas de ciberacoso, amenazas o envío de imágenes sexuales, la cientista en comunicación Cecilia Ananías, junto a su amiga y colega Karen Vergara, convirtieron la violencia de género en Internet en una bandera de lucha. Juntas fundaron la ONG Amaranta, que hoy se dedica a investigar, formar, capacitar, asesorar y producir conocimiento en temáticas de Género, Tecnología, Diversidades y Derechos Humanos, y tras sus investigaciones, se dieron cuenta de lo que ya intuían: que las mujeres estaban muchísimo más expuestas que los hombres a sufrir de violencia digital y que éstas eran prácticamente de la misma especie que en la vida diaria. Tanto ha escalado su trabajo investigativo, que participaron en la norma del borrador de la Constitución que señala que el Estado debe promover un espacio digital libre de violencias y también colaboraron en un proyecto de ley que ingresó este año al Congreso. “Nuestra forma de responder a las violencias que sufrimos en Internet fue aprender del tema, investigarlo, levantar cifras y activar en torno al tema”. Hoy, se dedican a erradicar este tipo de violencia con una base feminista y educativa, formando en tecnología a las mujeres para empoderarlas en su derecho a vivir seguras, también en Internet.

¿Qué tipo de violencia viven en particular las mujeres en Internet?

Solo por ser mujeres estamos mucho más expuestas a la violencia digital y es una violencia sumamente machista y personalista. Atacan tu inteligencia, aspecto físico, sexualidad, tu familia y relaciones: es un ataque sumamente virulento y que busca sacarte del espacio digital, acallar tu voz, “enviarte de vuelta a la cocina”. Las chicas están doblemente expuestas a todas las violencias, especialmente aquella de tipo sexual; además, cuando los chicos sufren violencias, suelen ser más del tipo verbal y no tan personalistas o íntimas como los ataques que sufren ellas. Y esta violencia no es aislada ni exclusiva de Internet: al revés, es un reflejo de la sociedad en la que vivimos fuera del computador o el celular. Se basa en el machismo y la desigualdad.

¿Cuáles son los temas que más generan ataques hacia las mujeres?

Si bien estamos expuestas a ataques en Internet solo por ser mujeres, claramente los ataques se intensifican si la mujer no es parte de la heteronorma, si es feminista o activista en otra área, si tiene una voz pública, como pasa con cantantes, políticas, comediantes, periodistas, etc, o si, de una u otra forma, desafía lo que se espera que sea nuestra apariencia física: te atacan si no te depilas, si eres gorda, si eres negra o indígena, si no estás tonificada, si tienes demasiada musculatura y así sucesivamente. Debo agregar que el otro grupo de mujeres que está más expuesto a ataques, son aquellas que sufrieron violencia de género dentro de una relación.

¿Cómo es la realidad de Chile en relación a otros países?

Actualmente Chile solo tiene leyes que abordan las amenazas -aunque deben ser muy explícitas- contra violencias económicas en Internet como las estafas y contra la violencia hacia niñes y jóvenes, tales como la pornografía infantil y el grooming. Pero pareciera que apenas cumples 18 años ya quedas en tierra de nadie: no hay nada que aborde las distintas formas de acoso y ataques que sufren las mujeres en Internet. Por eso, cuando las mujeres intentan pedir ayuda o denunciar, no las reciben, porque hay un vacío legal enorme; y por eso sus atacantes se sienten tan libres de agredir. Esto se repite en otros países de Latinoamérica y también del mundo. Como avances, México tiene una ley contra la difusión no consentida de imágenes íntimas, pero sería todo. En Chile, junto a varias colectivas por los derechos digitales y de las mujeres y disidencias, sumado al gabinete de la diputada Maite Orsini, impulsamos una ley que abordaría integralmente distintas violencias en Internet, como el ciberacoso, difusión no consentida de datos personales, envío de imágenes sexuales sin consentimiento, entre otros. En enero fue presentada ante la Comisión de Seguridad del Congreso.

¿Cómo observan que afecta esa violencia psicológicamente a las mujeres?

Como muchas veces no saben quiénes son sus atacantes y las agresiones ocurren a cualquier hora, las mujeres que atraviesan por este tipo de violencias se sienten hipervigiladas, ansiosas y es probable que se aíslen, que es lo que no queremos que pase. Y como los ataques son tan personalistas, definitivamente afecta su autoestima. En el caso de niñas y adolescentes que encuestamos, no solamente verificamos que hubo una disminución de la autoestima, sino que también un número importante declaró que pensó en hacerse daño. En algunos casos, se puede convertir en problemas de salud físicos: cefaleas, problemas para comer, etc.

¿Cuáles son los principales consejos que les darían a las mujeres para protegerse o enfrentarse a estas violencias?

El primero es que recuerden que jamás es su culpa y que no tienen por qué atravesar por esto solas. Que se apoyen en la amiga, la mamá, los hermanos, la vecina. Que lo conversen, pero no se traguen la pena y miedo aisladas. Si es necesario, que se desconecten un rato: que paseen por un parque, hagan yoga, tomen tecito. Y después, vuelvan con todo a Internet, porque tenemos derecho a estar en ese espacio. También, recomendaría que dejen un par de minutos a la semana para conocer su celular y computador, como también las opciones de seguridad que traen sus redes sociales y correo. Que activen la verificación en dos pasos, revisen la información que hay sobre ellas en Internet: que se reapropien de la tecnología. En Amaranta dictamos talleres en torno a esto y si no hay tiempo para talleres, pueden ir aprendiendo y dialogándolo con las amigas. Mientras más aprendan de autodefensa digital antes de un ataque, mejor.