Desde hace diez años todo el mundo habla de las cualidades de las células madre. Aunque su descubrimiento e investigaciones se realizan desde hace más de cincuenta años, fue hace una década aproximadamente que comenzó su 'boom', ya que prometían ser la cura para muchas enfermedades. Pese a que hasta hoy solo se han aprobado unas pocas terapias con estas células -porque la mayoría de los tratamientos sigue siendo experimental- continúan produciendo gran interés por su potencial.
Lo mismo pasó con las células madre vegetales, que hace ya varios años se vienen incorporando (tímidamente) en la industria de la belleza con productos dermocosméticos que prometen regenerar la dermis. ¿Qué tan eficaces son? Es una interrogante planteada hace tiempo en el mundo científico, y que al parecer, según recientes estudios, seguirá siendo una revolución en potencia.
LA REINA MADRE
Humanos, animales, plantas y vegetales; todos tienen células madre capaces de autorregenerarse y multiplicarse indefinidamente, haciendo copias exactas de ellas mismas, y también originando células 'hijas' especializadas. De esa manera sustituyen y renuevan células que van muriendo por el proceso natural de recambio celular.
En el caso de las células madre vegetales, estas podrían presentar un mayor potencial, dice la cosmetóloga y directora de Medsthetik, Mónica Bhömer, ya que a diferencia de las humanas pueden generar nuevos órganos, como flores u hojas, al disponer de toda la información genética de la planta.
"También se ha dicho que las células madre vegetales contienen factores epigenéticos (herramientas que el cuerpo usa para modificar la expresión genética, actuando como un interruptor que enciende o apaga y aumenta o disminuye la producción de ciertas proteínas sin necesariamente cambiar los genes) similares a las de las células madre humanas, lo que estimularía la regeneración celular", dice la especialista.
VER PARA CREER
Aunque ya hace algunos años, y hasta el día de hoy, algunos laboratorios utilizan células madre vegetales en sus productos, de manzana, naranja o argán, por ejemplo, para estimular la regeneración del tejido epidérmico, todavía su eficacia no es ciento por ciento comprobable, "ya que aún no existe evidencia científica de su uso", como plantea la médico estética y nutrióloga Paula Klein. Eso sí, hay cierto consenso en el potencial que tendrían.
El informe publicado por la US National Library en 2017, escrito por los investigadores estadounidenses en biomateria Sonia Trehan, Bozena Michniak-Khon y Kavita Bhen, Células madres vegetales en cosmética: tendencias actuales y directrices futuras, asegura que casi todas las compañías de cosméticos que prometen células madre en sus productos en realidad contienen extractos de células madre.
"Aunque la investigación sobre células madre vegetales utilizadas en el cuidado de la piel revela su potencial como productos protectores, antiaging y antiarrugas, las células madre reales en los productos cosméticos ya están muertas, y los extractos no pueden actuar de la misma manera que las células vivas. Los beneficios de una piel suave y firme se deben más a los antioxidantes y los extractos activos de las células madre". Por lo mismo, plantean que para obtener todos los beneficios auténticos de las células madre deben incorporarse como células vivas y permanecer así mientras estén en la formulación cosmética.
También en la investigación Cultivos de células de plantas como fuente de ingredientes activos (2014), de Fabio Apone y Gabrielle Colucci, ambos científicos, se da cuenta de que células madres cultivadas en tomates probaron tener potencial para proteger la piel de la toxicidad de los metales pesados, gracias a su alto contenido de antioxidantes. Otra investigación llevada a cabo por la empresa francesa Naolys demostró que el jengibre refinado tiene células madre que mejoran el estado de la piel. Y un estudio clínico habría demostrado que 22 mujeres encuestadas presentaron reducción del tamaño de los poros y matificación de la piel luego de seis horas de haber aplicado el producto.
Los mismos resultados positivos obtuvo el Instituto de Investigación en Biotecnología de Italia, que comprobó los efectos antiage de las células madre extraídas de la flor de edelweiss, que crece en los Alpes suizos.
Así, teóricamente, los beneficios de aplicar productos con células madre vegetales serían que inducen a la longevidad de nuestras propias células madre cutáneas, regenerando la producción de colágeno y elastina.
"Eso aporta luminosidad, elasticidad, hidratación y disminuye la profundidad de las líneas de expresión. La piel se rejuvenece desde el interior, ya que las células madre vegetales penetrarían hasta la dermis. También contienen sustancias proactivas esenciales como aminoácidos, lípidos, minerales y antioxidantes", dice Mónica Böhmer.
Karen Espinoza, cosmetóloga y directora de Zapatitos Rojos Wellness Boutique, agrega que también es bueno usarlas antes de que la piel se deteriore. "Para personas entre 25 y 35 años se recomiendan para un efecto preventivo antienvejecimiento, y para las que tienen sobre 35 años y que ya presentan signos de envejecimiento ayudan a restaurar líneas de expresión y arrugas, devolviéndole firmeza a la piel", dice.
Aunque todavía estamos en pleno proceso experimental, como plantea la publicación de los investigadores estadounidense Sonia Trehan, Bozena Michniak-Khon y Kavita Bhen, la terapia con células madre vegetales necesita avanzar en la dirección correcta para implementar su potencial inherente en el cuidado de la piel. "Esto podría suceder en los próximos 20 años, pero cualquier cosmético que se anuncie como antiaging debido a las células madre de la planta, en este momento, es casi tan efectivo como todas las cremas para la piel sin células madre".