Cerroterapia
“Siempre me gustaron los cerros, pero no tenía tiempo ni tampoco con quién ir. Hasta que un día me sumé a un grupo que subía en la madrugada, era perfecto, no interfiere con mi vida como mamá ni en mi trabajo. Y de ahí no paré más”, cuenta Sofía (37, diseñadora), quien ya lleva un año de forma interrumpida subiendo, como mínimo, un día a la semana.
“He encontrado paz, es un momento mío, nadie me puede molestar. Hay silencio, vemos el amanecer. Me ha ayudado con el estrés, y me da energía antes de partir mi día”, cuenta.
Y es que los beneficios son múltiples. María Isabel Astorga (trabajadora social, 34), fundadora del grupo de trekking femenino Pumpalcerro, cuenta que esta actividad permite mejorar la condición física, el cardio, la resistencia y tonificar, se aprende a manejar el sentido de alerta para contemplar la naturaleza y los peligros de la montaña.
María Isabel se reencontró con los cerros post pandemia. “Me gustaba correr, pero la gente te miraba raro si estabas sin mascarilla, así llegamos a los cerros”, relata. Con su socia se empezaron a entretener en el cerro y de ahí partieron. En dos años, más de 2.600 mujeres han subido junto a ellas.
“Muchas mujeres se atreven a hacer algo que nunca habían hecho antes y de lo que no creían que eran capaces. Se sienten más seguras y empoderadas y, la mayoría, vuelve a subir otro cerro”, explica Francisca González, fundadora del grupo Mujeres al Cerro que en tres años han llevado más de 5.000 mujeres a diferentes cumbres .
Para ella otro beneficio clave es el emocional. “Se relajan, se ríen y lo disfrutan, sin pensar por unas horas en el trabajo, en los hijos o en sus problemas”, agrega.
La local del cerro
Fernanda Prieto (33, ingeniera comercial) de lunes a viernes tiene un trabajo fulltime, pero dos días cerca de las 6 AM madruga y sube El Carbón, El Morro Guayacán o El Manquehuito. Todo partió en medio de la pandemia, cuando en su peak llegó a hacer cinco cerros a la semana y los fines de semana iba por algunos más largos. Así, en marzo del 2021 abrió su cuenta @locadelcerro donde comparte su experiencia y tips.
“No importa el estado físico que tengas, la limitante de no haber hecho deporte aquí no es válida. Mi primera vez hice todo lo que no hay que hacer: subí sin mochila, no sabía cuánto me iba a demorar e iba con ropa no apta. De eso han pasado dos años y jamás pensé que sería capaz de subir y bajar un cerro corriendo como lo hago desde hace un año. La montaña me dio una versión de mí que yo conocía y que me sorprende día a día” , cuenta.
¿Cómo partir?
Uno de los beneficios de subir cerro es que se puede ir cuando la persona quiera y pueda (siempre que esté sana y sin lesiones). Los cerros siempre estarán ahí, lo que es un gran plus para las mujeres y la conciliación trabajo/familia. Algunas van al alba, otras al atardecer. El consejo es ir acompañada para evitar accidentes y para sentir mayor seguridad, planificar la ruta (chequear el clima y revisar los horarios en los parques) y siempre avisar a otra persona el destino.
Los implementos básicos que se necesitan son zapatos de trekking —para no resbalarse— agua en una mochila, el celular cargado, un snack y un cortaviento. En cerros de mayor dificultad, llevar bastones y linterna frontal o de cabeza si se sube al atardecer para iluminar la bajada.
“Es importante partir de menos a más, siempre por los cerros de baja dificultad para luego ir, en la medida de las capacidades físicas, subiendo cerros de mayor dificultad”, explica Francisca González. “Uno de los principales errores que se comete es subestimar lo que es subir un cerro y hacerlo sin las zapatillas adecuadas ni con los implementos necesarios, o subir sin agua o a horas de mucho calor, no conocer la ruta y subir sola”, agrega.
¿Qué comer y usar?
Dependerá de la intensidad y la duración de cada cerro, pero las expertas aconsejan sí o sí llevar una “ración de marcha” de rápida absorción como una barrita, compotas o frutas “Quizás una o dos horas son poco tiempo, pero es mejor tener holgura en la comida y llevar agua para eventuales cosas que podrían pasar”, explica Fernanda.
Otro error es la ropa, que también dependerá de la temporada, pero debe ser “respirable” y de “secado rápido”. “Puede haber viento aunque sea verano, un cortaviento para el momento en que vas a parar es clave. Aquí se transpira, por lo que no recomiendo el algodón porque queda húmedo, yo siempre llevo un cambio de polera o calcetines”, cuenta Fernanda. Gorro solar, lentes de sol y una bandana también son clave.
¿En qué cerros partir?
El Parque Cerro del Medio (Lo Barnechea, ideal para quienes no hacen actividad física, ya que son 4 km con poca pendiente), El Manquehuito (Vitacura) , El Mirador El Litre, Sendero El Peumo (La Reina) y Morro Las Papas (San Carlos de Apoquindo, Las Condes) son algunos de los recomendados para partir.
Otro consejo clave es cuidar la montaña: no hacer nuevos senderos, respetar los ya establecidos, respetar el ecosistema con cosas simples como no recolectar flores, no llevar basura y bajar todo lo que se usó o comió aunque sean restos orgánicos.
Más información
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