Ciudadano Frei
Tras 30 años en la primera línea de la política, el ex Presidente acaba de terminar su periodo senatorial y, a sus 71 años, vuelve a convertirse en un ciudadano común y corriente. En esta entrevista cuenta cómo piensa reinventarse.
Paula 1144. Sábado 29 de marzo de 2014.
Eduardo Frei desde hace tres semanas es un ex senador, además de ex Presidente. ¿Se siente cómodo en el estatus de ex?
Muy cómodo con el nuevo estatus. Tomé la decisión de retirarme porque le he exigido mucho a mi familia durante muchos años.
Mal que mal son como 30 años en el servicio público, sin contar que usted, como hijo, también acompañó a su padre en la política.
Claro, son 30 años de actividad política en primera línea y casi 12 más que acompañé a mi padre en sus actividades. Me acuerdo de que tenía 7 años cuando él me llevaba a sus campañas en el Norte.
En todos estos años usted ha saboreado grandes victorias, pero también ha sabido de derrotas.
Así es. En política uno no actúa porque va a ganar o a perder, sino por convicción. Cuando perdí las presidenciales en 2009 viajamos a Italia con Martita y un amigo cardenal me dijo: "a veces se gana y a veces se pierde. Y esta vez usted no ha ganado". La vida y la política son así. Lo importante es saber retirarse a tiempo, que a uno no lo echen.
¿Siente que se está retirando a tiempo?
Fue una reflexión larga. Tomé la decisión el primer lunes de marzo de 2013. Así que llevo un año haciéndome la idea y ya fijé mis objetivos: dedicarme a la familia y a los temas que me interesan con un sentido de urgencia más relajado. Además, los años pasan y creo que es el momento de que lleguen a la política nuevas generaciones.
"Martita hizo que me cambiara de Blackberry a Iphone hace poco porque, como tengo los dedos gruesos, marcaba como tres teclas a la vez. Incluso me bajó Whatsapp, el Candy Crush y esos juegos, pero yo ocupo el celular para hablar nomás".
¿Qué va a hacer ahora? ¿Se va a jubilar?
¡Jamás! ¡Imposible jubilarme con todas las actividades que tengo! Estoy invitado a dar charlas en varios países, como China, adonde voy como ex Presidente a fines de mayo. Además, sigo comprometido con mi región, con Osorno y Valdivia, donde ya me pidieron ayuda para sacar un proyecto de navegación fluvial, por ejemplo. No me voy a quedar tranquilo. Acabo de desmantelar cuatro oficinas: las de Santiago, Valparaíso, Osorno y Valdivia. No fue nada de fácil.
¿Qué echó en la caja cuando desarmó esas oficinas?
Muchas fotos, en especial fotos con mi papá y de mi periodo como Presidente. También tenía cuadros. Ahora estoy seleccionando cuáles se irán a la nueva oficina que estoy armando, que queda en Vitacura con El Bosque, cerquita de mi casa, así que me puedo ir a pie.
¿Y de verdad se va a ir a pie?
Voy a tratar, ahora que vuelvo a ser un ciudadano.
Pero, ¿Eduardo Frei puede volver a ser una persona común y corriente? En la puerta de su casa hay un carabinero 24 horas…
Normalmente me pierdo en el anonimato cuando viajo. Ahí puedo pasear, comprarles regalos a mis nietos. Aquí no lo puedo hacer.
En la prensa se publicó que se iba a Disney World.
En realidad tengo interés en viajar a Israel, es de los pocos países que no conozco y me encantaría poder ir. Y con Disney resulta que la Martita cumple 70 años a fines de año, evento que, además, se junta con nuestros 47 años de matrimonio. Y ella pidió de regalo ir a Disney con todos sus nietos.
¡Todo el familión a Disney, si son 12 nietos! No me lo imagino con las orejas de Mickey Mouse puestas.
¡No! Cuando éramos jóvenes íbamos con las niñitas, pero no soy de disfrazarme.
¿Cómo aguanta largas horas en avión? ¿Viaja en primera clase?
En business, ya casi no hay aviones con primera clase.
Usted se ve bien en forma. ¿Hace deporte?
Juego golf y hasta hace poco tiempo jugaba fútbol y baby fútbol, pero ya estoy más recatado porque hace unos años jugando con mi nietos tuve un esguince complicado. También me ejercito todas las mañanas. La Martita tiene unas máquinas nuevas y ahí camino 15 minutos. Es que hay que mantenerse y cuidar la guata.
¿Qué desayunó hoy?
Un vaso de jugo, un yogurt y un café con galletas. Me gusta almorzar comida casera, como guatitas y me encantan los postres. Me crié en la casa de mi padre, quien decía: "¡La fruta no es postre!", así que tiene que ser algo elaborado. Pero lo que me mantiene es que en la noche como muy liviano y así duermo 8 horas de corrido.
Pero en su época de Presidente probablemente hubo cosas que le quitaban el sueño. ¿Recurrió alguna vez a algún somnífero?
Nunca tomé pastillas para dormir y toco madera para no tener que hacerlo. Por supuesto que muchas cosas me preocupaban cuando era Presidente, pero siempre logré dormir. Cuando estaba en La Moneda, después de almorzar me tendía unos 15 minutitos.
¿Una siestecita en el sillón de la oficina?
Hay una piececita habilitada. Antes del bombardeo, lo que era Morandé 80 tenía dormitorios, salones, toda un área privada para el Presidente. Ahora no. El Presidente tiene muy poco espacio privado, la salita al lado de la oficina nomás.
Durante su gobierno se inició la Reforma Procesal Penal y, paradójicamente, el caso de la muerte de su padre está con el sistema anterior. ¿Cómo ha sido vivir ese proceso?
Estamos con el proceso judicial antiguo, entonces todo es más largo. Sin embargo, todo apunta a que este año se cerraría el proceso y se establecerían las responsabilidades. No tenemos rencor ni revancha, pero queremos que se sepa la verdad y quiénes actuaron, no solo porque es un dolor para la familia, también por el país. Mi padre fue el primer Presidente que ha sido asesinado.
¿Le da pena no participar en las grandes reformas del gobierno de Bachelet?
Voy a participar de todas formas. Ya me han planteado ayuda en algunos temas: energía y descentralización. Estoy dispuesto a participar y voy a seguir colaborando en los grandes temas país.
¿La Presidenta ha solicitado su ayuda?
Sería pretencioso decir que somos amigos. Tenemos una buena relación y ella sabe que cuenta conmigo.
BODAS DE ORO
Con tanta actividad programada, ¿qué hace en su tiempo libre?
Me dedico a leer, a escuchar radio Cooperativa y a ver televisión, sobre todo seriales, como The Boss, Scandal y ahora con Martita estamos terminando la primera temporada de House of cards.
¿Y la vida de House of cards se asimila a la política en la realidad?
¡Nooo, para nada! Al principio los capítulos eran súper realistas pero después empezaron los asesinatos y cosas inverosímiles que no tienen que ver con la realidad. Ahora voy a empezar la segunda temporada. En todo caso me gusta porque conocí al protagonista.
¿A Kevin Spacey?
Fue en 2008 cuando Clinton nos invitó a la inauguración de una gran biblioteca en Arkansas. Había muchos famosos, entre ellos, Bono y el actor ese de House of cards.
¿Y no le pidió un autógrafo?
Si le pidiera autógrafos a cada celebridad con la que he estado…
Por último una "selfie" con su celular.
Para mí el celular es una herramienta de trabajo, no de entretención. Martita hizo que me cambiara de Blackberry a iPhone hace poco porque, como tengo los dedos gruesos, marcaba como tres teclas a la vez. Incluso me bajó el whatsapp, el candy crush y esos juegos, pero ocupo el celular para hablar no más.
Con cuatro hijas mujeres, más su señora, imagino que lo deben asesorar harto.
Todas siempre están preocupadas. Y sobre todo Martita, que siempre se fija en los zapatos, la camisa que me puse, el pelo…
¿Usa la marca de camisas Brentwool de su hija Magdalena?
¡Claro! He sido impulsor de su proyecto. Las uso bastante, más en invierno, eso sí porque son un poquito más gruesas.
¿Cuál es la clave para estar con la misma mujer por 47 años?
¡Me falta poco para cumplir 50 años y cobrar nuestro bono de las bodas de oro! Creo que nuestra relación se basa en la confianza, hablar todos los temas, respetar los espacios de cada uno y acompañarse en todas las decisiones. Y, lo más importante: para mí el amor tiene que estar siempre presente.
¿Qué nota se pone como marido?
Ahí sí que no. No me atrevería. Ella es mi compañera, mi apoyo fundamental. Hemos peleado, ella tiene la personalidad bien marcada, pero siempre es en base al respeto. No tenemos trancas ni nos echamos las culpas. Y todos los años nos vamos de viaje los dos solos. Nuestro refugio está en Santo Domingo, donde veraneamos. Pero ahora con 12 nietos, nuestro dormitorio siempre está lleno.
Usted se ve muy calmo. ¿Qué le pone los nervios de punta?
La injusticia, por supuesto. Y bueno, en la casa, me pasa que estoy acostumbrado a vivir solo con mi señora, a que todo esté ordenado y funcionen los horarios, pero cuando llegan los nietos… Ahí discuto con Martita porque ella dice: "que los nietos hagan lo que quieran". Y yo le digo: "conforme, pero con ciertas normas". Cuando llegan mis nietos los domingos, recuerdo lo que decía mi papá: "he tenido una inmensa alegría cuando han llegado y ahora tengo una inmensa alegría cuando se van".
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