"Yo siempre invitaba a mis amigas a tomar once a algún café, pero nunca podían. Como estudio un doctorado en la noche era mi forma de sentarme a trabajar o a revisar publicaciones en un lugar tranquilo, lejos de la biblioteca y a una hora que me acomodaba.
El concepto de la once es algo que amo y que a mis amigas extranjeras les gusta mucho. Por eso quieren tomarla siempre, porque es una comida súper importante que sirve para conversar, más allá de si es en la semana con las amigas o el fin de semana con la familia.
En julio de 2017 publiqué una historia en Instagram que decía "¿Alguien anda con tiempo de tomar once?". No puse la dirección ni nada, quería ver si alguien respondía, pero me tenían que escribir directo. El primer día nos juntamos aquí, en el café Ghigliotto (Huelén 71, Providencia). Yo pensé que no iba a venir nadie, pero llegaron 8 personas. No todas nos conocíamos en vivo y en directo, pero ya habíamos hablado por mensaje interno.
Ahí nos empezamos a juntar una vez al mes y en el verano hacíamos picnic. ¡Una vez llegaron 18 personas! Ese día ocupamos todo el café e incluso lo cerraron para nosotras.
Detecté que estos encuentros eran muy bien recibidos en Instagram, pero algunas me escribían y me decían tenían ganas de participar, pero eran muy tímidas como para hacerlo. Yo siempre las animo y hay veces en que efectivamente se atreven a venir. Este es un espacio seguro y acogedor, de amigas, para sentirnos acompañadas. Hay mujeres de todas las edades y algunas viajan de otras ciudades para hablar de la vida, de libros, de k-pop, de todo y para compartir cada cosa que llega a la mesa.
La once para mí es sororidad. Como mujeres tenemos tan pocos espacios para abrirnos que aquí hicimos click y transformamos este momento en el núcleo de nuestra amistad y red de apoyo. Solo siento amor y agradecimiento por el club".
Constanza Jorquera tiene 29 años y es analista internacional y académica investigadora.