El desafío de enfrentar el abuso sexual
El alto impacto social que produjo el caso Karadima, el de sor Paula en las Ursulinas y otros de abuso sexual de niños y jóvenes está llegando a las salas de clases de los colegios católicos. Los padres están inquietos, los niños preguntan y los sacerdotes y profesores, consternados por la crisis de confianza que vive la Iglesia, intentan responder a la demanda de prevención con las herramientas de que disponen. Unos están más preparados, otros, menos. Pero todos han tenido que reaccionar.
En marzo, el colegio San Ignacio El Bosque publicó un folleto que divulgó a toda la comunidad escolar en el que, explícitamente, se prohíbe a los sacerdotes "alojar con menores en actividades pastorales sin la presencia de al menos otro adulto". En el Colegio del Sagrado Corazón Monjas Inglesas se instalaron nuevos confesionarios con puerta de vidrio. El Saint George's College se puso en contacto con la Fiscalía de la Zona Oriente para informarse de cuáles son los procedimientos para denunciar cualquier abuso que pueda perjudicar a sus alumnos. En el Colegio Cumbres, en el Colegio Los Andes, en el Sagrados Corazones de Manquehue, el San Juan Evangelista y el Colegio del Verbo Divino se han sucedido las preguntas de los jóvenes sobre el celibato o "por qué pasan estas cosas", que motivan diálogos y debates en clases de religión o con sus profesores jefes.
Son los coletazos del terremoto Karadima, cuyos primeros remezones comenzaron en abril del año pasado, con el capítulo de Informe especial en que varios exintegrantes de la Acción Católica denunciaron abusos sexuales por parte del expárroco de El Bosque; continuaron en febrero con la sentencia del Vaticano, que lo encontró culpable, y terminaron de sacudir a las familias católicas hace poco más de un mes, tras la sobrecogedora entrevista que James Hamilton dio en Tolerancia cero y la inquietante pregunta que dejó dando vueltas en la cabeza de cientos de padres después que se apagaron los focos: "¿Cómo proteges a tus hijos?, ¿los tienes en un colegio católico?".
Me parte el alma lo que está pasando", comenta Lucía Cox, apoderada del Colegio San Ignacio El Bosque. "He visto el duelo en los curas. El otro día el sacerdote a cargo de la pastoral del colegio partió con una charla sobre el sacramento de la confesión diciendo. 'Me siento acusado y apuntado con el dedo todo el tiempo y me cuido de lo que digo, de lo que no digo, de cómo me muevo, de si le hago un cariño o no a un cabro'. Ha sido un golpe duro. Un antes y un después. Y es muy triste ver este daño en una Iglesia por la que uno se ha jugado la vida".
"El principal daño que se ha producido es la desconfianza", dice María Debesa, directora del Colegio Los Andes, "Nuestros padres y alumnas expresan una profunda preocupación por lo que está pasando en la Iglesia. Todos estamos intentando comprender, sabiendo que en ella hay santos y pecadores. Existe una preocupación por las víctimas. También por las víctimas espirituales quienes, a raíz de esto pueden estar teniendo una crisis de fe. Los sacerdotes están sufriendo, al igual que todos nosotros. Hoy por hoy nuestro desafío es construir una base de confianza sólida sobre la cual se levanta todo el proceso educativo".
Los recientes sucesos encontraron a algunos establecimientos más preparados para dar respuestas, pues ya tenían normas de prevención de abuso sexual o tenían en marcha programas de Educación Afectiva y Sexual. Otros, han debido ponerse al día rápidamente. Muchos echan de menos guías y normas más claras del Ministerio de Educación y, al cierre de esta edición, esperaban las directrices que entregaría la Conferencia Episcopal después de Semana Santa, aunque estas, según adelantó a Paula el obispo Héctor Vargas, secretario de Educación de la Conferencia Episcopal, no se centran en el tema de los colegios.
Lo que está pasando es nuevo en Chile pero no en el mundo. En EE.UU. y Alemania, tras los escándalos de pedofilia en el clero que se destaparon a partir de 2002, paulatinamente se han ido normando las relaciones entre adultos y niños en escuelas católicas y las pastorales y jerarquías eclesiásticas han ido generando protocolos que podrían servir de modelo para los establecimientos chilenos. Sin embargo, estas referencias no aparecen espontáneamente en el discurso de quienes lideran los establecimientos.
Para el sacerdote John O'Reilly, director espiritual del Colegio Cumbres esta situación difícil que está viviendo la Iglesia puede ser también una oportunidad: "Es un llamado a extremar el cuidado en el trato con los alumnos", asegura. Paula contactó a 19 colegios católicos del barrio alto para preguntarles qué están haciendo para prevenir el abuso sexual. De ellos, 16 compartieron su preocupación, sus estrategias y programas a nombre de los colegios de la sostenedora Seduc (que agrupa a seis colegios del Opus Dei en Santiago: Huelén, Cordillera, Tabancura, Los Andes, Los Alerces y Huinganal), contestó por mail la directora del Colegio Los Andes, María Debesa. Y en representación de los colegios de los Legionarios de Cristo, el director espiritual del Colegio Cumbres, John O'Reilly. El Colegio Santa Úrsula declinó responder.
El fin de la inocencia
Lucía Cox tiene dos mellizos de 10 años y un hijo de 12 en San Ignacio El Bosque. A mediados de marzo uno de los niños de 10 años llegó a la casa con un folleto de seis páginas titulado Normas y procedimientos de la Compañía de Jesús en Chile para el cuidado de un ambiente formativo sano con niñas y niñas y la prevención de abusos sexuales.
Ese día el documento había sido entregado en clases a todos los hijos menores de cada familia. También se había publicado en la web del colegio. "Mi niño menor, que es el más ingenuo de mis
hijos, me dijo: 'No entiendo por qué el manual habla de abusos sexuales, si somos todos hombres'.Me dio pena romperle esa inocencia, pero le tuve que explicar que también era posible ser abusado por hombres", dice Lucía.
La "inocencia" se rompió definitivamente y el silencio sobre este tema, también. El manual –que se aplica en todos los colegios de la Compañía de Jesús– existe desde 2006, pero fue actualizado en octubre pasado, luego de que estallara el caso Karadima, y por primera vez fue dado a conocer a los apoderados, alumnos y funcionarios en marzo de este año. "La Compañía de Jesús,
sumándonos al esfuerzo de la sociedad chilena, está concentrada en tomar todas las medidas necesarias para que en sus obras existan mecanismos que prevengan abusos sexuales a menores", dice Cristóbal Fones S. J., director de Pastoral del colegio. Si antes en dicho colegio un sacerdote podía encerrarse en una oficina para confesar a un joven, hoy la norma se lo prohíbe: Ahora se hace sacando a grupos de al menos 10 alumnos a la capilla y sentándose con el niño en un banco a la vista de todo el resto, mientras los otros rezan, cuenta un profesor que pidió mantener su nombre en reserva.
Las capellanías semanales, en que normalmente el sacerdote daba orientación espiritual a los alumnos uno por uno, ya no son individuales. Desde abril, los religiosos tienen instrucciones de que solo pueden sacar de a dos o cuatro alumnos. Ya no más a un niño solo. Los jesuitas también tienen prohibido –según explicita el manual– "llevar menores a sus dormitorios" y "alojar con menores en actividades pastorales sin la presencia de al menos otro adulto" y se les recomienda "que las muestras de afecto deben ser prudentes". El manual es elocuente: "No se debería hacer en privado nada que no se pueda realizar también público", precisa.
Pilar Toro fue profesora del San Ignacio El Bosque hasta diciembre del año pasado y recuerda que parte de estas normas comenzaron a aplicarse hace siete años. "Cuando pasó lo del cura Tato, los sacerdotes empezaron a cuidarse mucho más. (Se refiere al sacerdote José Andrés Aguirre, ligado a colegios de barrio alto, quien en 2002 fue condenado a 12 años de presidio por abuso sexual y estupro de 10 menores). La gracia de los jesuitas es que son muy cercanos, entonces los niños les decían '¿dónde viven los curas, tío?' y ellos les mostraban 'Miren, aquí está la cocina, aquí rezamos, aquí están las piezas' y los niños, felices. Después de lo del cura Tato dejaron de hacerlo. Hay prohibición de que los alumnos vayan a la casa de los curas (que está en los terrenos del colegio).
También los más chiquititos dejaron de decirles 'tío' a los curas. Una vez el capellán del primer ciclo (hasta cuarto básico), me dijo 'Pili, no me digas más el tío Juan delante de los niños. Di el padre Juan, por favor. Que sepan que soy sacerdote", cuenta. También los profesores y auxiliares han extremado las precauciones. "Ahora nos cuidamos de manejar las puertas abiertas con los niños. Porque no cuesta nada que alguien hable mal de ti", dice Silvia Figueroa, encargada de convivencia escolar del San Ignacio Alonso de Ovalle. "Antes, cuando un niño chico de prekínder decía
'Tía, me caí y me pegué en los genitales', tú mirabas qué le pasó, porque puede ser grave un golpe en los testículos. Ahora nadie se atreve a revisar a ningún niño. Vamos a la enfermería y la enferme- ra lo verá, siempre cautelando que sean dos los adultos presentes. Si un preescolar se hace en los pantalones, las auxiliares primero llaman a los papás y les piden autorización para bañarlo entre dos personas. Son precauciones que antes no se tomaban".
Confesionarios de vidrio
"A mí, como católico, me da mucha pena toda esta situación", plantea Jorge Belmar, presidente del Centro de Padres del Saint George. "Hace una semana un sacerdote del colegio fue al centro a hacer unos trámites. Andaba con su cuello blanco y su cruz. Y le gritaron '¡Pedófilo!'. Así, a pito de nada". A su juicio, ''Hamilton fue más allá de lo que debía cuando dijo que había que preocuparse de los colegios de curas. ¡Si en Chile los sacerdotes que están en colegios no acumulan tantas denuncias!". De 1.800 apoderados, el centro de padres solo ha recibido tres mails de familias preocupadas por esta situación. "En el Saint George hace rato que tenemos normas antiabuso y antiviolencia, y ahora vamos a tener que hacerlas más explícitas, pero no veo a las familias asustadas.
La gente sigue creyendo. Lo que se vino al suelo fue el paradigma de los curas santos. Karadima era el padre espiritual de cuatro obispos y de un montón de gente con mucho poder. Entonces, cuando eso se viene al suelo, las confianzas se rompen. Ahora tenemos que hacer la pega para recuperarlas". Bernardita Aninat, subdirectora del Monjas Inglesas cuenta que, a petición de varios padres, los casos de abuso sexual al interior de la Iglesia fueron conversados en las clases de Religión de enseñanza media. Algunas de las preguntas que hicieron las alumnas fueron: ¿Por qué la jerarquía de la Iglesia esconde cosas? ¿Por qué no se pueden casar los sacerdotes? ¿Hay relación entre celibato, homosexualidad y pedofilia? ¿Por qué no escucharon a las víctimas? "Las niñas han mostrado desconcierto ante lo que ocurrió y hemos tratado de sacar lecciones a partir de estos debates, como la importancia de la verdad, la transparencia, y lo perjudicial que puede resultar endiosar a un sacerdote o a un líder", dice Aninat.
Todas las aulas de las Monjas Inglesas tienen puertas de vidrio. Pero en marzo también se vidriaron las puertas de los confesionarios. "Lo hicimos para proteger a las alumnas, cuidar las relaciones y evitar que las cosas puedan malinterpretarse", señala la subdirectora. Una medida similar tomó, hace ocho años, el colegio Manquehue, que, además de vidriar sus confesionarios, agregó una precaución extra: "Por iniciativa de nuestros religiosos, hemos abordado de manera más cuidadosa la confesión, y en los costados de nuestro templo están tres o cuatro sacerdotes confesando a niños y niñas a ojos de todo el resto", explica su rector, Carlos Celedón.
María Debesa, directora del Colegio Los Andes, indica que tienen como norma que en los paseos y retiros espirituales los alumnos siempre van acompañados por dos o más adultos y que, a partir de 5º básico "las alumnas reciben cursos especiales sobre Formación de la Afectividad y Autocuidado". Consultada cómo superar la crisis de confianza responde: "La podemos superar en la medida que tengamos un sentido trascendente de la vida y una visión del hombre como único e irrepetible, creado a imagen y semejanza de Dios, con una misión grande en el mundo. La educación afirmada en ideales verdaderos y firmes proporciona una actitud frente a la vida optimista, serena y, a la vez, realista".
El colegio Manquehue actualizó en marzo su reglamento de convivencia escolar, para detallar procedimientos en caso de abuso sexual intrafamiliar o al interior del colegio. Señala: "Si existe la presunción de que un estudiante ha sido abusado(a) sexualmente, se le deberá acoger y contener, evitando cualquier recriminación por no haber contado antes o por no haber intentado defenderse.
Es necesario identificar las redes sociales de apoyo (papá, mamá, abuelos, tíos, hermanos mayores, otros) con las que el estudiante cuenta y recurrir a ellos antes de tomar contacto con el abusador, para proteger al estudiante". Hace un año los colegios ligados a la orden Legionarios de Cristo ya habían sido remecidos por la investigación del Vaticano, que confirmó que el fundador de la congregación, Marcial Maciel cometió abusos sexuales contra menores seminaristas y llevó una doble vida con amantes e hijos. El sacerdote John O'Reilly, director espiritual del Cumbres, plantea: "El gran tema nuestro es la transparencia. Desde siempre todos los lugares de contacto de la comunidad escolar son abiertos y visibles. Los sacerdotes que atienden espiritualmente y profesores hacen clases en lugares que tienen vidrio. No hay rincones escondidos. Y ahora estamos reforzando para que no haya ningún lugar en nuestro colegio donde pudieran estar sacerdotes o educadores solos con los jóvenes y los niños". Agrega que se ha dialogado con los niños para responder "con franqueza" a sus inquietudes "sobre la Iglesia, el sacerdocio y el celibato" y que, aunque han preguntado harto, en general están "tranquilos".
Las medidas de resguardo se multiplican, y una preocupación que manifiestan los entrevistados es el temor a rigidizar la sala de clases y normar las aulas a partir de la desconfiaza. Así lo resume Cristián Saavedra, sicólogo del departamento de orientación del Verbo Divino. "Tenemos que tomar las medidas necesarias para que la comunidad conozca que los colegios católicos se preocupan de estos temas, pero esto nos está restando espontaneidad en la tarea educativa. Estamos tan preocupados de cuidarnos y de que no se vaya a pensar mal, que el gran riesgo es que nos transformemos en una sociedad fría".
Cámaras y denuncias
Por ley, los colegios están obligados a denunciar ante la Justicia cualquier caso de abuso sexual que afecte a sus alumnos, ocurra este dentro o fuera del establecimiento. Dice Rodrigo Bosch, director del Conacep, corporación que agrupa a sostenedores de colegios particulares. "Sabemos que la gran mayoría de los abusos sexuales a menores ocurren fuera de la escuela, generalmente en sus casas. Pero los colegios tienen la obligación de detectarlos. La ley es muy clara en esto: si un colegio sabe de algo, no puede hacerse el loco, tiene que denunciar", precisa.
El gran problema, reconoce Bosch, es que "los profesores no han sido preparados en sus años de formación para enfrentar estos temas". De ahí, señala, el gran desembarco de sicólogos clínicos en los colegios en los últimos años. Hasta ahora el Ministerio de Educación tampoco ha generado normas de prevención del abuso sexual infantil que sean obligatorias y a las que los colegios puedan recurrir como un estándar.
"Las comunidades educativas son las que deben tomar acciones preventivas. A lo único que están obligadas las escuelas es a denunciar si saben de un caso", indica Cecilia la Rivera, coordinadora de la Unidad de Transversalidad Educativa del Ministerio de Educación. De este modo los colegios se han enfrentado con herramientas muy rudimentarias a un problema que se les ha venido encima como un huracán. "Hay cosas en las que se ha avanzado, pero lo que tenemos todavía no alcanza para cumplir con los estándares de seguridad que exigen muchos apoderados", dice Bosch.
Por eso, indica, cada vez son más los establecimientos de la capital que han empezado a seleccionar a su planta docente y administrativa mediante tests sicológicos y a blindarse instalando cámaras de seguridad en los patios. "Nos sentimos un poco incómodos con a lo que hay que llegar", indica, "pero estas peticiones las hacen los centros de padres y en muchos casos hasta han estado dispuestos a asumir parte de los costos". En los colegios católicos consultados por Paula la mayoría asume que, aunque cuentan con herramientas de prevención y Educación Sexual (ver recuadro), hace mucha falta normar explícitamente los procedimientos, actualizar los manuales que ya tienen y en muchos casos, crearlos. "Estamos trabajando en actualizar nuestro protocolo", dice O'Reilly. "Los religiosos de Los Sagrados Corazones están en ejercicio de discernimiento en cómo avanzar en un protocolo para enfrentar eventuales abusos sexuales de sacerdotes", dice el rector colegio Manquehue, Carlos Celedón. "Una hora de Orientación a la semana, que es lo que los programas del Mineduc te pide, es muy poco para ver estos temas", señala Paulina Barros, vicerrectora del San Juan Evangelista. "Los profesores tienen claro qué hacer en caso de detectar un abuso sexual, pero no tenemos las reglas escritas. Estamos estudiando cómo tener normas más explícitas", afirma Bernardita Aninat, de las Monjas Inglesas.
Recién en 2012 se comenzarán a aplicar, obligatoriamente, los siete programas de Educación Sexual que este año aprobó el ministerio para que los colegios adopten el que más se adapte a sus valores. Se deben aplicar desde primero básico y en todos ellos se aborda el tema del abuso sexual.
La Conferencia Episcopal diseñó un protocolo que indica cómo actuar cada vez que ocurra un caso como el de Karadima. Dice el obispo Héctor Vargas: "Teníamos un protocolo desde 2010, pero resultó deficiente por varios vacíos. Estamos trabajando para que nuestros procedimientos puedan ser claros, transparentes y conocidos". En cuanto a los colegios, indica que cada uno debiera buscar la mejor manera de enfrentar el tema y no olvidar que el problema del abuso sexual no es un tema de Iglesia Católica –"a veces uno siente que se está tratando de estigmatizar el sacerdocio"– ni de las escuelas, sino de toda la sociedad. "Yo creo que más que hacer cosas especiales en los colegios, este es un tema de la Iglesia y de los padres", dice el diputado Gonzalo Arenas, católico y apoderado del colegio Huelén, donde tiene tres hijos. "Estas crisis no pasan porque no se tenga una puerta de vidrio o los sacerdotes saluden o no de abrazo. Es un tema más profundo de personas que no tienen la pureza en su vocación y buscan el sacerdocio como refugio de algo. Esa es pega de la Iglesia. Ellos sabrán cómo discernir las vocaciones". Y agrega: "Los padres tenemos que entender que el colegio no es un lugar donde uno bota al hijo y lo recoge a los 18 años, peinadito y bien criado. Estamos ahí para ayudar a los niños a discernir si un sacerdote o un profesor se está tomando demasiadas atribuciones. Como católico, no puedes dejarle la vida espiritual de tus hijos a los curas. Hay que saber qué le está pasando en el alma al cabro, no sólo en la cabeza. Preguntar, conversar. No hay sustituto para eso".
Estrategias educativas *
Aquí un breve resumen de las estrategias educativas de prevención de abuso sexual asumidas por algunos colegios católicos de Santiago
Colegio Verbo Divino
Entrega hace tres años cuadernillos de trabajo compartidos de los niños con los padres desde prekínder. Entre otros temas, se enseña autocuidado y prevención del abuso. También hay charlas formativas para los padres.
Colegio Manquehue
Incluye en su reglamento de Convivencia Escolar, actualizado en marzo de 2011, una página detallando qué procedimientos de intervención seguir en caso de abuso sexual infantil. Además, desde 2002 tiene un programa de desarrollo personal desde prekínder a sexto básico, con unidades de autocuidado y promoción del buen trato, que se trabajan en conjunto con los padres.
Colegio Cumbres
Cuenta con planes de formación para los papás y los niños de educación sexual, que incluyen el cuidado personal y cómo reaccionar si hubiera algún acercamiento indebido. Se enseña que "nuestros cuerpos son templos del Espíritu Santo y se respeta nuestros cuerpos y el de los demás".
Colegio del Sagrado Corazón (Monjas Inglesas)
Hace seis años incorporó el programa "Mujer SC", con seis ejes temáticos. Uno de ellos es el autocuidado, que se enseña desde prekínder.
Colegio San Juan Evangelista
Desde 2007 tiene un programa de orientación para todos los cursos que desde primero a cuarto básico enseña entre sus temas el género, autocuidado y prevención frente a riesgos existentes en el entorno.
Colegio Los Andes
Creo una escuela para padres que fomenta la comunicación entre padres e hijas en temas de afectividad y sexualidad. A partir de 5º básico, las alumnas reciben cursos sobre Formación de la Afectividad y el Autocuidado. Está preparando un protocolo para prevenir abusos.
Colegio San Ignacio Alonso de Ovalle
Desde enero ha realizado talleres para dar a conocer a la comunidad escolar el manual de procedimientos para prevención de abusos actualizado por la Compañía de Jesús. Además, desde prekínder se les enseña a los niños conductas de autocuidado y actualizó el año pasado su política de promoción de los buenos tratos.
Lee las entrevistas completas y el contexto internacional aquí.
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