¿Cómo abordar la masturbación con nuestros hijos e hijas adolescentes?
Sus cuerpos cambian. Comienzan a desarrollarse, aparece el vello corporal y otros caracteres sexuales secundarios. También cambia su personalidad: quieren estar más tiempo a solas, encerrados en sus piezas. Ya no son esos niñitos o niñitas que vimos crecer. Son adolescentes y comienzan a autoexplorarse y a descubrir el mundo con ojos distintos. Dentro de esa autoexploración, la sexualidad es relevante, y la masturbación, probablemente la primera forma en que se manifiesta. “Algo sano y normal”, describen los expertos. De hecho, según el estudio Masturbación: mitos y realidades, realizado por un grupo de psicólogos y psiquiatras de la Infancia y Adolescencia de la Universidad de Chile, la masturbación es todo acto autoestimulatorio que tiende a producir o incrementar la satisfacción sexual. Durante la adolescencia, “es la práctica sexual más asequible y se utiliza como una vía de escape de las tensiones propias del desarrollo sexual. En este período es donde se encuentran las mayores frecuencias de masturbación, con un 96% de ocurrencia en los adolescentes hombres y un 37% en las adolescentes mujeres, que comienzan a masturbarse cerca de los 14 años”.
Y es precisamente en esa edad donde, frente al pudor que pueden sentir al preguntarle a sus padres sobre sexo, se autoeducan. Ahí radica el peligro de la desinformación. Para prevenir esta situación, Constanza del Rosario, psicóloga, terapeuta sexual y fundadora de la Fundación Relaciones Inteligentes, dice que la educación sexual debe ser desde el inicio de la vida, de una manera paulatina y constante a lo largo de los años. Y es que la masturbación no comienza sólo en la pubertad: “el autoerotismo comienza a temprana edad cuando niñas y niños comienzan a tocar sus genitales, a mirarlos y explorarlos. Es en esta edad donde muchas veces se reprime el desarrollo sexual sano, especialmente el femenino, con frases del tipo ‘eso no se hace’, ‘es sucio’ o ‘malo’, que en definitiva le otorgan una carga negativa a la sexualidad. Pero lo ideal es que normalicemos el autoerotismo”, asegura.
Cuando llega la pubertad, ese autoerotismo se transforma en una búsqueda de placer sexual, pero sigue siendo una actividad de autoconocimiento para descubrir de una manera segura qué me gusta y cómo me gusta. En esta etapa, según explica la psicóloga, “los adolescentes necesitan escuchar de sus padres o figuras de apego, la voz de la experiencia; que los vean como las personas que son, para que se puedan abrir de manera empática y libre de juicios. Necesitan de alguien que los guíe, prepare y acompañe en la etapa vital que están viviendo. Y por ningún motivo necesitan a un adulto asustado e ideologizado, que teme decir algo que los empuje a iniciar su vida sexual, o que los juzgue o reprima”.
En ese sentido, la especialista recomienda primero cuestionarnos como educadores, a partir de todo lo vivido y aprendido, ¿qué me hubiera gustado saber a tiempo? ¿Qué mitos de la sexualidad, de género o de amor me han costado caro como persona? ¿Qué desafíos está afrontando este adolescente que yo no viví y que sería adecuado informarme mejor para saber cómo acompañarlo? Y es que finalmente no sólo trasmitimos información, sino que una visión que puede marcar sus vidas.
¿Qué estrategia tomar para iniciar esta conversación?
Para la psicóloga es muy importante que los padres entiendan que esta tiene que ser una conversación orientada al placer y no al temor. También que la educación sexual no puede ser un monólogo, sino que tiene que ser una conversación abierta y empática, donde ambas partes puedan opinar y escuchar. La clave, dice, es llegar a esta instancia habiendo leído artículos, visto series o escuchado podcasts que hablen de sexualidad para que eso luego de pie para una conversación que a ninguna de las partes le resulte amenazante.
Otro consejo para evitar intimidar a nuestros hijos e hijas, es “salir del rol de autoridad y ponerse en el lugar de los adolescentes pensando que también tuvimos esa edad. Pensar en qué nos hubiese encantado saber para vivir la sexualidad de manera más sana, plena y segura en esa etapa de la vida. En este sentido, los ejemplos personales facilitan la cercanía, la escucha empática y generan un espacio seguro donde ellos o ellas sienten que pueden contar lo que sea, porque no los van a juzgar”, asegura.
Pero hay una dificultad agregada, dice la especialista, y es que “le hablamos a un cerebro adolescente hedonista, que desafía a la autoridad, que prueba los límites y puede ser cortoplacista. Por lo tanto es muy distinto decirles ‘tienes que usar un condón para no contagiarte una ITS o prevenir un embarazo, porque si te pasa te arruinarás la vida’, a decirles ‘es súper importante que te masturbes con un preservativo para que en el momento que tengas una relación sexual, te sientas cómodo y tranquilo al ser algo que ya sabes usar y conoces, algo que además facilitará que tu pareja sexual también se relaje al sentirse protegidos, porque estar relajados es fundamental para poder disfrutar más’”. Así, mostrándoles los beneficios que les importan, educamos.
Un torpedo: ¿qué decirles concretamente?
En el caso de los hombres, explica la psicóloga, “es importante poder alentarlos a que se masturben usando preservativos para que naturalicen su uso y que, cuando realmente deban usarlos, no se cohiban o se aferren a las excusas como ‘no siento lo mismo’. De la misma forma, es fundamental advertirles que esta actividad es importante que la realicen centrados en el proceso y no en el resultado, pues muchos eyaculadores precoces lo son debido a malos hábitos de masturbación, como el uso excesivo de pornografía, que además de fomentar la violencia de género es altamente adictiva”.
En tanto a las mujeres, “hay que invitarlas a observar su genital con un espejo y reconocer sus partes, es bueno también mostrarles imágenes diversas de vulvas para que entiendan que la suya no es rara, explicarles que cada mujer siente distinto, que ella tiene que descubrir qué le gusta y qué no, para poder hacerse dueña de su placer. Y que si quiere vivir el día de mañana una sexualidad satisfactoria, aconsejarle que ella alcance un orgasmo a solas antes de compartir con un acompañante”, finaliza.
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