Es inevitable. A todas las mujeres, probablemente alrededor de los 50, nos pasará. Y aunque cada día la menopausia es un tema menos tabú –se sabe que uno de los efectos de esta etapa es que los ovarios dejan de producir hormonas y que, por ende, se detienen los periodos menstruales– poco sabemos sobre cómo ésta afecta a la vida sexual de las mujeres. Muchas veces el silencio, la vergüenza y las pocas herramientas que tienen para sobrellevar los cambios físicos y emocionales que trae, las llevan a, por ejemplo, seguir teniendo relaciones sexuales “por cumplir”, cuando no se tiene deseo, o a sentir dolor durante el acto sexual.
Cuando llega la menopausia, los ovarios disminuyen la producción de estrógenos y testosterona, algo que según la Dra. Marcela Bertossi, ginecóloga de Clínica Las Condes, afecta directamente en el deseo sexual de la mujer. Esta disminución de estrógenos, explica, produce un atrofiamiento en el sistema urogenital, lo que se manifiesta como sequedad vaginal y estrechez de la vagina, dos síntomas bastante incómodos por sí mismos, que pueden provocar dolor al tener sexo, y que además, tendrían relación con la dificultad para alcanzar el orgasmo. Según explican en la Clínica de Sexo y Género del Hospital Johns Hopkins, a medida de que envejecemos, la sangre llena los genitales más lentamente cuando se produce la excitación, lo que significa que ya no se tiene la misma sensibilidad y que se tarda más en llegar al orgasmo. Por lo general, aconsejan, se necesita de una estimulación más directa e intensa del clítoris.
Para la sequedad y la estrechez vaginal existen soluciones que nosotras mismas podemos gestionar. La Dra. Bertossi dice que estos efectos pueden mejorar bastante con el uso de hormonas como el estrógeno y la testosterona, que se pueden administrar de distintas maneras y con distintos mecanismos. “Algunos ejercicios kinésicos destinados a fortalecer el piso pélvico pueden ayudar, pero lo más importante es la lubricación y elasticidad de la vagina, lo que se logra con terapia estrogénica. Las mujeres que tienen contraindicados el uso de estrógenos pueden ayudarse con lubricantes vaginales hechos con ácido hialurónico y otros componentes. También en estas mujeres estaría indicado el uso de láser vaginal”, dice.
Pero cuando estamos en pareja, es importante comunicar sobre estos cambios para que, en conjunto, puedan tomar un plan de acción, como un equipo. Cuando una pareja nunca ha hablado de sexo, abrirse desde una posición de humildad y aceptación respecto al malestar puede ser más difícil, pero sin dudas es necesario, explica la psicóloga clínica Emilou Marguirott. “Cuando tenemos relaciones sexuales ‘por cumplir’, se refuerza algo que no tiene que ver con la correspondencia del amor en términos de reciprocidad. Ahí es cuando es necesario darnos cuenta de esta alteración en nuestro deseo y estar consciente del malestar que pueda causar en nosotras. Y es que el deseo nunca va a ser tan poderoso como sí puede serlo una experiencia de dolor, miedo o de estar viviendo cambios hormonales, como ocurre durante la menopausia, factores que muchas veces inhiben el deseo”, dice.
Para comunicar esta incomodidad, dice la psicóloga, a ella le gusta recomendar la ‘comunicación no violenta’, que es un concepto que llama a “hablar desde el corazón, a conectarnos con nosotros mismos y con otras personas para que permita que aflore nuestra compasión y conexión natural con otros”. Esta, consta de cuatro pasos principales, que explican el contenido de aquello que queremos pedirle a nuestro compañero y la forma de hacerlo. “El primer paso, es observar cómo nos sentimos respecto al proceso que estamos viviendo, cómo lo vive el otro e identificar qué es lo que nos pasa con esto, en vez de dedicarnos a diagnosticar o juzgar. El segundo tiene que ver con vernos como seres humanos vulnerables, a ambos. Al darnos cuenta de que estamos en un periodo de vulnerabilidad, lo que ocurre es que la expresión de nuestros sentimientos sí nos puede ayudar a solucionar muchos de estos conflictos, que quizás son el resultado de cómo elegimos pensar o tomarnos lo que nos dicen y también de nuestras necesidades y expectativas particulares en un momento dado”, dice.
Como tercer paso, explica la psicóloga Emilou Marguirott, “es importante identificar la necesidad, los valores y los deseos que dan origen a este sentimiento de insatisfacción o de no deseo. Identificando lo que nos genera conflicto, vamos a llegar a comprender las hebras de aquello que sentimos que nos hiere. Es, en el fondo, ser capaz de saber bien qué es esa necesidad insatisfecha, para después lograr expresársela de manera clara a nuestra pareja, con quien, en un supuesto, tenemos una conexión y reciprocidad, y es mucho más factible satisfacer nuestras necesidades”. Finalmente, dentro de este concepto comunicacional, está la petición que “son acciones concretas que nosotras pedimos para enriquecer nuestra vida. Deben ser con un lenguaje positivo y evitando las frases de sentido vago o ambiguo. La idea es que formulemos peticiones en forma de acciones concretas que los demás puedan realizar, ya que la pareja no puede adivinar”, explica.
Para iniciar su proceso de cambio, Marguirott hace hincapié en que “es importante que cada miembro de la pareja pueda incrementar su nivel de responsabilidad y su sentido de agencia personal. Eso siempre va a ser facilitado si se dan cuenta de lo que está pasando; generar un cambio de conducta frente a este impasse y estar abiertos a las negociaciones que se puedan hacer”. Por eso, factores como la humildad son determinantes. “Como las relaciones sexuales no parten en la cama, debemos transitar este proceso desde una posición no enjuiciadora y del genuino interés y curiosidad por ayudarse mutuamente a experimentar nuevas formas de estimulación y de llegar a concretar una relación sexual satisfactoria”, dice.
“Lo ideal es poder conversar con honestidad en momentos donde estemos en calma, en un contexto donde ambos estén dispuestos a escucharse. Y desde ahí, ayudarse mutuamente a moverse a un lugar más reflexivo, consciente y flexible. Sin embargo, cuando hay resistencia, es importante hablar desde la construcción de equipo, que va a solucionar el problema y no de enemigos, pues ambos son los sostenedores de la pareja, no solamente quien tiene esta problemática”, puntualiza la psicóloga.
Cuando esta resistencia es mayor y terminas teniendo relaciones sexuales sin deseo ni placer y “por cumplir”, el daño es grande. “Esto, puede generar culpa o el sentido de pensar el sexo como una moneda de cambio para conseguir cosas que les permitan sobrevivir a diferentes vulnerabilidades. Esto es tremendamente dañino porque supone el no autovalidarnos y la sensación de sometimiento. Una pérdida de poder que baja la autoestima y que, por sí misma, nos hace perder el placer”, concluye la psicóloga Emilou Marguirott.