Otoño e invierno son temporadas en las que, naturalmente, las personas nos vemos más pálidas debido a los días nublados y lluviosos. Si a esto le sumamos el confinamiento que muchos hemos estado viviendo durante prácticamente todo el semestre, el efecto invernal en el tono de piel incrementa. A muchas personas les gusta este look y no tienen problemas con él, pero hay otras que preferirían un poco más de tono, pues se sienten más saludables.
Lograrlo de manera natural
Con este tip no te verás bronceada, pero con el tiempo mantendrás un tono natural: Suma betacaroteno a tu dieta, consumiendo alimentos como zanahoria y zapallo. El betacaroteno es un antioxidante que ayuda al organismo a producir vitamina A y aportar color. Aunque ojo, que su consumo en exceso puede dejar un efecto amarillo.
Buscar un tono natural
Estamos en medio de una pandemia y todos saben que no estuviste vacacionando en una playa paradisiaca durante el invierno, así que es mejor que evites tonos muy distintos a tu color natural.
Una alternativa para hacerlo es buscar un producto temporal que deje un efecto glowy en la piel y solo pigmentos de color. Estos se adaptan al tono natural y la diferencia no es tan evidente.
También hay autobronceantes semi permanentes que permiten ir agregando capas de tal forma que el primer día apliques solo un poco, y en los días consiguientes agregues más o no, dependiendo del tono al que quieres llegar. Hay que tener en mente, eso sí, que el color final suele notarse al día siguiente de la aplicación, por lo que se debe evitar el exceso.
Preparar la piel
Antes de aplicar cualquier producto es importante preparar la piel de tal forma que la aplicación sea pareja y no aparezcan manchas. Para esto, el primer paso es exfoliar un día antes. Así se elimina la piel muerta que podría formar concentraciones de producto que impiden que el acabado sea uniforme.
Dentro de lo posible depila las piernas o las zonas donde vayas a aplicar el producto, porque mientras más lisa sea la superficie, mejor será el resultado. Los días previos preocúpate de humectar bien la piel, pues broncear es como maquillar, y el producto que usemos va a funcionar mejor sobre una piel en buenas condiciones.
Tener cuidado con la cara
En la cara se debe tener más precaución, ya que ocultar errores es más complejo. Una buena forma de probar tanto el tono como la textura del producto y descartar alergias, es aplicar primero en la zona del pecho y el cuello, que reacciona de manera similar a la cara.
Elegir un buen producto
No importa que tan preparada esté tu piel, si el producto es de mala calidad no obtendrás un buen resultado. Esto no significa gastar altas sumas de dinero en una crema autobronceante, sino que revisar los ingredientes. Se deben elegir aquellos libres de alcohol y parabenos, pues estos tienden a secar la piel, dejando un efecto craquelado que hará que el bronceado falso sea muy notorio.
No olvidar las manos y los pies
Con cuidado, aplica el producto en manos y pies para que no queden extrañamente claros en comparación con el resto del cuerpo. Y sí, la preparación de la piel también aplica en estas zonas, e incluso es más importante que en las demás pues tienden a resecarse con mayor facilidad.