Paula 1230. Sábado 15 de julio de 2017.
A pesar de que he vivido y visitado lugares muy fríos –nací en Hamburgo, iba a ver a mi papá en Noruega en invierno, estudié un año en Vermont y pasé seis años en Holanda– por lejos donde he pasado más frío en mi vida es en el invierno chileno. Recuerdo mi niñez llena de guateros, chimeneas, estufas a parafina (donde una vez me caí de espaldas antes de darme una ducha, y me quemé el poto, mal). Porque aquí, aunque corto, el invierno es muy duro. A diferencia de Europa, donde dormir con ventanas abiertas es normal, acá tenemos casas mal aisladas y muchas veces hace más frío adentro que afuera.
La decoración es importante para crear ambientes más abrigados, y hay que tomar en cuenta los días preciosos de sol y cielos azules, que también los tenemos. Esto influye mucho en la paleta de colores que usemos al decorar. En Europa por la luz más fría se necesitan tonos más cálidos y "sucios" para crear ambientes acogedores (no le crean tanto a la estética Ikea con el muro blanco: no es muy sentador en el invierno del Hemisferio Norte). En Chile tenemos la suerte de poder usar colores más limpios y alegres que no desentonan ni en enero o agosto. Pero cosas como engenerar o empapelar muros con papeles de diseños con fondos de color fuerte crean espacios cálidos. Asegurarse de que las cortinas sean forradas, y si realmente quieren crean una sensación de abrigo: ponerle una capa de franela adentro. Las lámparas de mesa o pie con ampolletas de luz cálida y bajo voltaje invitan a sentarse; las alfombras visten los pisos y las mantas y cojines te cobijan. La idea es crear un nido donde podamos hibernar.
"Podemos aplicar el <em>hygge,</em> concepto escandinavo tan de moda, que habla de compartir en familia o con amigos, de prender velas apenas oscurezca, de sentarse alrededor de la tetera, de cerrar las cortinas y taparse con una manta", dice Valesca Damste.
Podemos aplicar el hygge, concepto escandinavo tan de moda, que también se usa en Holanda como "gezelligheid", y que tiene que ver con esa cosa un poco apiñada y acogedora de compartir en familia o con amigos: de prender velas apenas oscurezca, de sentarse alrededor de la tetera o de la botella de vino a contar las cosas que nos pasaron en el día. Estar todos en un sofá y ver una película, cerrar las cortinas y prender la chimenea (podemos soñar), taparse con una manta con el gato encima a leer un libro.
Al final de cuentas, el invierno en Chile hay que sobrevivirlo a punta de guateros y tecitos, pero es de corta duración y el resto del año es una maravilla. @ccdinteriores