Cómo la seguridad financiera está asociada a la autoestima
Aunque suenan como conceptos muy distantes entre sí, la autoestima y el dinero están estrechamente vinculados. No solo la seguridad financiera influye en que las personas tengan una mayor autoestima, sino que de la misma forma las personas con mayor autoestima y amor propio tienden a contar con mayor estabilidad económica, en cuanto se sienten merecedores de ella y la buscan.
La experta en desarrollo personal y creadora del sitio web La Autoestima, Carla Valencia, lo explica así: “El dinero y la autoestima están tan íntimamente conectados, que cuando falta dinero o es difícil de conseguir, comienzas a pensar negativamente en ti mismo”. Esto se ve más claramente reflejado en algunos hombres, que según designios patriarcales aún sienten que tienen que ser los proveedores de la familia, y que por obligación deben ganar más dinero que sus parejas, cuando éstas son mujeres. De hecho, no es raro escuchar de parte de mujeres financieramente exitosas, decir que sus ex parejas las han dejado porque no soportan vivir sintiéndose inferiores por ganar menos plata.
Pero desde la vereda contraria, las mujeres que han optado por no trabajar o por dejar de lado algunas oportunidades laborales para cuidar a su familia y hacerse cargo de la casa, pueden sentirse en desventaja respecto a sus parejas, en cuanto son financieramente dependientes de ellos. Esto afectaría, por ejemplo, la capacidad de poder terminar una relación violenta o tóxica. El no sentir esa libertad terminaría mermando en el amor propio y la autoestima.
Esto no quiere decir que haya que tener mucho dinero para mantener una buena autoestima. Según el sitio Financial Best Life, “tu relación con el dinero debería estar relacionada a objetivos y a sentirte bien con tus decisiones. Si tienes lo que necesitas, amas tu trabajo y has encontrado la felicidad, entonces lo que otros opinen no debería ser importante. Pero lo cierto es que es difícil mantener esa mentalidad y los demás sí pueden afectar nuestras emociones”.
Por otro lado, la autoestima estaría relacionada con los objetivos financieros que las personas nos fijamos. No se trata de desear ganarse la lotería y convertirse en millonarios de la noche a la mañana, sino que en las decisiones que se toman a diario, en términos realistas. Por ejemplo, una persona con una alta percepción sobre sí misma, y por ende una buena autoestima, tiende a exigir un mejor puesto o una mejor remuneración que otra que no tenga una autoestima tan positiva. Puede haber una persona muy descontenta con su sueldo y con su trabajo en general, pero si no cree merecer o poder acceder a algo mejor, lo más probable es que se quede estancada. Que alguien crea que merece más en términos de dinero, es un paso importante para conseguir ciertas metas, que no son necesariamente ser gerentes generales o la autoridad máxima de una institución, sino que mejoras realistas de acuerdo a sus condiciones.
Esto último es fundamental, comprendiendo que no se puede pasar por alto que vivimos en una sociedad clasista, donde la movilidad social es difícil o imposible, y donde un grupo amplio de personas simplemente no accede a las mismas oportunidades que la minoría. Porque lo cierto es que no ser capaces de proveer con lo básico a la familia puede afectar la autoestima de algunas personas. Por otro lado están los prejuicios, que no son poco comunes, que relacionan la pobreza con la flojera, con la falta de ganas de trabajar, con tener pocos méritos.
Un estudio del Centro de Investigaciones Socioeconómicas de Reino Unido (CRESR), que investigó a vecinos de seis barrios distintos, menciona en sus conclusiones que “vivir con sueldos bajos genera ansiedad y baja autoestima para un número significante de los participantes, con un impacto negativo en su bienestar psicológico”. Agregan: “Nuestro estudio también descubrió que parte de la explicación de este impacto negativo en el bienestar emocional surge de la internalización de una autocrítica, auto-culpa, y una sensación de no ser lo suficientemente listos o capaces para controlar las consecuencias de vivir con ingresos bajos”.
Por otro lado, un estudio de la Universidad de Oxford, dio cuenta de que las personas con menores ingresos se sienten menos seguros en relación a sus capacidades para conseguir el éxito, lo que lleva a menos posibilidades de conseguir un buen empleo, a la depresión y la ansiedad. Y en relación a los prejuicios existentes, “empiezan a creer que son fundamentalmente dañados, por lo que cualquier posible logro se ve mermado por la falta de seguridad en sí mismos y poco amor propio”. De ahí la importancia, en relación a la autoestima, de que todas las personas tengan la posibilidad de cumplir con sus potenciales, de recibir una buena educación y de tener acceso a alternativas laborales, sin que su condición socioeconómica sea un impedimento.
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