Apostar todas las cartas a un cambio físico para conseguir la estabilidad emocional es algo con lo que probablemente muchas mujeres se sienten identificadas. Y es que creemos que esto nos ayuda a cerrar ciclos, a empezar uno nuevo con una disposición distinta. Estos cambios, que pueden canalizarse de diferentes formas como haciendo deporte o haciéndose un tatuaje, comúnmente se relacionan con el pelo.

La socióloga estadounidense y académica de la Universidad de Arizona, Rose Weitz, publicó un estudio llamado Women and their hair: seeking power through resistance and accommodation con el propósito de demostrar cómo las mujeres tratan de posicionarse a través de su pelo. Según sus conclusiones, estamos convencidas de que esta parte del cuerpo impacta de manera directa en la percepción que el resto tiene de nosotras y que por eso tendemos a modificarla. El estudio, además, afirma que el pelo siempre es símbolo de algo y que cortarlo tras una ruptura amorosa es una expresión de las dinámicas de poder en las relaciones. Así, según Weitz, "cuando una mujer termina una relación y quiere cortárselo, no solo es una forma de querer algo nuevo, sino de expresar su poder y libertad individual". Sus palabras hacen aún más sentido si se toma en cuenta que hasta existe un hashtag que evidencia esto. A través de redes sociales, distintas mujeres comparten sus cortes de pelo y escriben #BreakUpHairCut.

Para la psicoterapeuta feminista y miembro del equipo de La Rebelión del Cuerpo, Constanza Buneder, algunas personas tienden a reaccionar ante las crisis por medio del físico ya que este representa nuestra cara visible frente al mundo. "Un cambio físico puede ser una expresión de libertad, pero también una vía de escape. Si alguien está sufriendo por determinada situación, por ejemplo, es muy común que desvíe esos sentimientos haciéndose algo en su cuerpo para desconectarse y desconectar al resto. Como una manera de alivio emocional. Pero también podría pasar que si una persona hace un cambio de apariencia muy radical –de esos que se alejan mucho de lo que haría en una situación un poco menos crítica– puede que quiera llamar la atención para que el resto note que necesita ayuda", explica.

La sicóloga experta en autoestima, Isabel Pacareu, concuerda con esto. De hecho, reconoce sentirse identificada. Y es que cuando su papá murió, el año 2017, decidió oscurecer su pelo. Sin embargo, lo asocia más a una necesidad de control. "El ser humano, al ser lógico, necesita encontrarle una razón a todo y cuando uno generalmente está en crisis tiende a sentir que pierde el control. Una manera de recuperarlo es validando que frente al cuerpo se tiene autonomía y poder. De que dentro de toda la crisis al menos hay algo que sí se puede hacer", dice.

Buneder, por su parte, asegura que esto es muy común en un contexto de incertidumbre, sobre todo como el que vivimos ahora. "Frente a estos escenarios el cerebro busca formas de tener el control de alguna manera. Y eso se puede expresar de varias formas. Hay personas que se vuelven obsesivas con la limpieza, algunas empiezan a controlar la comida y otras su físico. Sobre este último, hay que considerar que como mujeres siempre hemos sido súper presionadas a poner mucha atención a cómo nos vemos. Y que por consecuencia, muchas veces nuestra autoestima se construye a base de cómo estamos en lo físico, por lo que en una crisis solemos dirigir el foco en el cuerpo como manera de auto validarnos".

Sin embargo, esto no siempre significa que estemos haciendo las cosas mal. Y, de hecho, sí puede asociarse a esta motivación por intentar superar algo del pasado. Así lo explica Pacareu: "Uno de los proyectores que indican que un paciente está canalizando la terapia –cuando se relaciona con alguna crisis que afecte su identidad– es cuando opta hacerse cargo de su aspecto. Por muy simple que suene, esto es una señal de que esa persona se está preocupando de sí misma. Además, creo que no hay que alarmarse por estas cosas porque son propias del proceso que implica una crisis. Todos canalizamos los problemas de alguna forma y en algunos casos es a través del físico. Lo importante es hacerse cargo".

¿Cuándo deberíamos preocuparnos? "Yo creo que todo depende de la cantidad de veces que se recurra a esto como canalizador de emociones. Hay personas que pasan su vida en búsqueda de esa identidad y que refuerzan todo en el físico. En esos casos, obviamente es alarmante. Porque un corte de pelo no te va a cambiar la vida ni acercarte a tus emociones. Para entenderlo, hay que hacer el ejercicio de preguntarse el por qué lo estamos haciendo. El límite está en si lo hago para potenciarme a mí misma o para ser alguien distinto. En el último caso es disconformidad y eso hay que tratarlo", concluye Isabel.