Mr. Wool como marca de lanas teñidas a mano tiene solo 4 años, pero Felipe Sepúlveda, su creador, lleva toda una vida tiñendo. Partió en la cocina de la casa de sus papás en La Florida cuando tenía 15 años y le llegaban las camisas heredadas de su hermano mayor. "Como soy el hermano del medio siempre heredé ropa y para poder darle un vuelco a eso la teñía". Recuerda especialmente la primera tintada porque, como nunca, le resultó a la primera. "Era una camisa de colegio de esas típicas blancas y la teñí en una olla de fierro grande que tenía mi mamá, ese teñido con sal que se hacía antes, siguiendo paso a paso el instructivo de la anilina Mont Blanc. Me acuerdo que elegí teñirla rosa viejo porque como no tenía lucas quería transformarla en una camisa ondera, para salir", cuenta Felipe.
Artista visual y diseñador de profesión, actualmente Felipe se dedica casi por completo al teñido de lanas. A los 30 incursionó por primera vez en el mundo del tejido cuando se incorporó a un grupo de hombres tejedores y después de un viaje a Chiloé decidió empezar a vender lanas rústicas en Santiago. Esos fueron los primeros pasos de Mr. Wool. "De a poco me fui metiendo más y más en el mundo del tejido y me di cuenta de que los referentes que admiraba en el extranjero tenían mucho más que ver con la moda que con la típica bufanda o el chaleco de guagua", explica. Felipe veía cómo en otros países el tejido estaba dejando de ser percibido como un hobby propio de las abuelas y que, por el contrario, cada vez más hombres y mujeres de todas las edades estaban encontrando en esta actividad una forma de expresión: "Me di cuenta de que, si bien en Chile todavía no teníamos este concepto del tejido, era lo que se veía venir". Así que durante un viaje a Bolivia decidió lanzarse y comprar las bases de alpaca –lanas en estado puro y sin teñir– para traerlas a Chile y empezar a experimentar con el teñido.
El proceso de aprendizaje de Felipe fue casi completamente autodidacta. Tomó un curso online pero que cubría solamente los conceptos básicos. Después de eso se lanzó solo porque rápidamente se dio cuenta de que sería muy difícil conseguir alguien que quisiera enseñarle a teñir. "Cuando recién estaba partiendo conocí a una mujer que sabía de teñido y le pedí que me hiciera clases, pero no quiso. Me di cuenta que iba a ser difícil encontrar a alguien que sí quisiera enseñar porque hay una alquimia media mística en torno al proceso que es compleja de aprender y también de transmitir. El tema implica harto conocimiento de la fibra, de la química, pero también bastante gasto de plata porque para lograr ciertos teñidos he perdido muchas fibras en ensayo y error", cuenta.
En el teñido la mayoría de las técnicas son de conocimiento universal, pero el cómo se aplican y combinan depende exclusivamente del tintorero y del efecto que quiera lograr en la lana. Cuando Felipe tiñe las fibras usando técnicas de speckle –lanas que tienen un color sólido en el fondo y puntos pequeños de colores encima– no está pensando en cómo quiere que se vea la fibra o el ovillo, sino en cómo quiere que se vea esa lana tejida, cuán predominantes serán esos speckles o puntos en la trama y qué tan frecuentes o esporádicos se verán en el tejido final. Y para lograr ese nivel de precisión, un tintorero necesita práctica, paciencia, ensayo y error.
Felipe Sepúlveda (36) es tintorero y fundador de Mr. Wool.