En pleno 2020, el tema central para la pareja de los psicólogos María José Palmero e Ignacio Vega era, por supuesto, la pandemia. Y todos sus derivados en la vida cotidiana: que había que cuidarse del bicho, que no había que salir mucho, que quién se conectaba con los niños a las clases, que quién hacía el aseo, que quién estaba más sobrecargado de pega, que quién no estaba cumpliendo su parte.

Fue así como la crisis comenzó a asomarse y hacerse cada vez más evidente. “Sin darnos cuenta, cada uno empezó a encerrarse en sí mismo. Dejó de estar el ‘nosotros’, porque cada uno solo estaba en sus propios ‘yo’. Cada uno con sus propios temas. No había una conexión emocional desde el tocarse, mirarse, conversar. Cuando eso se agudiza sientes que estás como durmiendo con el enemigo, en el sentido de que estás sintiéndote atacado permanentemente. O que lo que hace o no hace el otro te molesta, lo criticas. Respondes, porque crees que debes defenderte”, cuenta Ignacio sobre esta dinámica que venían arrastrando hacía algunos meses, y a la cual les costó ponerle el nombre de crisis.

Primero pasaron por la etapa de negación, en que preferían no mirar el conflicto, e intentar seguir hacia adelante. “Pero en un momento ya comprendimos que no era que estuviéramos más cansados o que los niños estuvieran más demandantes. Que esto era una crisis muy profunda y dolorosa. Yo me sentía sola y cuando Nacho no estaba en la casa, sentía que las cosas incluso estaban mejor”, cuenta María José. “Porque yo andaba rabioso, enojado, la sentía muy lejos; yo estaba muy estresado”, añade Ignacio. Hasta que un día llegó la conversación clave, esa que habían estado evitando, que duró hasta las 3 de la mañana -y que no siguió solo porque había que descansar algo y trabajar al otro día- en la que pusieron en la balanza si era mejor separarse o dar un salto.

Y optaron por lo segundo. “Pero dejamos muy en claro que no se trataba de volver a estar ‘bien’ como estábamos antes que se desatara la crisis. Eso para nosotros sería un fracaso. Lo que queríamos era avanzar hacia un nuevo nivel en la relación, ir mucho más allá, hacia otro estadio, algo diferente”, cuenta Ignacio.

Ambos con larga formación y trayectoria en psicología -ella especialista en niños y adolescentes y él en adultos- y tras haber tomado un curso de relaciones de pareja, comprendieron que su propia relación había perdido prioridad, que el amor de pareja no es incondicional y que uno elige seguir -o no- amando al otro. Que había que replantearse el vínculo para volver a amarse de nuevo y que había que hacer acciones simultáneas”, dice María José.

¿Qué aprendieron?

1) Tomar muchas medidas y en paralelo: Haciendo una sola cosa la relación no iba a mejorar, por eso había que tomar acciones diversas y sistemáticas. Por eso acordaron panoramas que se cumplirían sagradamente: una ducha juntos todas las noches, no ver el celular después de las 21 hrs y comer sushi una vez al mes.

2) Tomar una terapia de pareja: Dejar atrás ideas preconcebidas, como que a este tipo de terapias se llega cuando el caos es inminente, sino que incluso tomarlas como medida preventiva.

3) Conversaciones con encuadres: Hacer un esfuerzo por realmente escuchar al otro, poniendo ciertas reglas en conversaciones importantes, como no defenderse, no criticar, y lograr una sintonía emocional compartiendo lo que a uno le duele; no lo que le molesta.

4) Tener un proyecto en conjunto: Grande o pequeño. Esta pareja planeó un viaje a Miami a un curso con el reconocido coach Tony Robbins. Y, además, decidieron abrir un Instagram contando su historia.

Esta última iniciativa se materializó en la cuenta @titi_y_nacho, en la que van compartiendo su experiencia y aprendizajes. Hicieron un Live con quien fue su terapeuta de pareja y también organizaron el taller gratuito “Crisis de pareja: saltar o retroceder”, que fue el inicio de una nueva veta, que jamás antes se habían planteado: acompañar, como psicólogos, a otras parejas que estuvieran en crisis y que quisieran avanzar a un siguiente nivel.

“Aunque ha pasado cerca de un año desde que logramos superar esta crisis, hoy parece muy lejano ese momento. Ha sido una experiencia vital para ambos, que nos ha mostrado cómo crecer, y hoy realmente estamos en un nuevo nivel”, finaliza María José.