Comunidad de mujeres en Camboya: “Estas mujeres han sido como mi familia, mi red de apoyo lejos de mi país”

sororidad paula



“Llegué a Camboya a fines de febrero de 2017. Jamás había estado en este país y me vine porque quería vivir en algún lugar del Sudeste Asiático donde se pudiera ayudar a los locales. Elegí específicamente la ciudad de Siem Reap porque una amiga, que había estado acá, me dijo que era un buen lugar para vivir. Por suerte encontré trabajo como profesora de inglés en un colegio rápidamente y exactamente el día 8 de marzo de ese año, Día Internacional de la Mujer, fui a un restorán que queda muy cerca de mi casa a almorzar. Estaba sola porque aún no conocía a nadie pero al poco tiempo llegaron dos chicas que se sentaron en la mesa de al lado. Comenzamos a conversar y después de un rato me recomendaron entrar a un grupo de Facebook que –según me contaron– se componía solo de mujeres que vivían en la ciudad. En un principio no entendí muy bien el objetivo del grupo, pero estaba sola, así que llegué a mi casa a buscarlo y me metí.

La chica que creó el grupo es una australiana que llegó a Camboya el 2016 y venía desde Vietnam. Allá tenía un grupo muy sólido de mujeres que se apoyaban, entonces cuando llegó a Siem Riep pensó en armar un grupo similar para poder socializar y apoyarse mutuamente. Es que cuando uno vive en el extranjero, necesita armar un grupo que haga el efecto de familia. Lo que ella quería era una red de mujeres fuertes, de hecho en su propósito estaba encontrar un grupo que fuese increíble, fuerte, divertido, inspirador, de puras mujeres amigas. Básicamente un espacio donde uno pudiera llorar, reír y buscar (y también dar) el soporte cuando se necesitara.

Y con esto justamente me encontré. Al principio estaba muy callada, viendo cómo interactuaban. Empecé a encontrar mensajes de mujeres que simplemente ponían: ‘Quiero ir a almorzar ¿alguna se anima a ir conmigo?’. U otra que tenía ganas de ver una película, pero no quería verla sola. Porque muchas estaban en la misma condición que yo; habían llegado a este país sin conocer a nadie y entonces no tenían un amiga, amigo o familiar con quienes compartir estas situaciones cotidianas. También datos de dónde comprar cosas porque acá no es tan fácil encontrar lo que se necesita como en otros países.

Todo esto me ayudó a sentirme acompañada. Pero lo que más me gustó es que es un grupo en el que me siento en confianza: todas las reglas son claras, no hay críticas, no hay burlas ni por el idioma, ni por la calidad de las preguntas, ni nada. Y creo que eso se da fundamentalmente porque hay solo mujeres. De hecho no están permitidos los hombres, porque todas ya habíamos vivido la experiencia de estar en un grupo mixto donde terminábamos sintiendo temor o desconfianza de compartir nuestras cosas. En esos otros grupos no me atrevo a decir muchas cosas porque me ha pasado que he visto muchas críticas. Acá creo que lo que ocurre es que el hecho de ser solo mujeres, genera una sensación de hermandad, además, muchas somos mujeres que estamos solas, sin la familia y amigos cercanos. Este grupo se ha transformado en nuestra contención.

Recuerdo que un día se dio una situación muy especial. Una chica escribió: ‘Tengo un problema’. Todas le empezamos a preguntar qué había pasado. Y ella contó que hace un tiempo que se sentía mal porque se sentía gorda, no estaba contenta con su cuerpo. Mencionó que esas eran cosas que le costaba mucho decir, pero que en este grupo se sentía en confianza para expresar la frustración que estaba sintiendo. Casi todas respondieron, algunas le empezaron a decir que habían pasado por lo mismo, le dieron consejos, le mandaron mensajes privados. En el fondo, recibió la contención que necesitaba en ese momento.

Y así con otras cosas. De hecho otra chica australiana que es cofundadora del grupo, instaló un hotel boutique acá que se llama Baby Elephant, y en este periodo de pandemia ha estado súper complicada porque trata de mantener su hotel a como dé lugar, inventando lo que se le ocurre para poder mantener además el sueldo de su equipo, pero hay días en los que asegura que no puede más, porque le ponen cuarentena o porque tiene que cerrar. Todo ha sido cuesta arriba, y la mayoría de las veces su desahogo es en este grupo de mujeres, porque la respuesta de todas siempre es de ánimo o incluso le ofrecen ayuda. Una red de apoyo que la ayuda a mantenerse a flote.

Ese apoyo es constante, de hecho me acuerdo que otra vez, en este tiempo en que ponían y sacaban cuarentenas y por lo tanto todas estábamos un poco ansiosas o con el ánimo revuelto, una de las chicas escribió: ¿Cuál es la canción que cada una escucha para motivarse esos días en que no se siente tan bien? Todas comenzaron a compartir las suyas y esto terminó en una lista de canciones en Spotify a la que todas tenemos acceso.

Finalmente se trata de un grupo de contención, de información y principalmente un grupo de mujeres fuertes y resilientes, que me hace sentir que no estoy sola acá. Mujeres que somos culturalmente diferentes, de edades distintas, pero que tenemos en común la experiencia de ser mujer y eso nos une, además de vivir en una ciudad y un país lejano; enfrentando los mismos desafíos. Todas tratamos de salir adelante de la misma manera y nos hemos convencido de que juntas, aunque sea muchas veces de manera virtual, la vida acá, se nos hace mucho más fácil”.

Jimena Medina es ingeniera comercial y profesora de inglés.

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