→ Un buen foco no es aquel que combina con el sillón, sino el que dirige la luz donde corresponde. Es lo más pequeño posible y esconde muy bien la ampolleta.

→ Poner pequeños focos en los rincones de la sala, pues la luz de las esquinas da un resplandor especial, más aún si no se ve de dónde sale la fuente. Las lámparas de pantalla, en cambio, se reflejan en los vidrios y ocupan mucho lugar.

→ En el comedor hay que enfocar la luz en forma perpendicular, porque si se ilumina desde muy lejos o con luz directa, encandila. Es recomendable una luz tenue que alumbre la superficie.

→ Además de una buena lámpara de lectura, en los dormitorios es preferible que haya un foco cerca del clóset que sobre la cama.

→ Las lámparas de techo con luz tenue dirigida hacia las paredes hacen que una habitación parezca más amplia. Para que parezca más pequeña, hay que usar tonos fríos como tubos fluorescentes y bombillas azuladas.

→ Cuando se intenta crear una luz de fondo, la clave está en colocar dos focos de pared enfocados hacia arriba, lo que dará una luz discreta.

Rubén Amsel tiene una oficina en Santiago, representada por Verónica Romero, donde ofrece asesorías y vende unos pequeños aparatos ópticos que regulan y dirigen la luz hacia puntos específicos como cuadros y mesas, ($ 60.000), además de gran variedad de focos para interior y exterior. San Sebastián 2765, of 22, fono 333 3941, ra@rubenamsel.com.ar.