Están trabajando sin descanso. Todas haciendo campaña por el Apruebo y pensando desde ya en los contenidos a impulsar en la nueva carta fundamental. Así están enfrentando las organizaciones feministas los días previos al inicio del proceso constituyente, un momento que puede ser clave en la historia política de nuestro país y que, dicen, fue impulsado -en parte- por el movimiento de mujeres y disidencias. “Que se haya logrado instalar un itinerario para una nueva Constitución es algo muy sentido como propio por las organizaciones feministas. Formamos parte de quienes lograron que la Convención Constitucional sea paritaria, entonces imagínate todo lo que eso significa en términos de seguir adelante para que eso sea verdad”, cuenta Teresa Valdés, coordinadora del Observatorio de Género y Equidad.
Y es que luego del acuerdo por la paz social y la nueva Constitución alcanzado en noviembre del año pasado, fueron los propios movimientos de género los que concretaron uno de los primeros hitos que marcaron este proceso. “Es imposible no pensar la paridad del órgano constituyente como el puntapié inicial del momento actual. Además, anota un precedente a nivel mundial”, afirma Alejandra Sepúlveda, directora ejecutiva de Comunidad Mujer. “Hasta ahora, las constituciones las han escrito hombres creyendo que pueden dar cuenta de la experiencia universal de los seres humanos. Evidentemente, las mujeres van a aportar perspectivas nuevas y prioridades distintas. Por primera vez en la historia, vamos a poder escribir las bases de nuestra convivencia sin sesgos o, al menos, con menos de ellos”, afirma Verónica Undurraga, doctora en Derecho y académica de la Universidad Adolfo Ibáñez.
Aunque la Ley 21.216 que garantiza la paridad de género en la Convención se promulgó en marzo en el Diario Oficial, las feministas aún miran con cautela este logro político: que se concrete depende solo del resultado del 25 de octubre. Por eso, lo que pase en los próximos días es clave para concretar un trabajo que vienen haciendo hace meses. Cada paso, cada palabra, cada acción puede hacer eco en aquellas personas indecisas, desmotivadas o con poca información sobre el plebiscito.
Una de las tácticas para llamar al voto es la que está liderando la Asamblea Feminista Plurinacional, agrupación que congrega a más de 30 organizaciones de mujeres y que bajo el eslogan “Juntas Hacemos Historia” lanzó una campaña audiovisual en favor del Apruebo. Los cinco videos que preparó la Asamblea ya comenzaron a salir en la franja televisiva y su directora, Camila Rodó, explica que apelan a sucesos memorables de la lucha feminista. “Es un trabajo político y creativo para ser parte de un proceso histórico, recordando -en la campaña- los otros momentos donde nos hemos unido como mujeres y hemos cambiado las cosas”, cuenta.
Otras organizaciones, como la Asociación de Abogadas Feministas (Abofem), apostaron por lo digital para desplegar su plan comunicacional. En su Instagram (@abofemcl) se han dedicado a postear gráficas y videos para informar a la ciudadanía sobre conceptos clave y motivar a la gente a votar en el plebiscito. Lo mismo hizo la Corporación Humanas y el Observatorio de Género y Equidad que, en conjunto, lanzaron un kit constituyente vía web con definiciones para familiarizar a las personas con los términos asociados a la nueva Constitución.
Los podcast han sido otra de las estrategias que han comenzado a utilizar los movimientos con miras a asegurar el Apruebo en la elección. En esa línea, se creó el programa “Nada sin Nosotras”, conducido por la psicóloga y activista María Eugenia Lorenzini. ¿De qué hablan? Del proceso constituyente, de la experiencia internacional en la materia, de los derechos humanos de las mujeres y de todo aquello que se relacione con este proceso histórico. Abofem, por su parte, también tiene dentro de sus planes lanzar un podcast: se va a llamar “Amigas con Derechos” y adelantan que ahí van a impulsar temáticas para el debate de la nueva Constitución con enfoque de género.
Pero las convocatorias online tampoco han perdido el terreno ganado con la pandemia. Las organizaciones que, inicialmente visualizaban un 2020 parecido a lo que sucedió después del estallido social, comenzaron a rediseñar sus cabildos y conversatorios para trasladarlos al modo virtual.
Es el caso de Comunidad Mujer, que ya está planificando un encuentro online con sus alumnas y ex estudiantes de su Escuela de Mujeres Jóvenes Líderes. Esta iniciativa partió en 2013 para fortalecer las capacidades de dirigentas juveniles y ahora va a permitir pensar cuáles son los puntos estratégicos para incidir en la discusión pública por parte de las mujeres. “La idea es que nuestras alumnas sean agentes de la participación femenina en la votación, en un primer momento, para luego trabajar también en una estrategia de levantamiento de temas para la Constitución”, cuenta Sepúlveda.
Los contenidos: La otra cara del despliegue
“No buscamos ser un accesorio respecto a los contenidos de la nueva Constitución, buscamos que el enfoque de género sea transversal en la carta magna”, afirma con claridad la presidenta de la Corporación Humanas, Lorena Fríes. Por eso, las organizaciones se han abocado a detectar problemáticas y levantar temas para apoyar e incidir en el debate del proceso constituyente, en caso de ganar el Apruebo el 25 de octubre.
Sobre eso, ya existe un primer acercamiento desde la vereda de los movimientos: una encuesta realizada por Corporación Humanas y el Observatorio de Género reveló algunos tópicos prioritarios para las mujeres a la hora de escribir la nueva Constitución. Entre los más apoyados están el derecho a la igualdad salarial (91%), el reconocimiento al trabajo doméstico y de cuidados (87%) y el derecho a la vida libre de violencia (86%).
Pero también hay otros, como el derecho a la salud sexual y reproductiva, que será respaldado en la eventual Convención por la corporación Miles Chile. Sobre el tema, la actual carta magna no estipula nada específico, a pesar de que nuestro país ha ratificado múltiples tratados internacionales que reconocen la importancia de contemplarlos en su marco jurdídico (uno de ellos: la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer). “Necesitamos estos derechos porque las mujeres, adolescentes y niñas tienen limitaciones para acceder en condiciones legales a servicios de salud sexual y reproductiva, y eso es una forma de discriminación”, afirma Lieta Vivaldi, directora de la comisión académica de Abofem.
El reconocimiento del trabajo doméstico y de cuidado también es otro de los temas que están trabajando las organizaciones para plantear en el debate constitucional. “Se debe visibilizar y cambiar el paradigma. Hay que entender que somos personas interdependientes y eso es un elemento vital que no ha sido considerado en el debate público”, asegura la abogada y consejera del Colegio de Abogados, Elisa Walker. Y es porque el cuidado históricamente ha recaído sobre los hombros de las mujeres, afirma, un hecho que en la pandemia se ha agudizado aún más.
Un sondeo realizado por el Centro de Encuestas y Estudios Longitudinales a fines de julio determinó que las mujeres dedicaron 9 horas semanales más que los hombres a tareas domésticas, aumentando (1,4 horas promedio) el tiempo destinado a estas labores. “La sobrecarga tremenda de las mujeres en el cuidado se ha hecho visible durante el tiempo del Covid-19, está a flor de piel. Es algo que venía sucediendo y la nueva Constitución tiene que poner al centro esas necesidades”, dice Teresa Valdés, coordinadora del Observatorio de Género y Equidad.
Para materializar esas normativas, la parte orgánica de la Constitución -aquella que tiene que ver con la organización del Estado y la distribución del poder- también debería incorporar un enfoque de género. “Nos hacemos un flaco favor si solo creemos que en el capítulo de derechos hay algo que poner sobre la igualdad. Tiene que ser algo transversal”, indica Lorena Fríes. La misma paridad de la Convención, entonces, debería verse reflejada en el texto constitucional. “Es importante reconocer el principio de paridad en la conformación de otros órganos, no solo en la Convención Constituyente. Así, debiera aplicarse al Poder Legislativo, al Poder Judicial, al Tribunal Constitucional, a los órganos autónomos de la Constitución y en los altos cargos de la administración”, afirma la abogada Verónica Undurraga.
También, explican las líderes, se debe intervenir en el principio de igualdad que hoy rige en la Constitución. Aunque el texto señala que “hombres y mujeres son iguales ante la ley” (artículo 19 número 2º), para que ese fundamento se haga efectivo, “se debe re-estructurar el Estado y la política con el objetivo de asegurar las condiciones de equidad”, afirma desde el Observatorio de Género y Equidad, Teresa Valdés. La abogada Elisa Walker coincide: “Si nos comprometemos con la idea que hombres y mujeres son iguales en derechos, no basta con promover la no discriminación, sino que se deben adoptar medidas propositivas en favor de la igualdad. Eso genera un criterio orientador que se debería ver reflejado en el diseño de políticas públicas”.
Pero poner sobre la mesa dichas temáticas no será fácil. Las organizaciones advierten, desde ya, algunas tensiones que se darán en los debates. Una de ellas: el lenguaje utilizado en el nuevo pacto social. Las feministas abogan porque en la redacción se reconozcan explícitamente los derechos de todos los grupos históricamente discriminados (mujeres, migrantes, comunidad LGBTIQ+, pueblos originarios, personas en situación de discapacidad.). Sin embargo, la mirada jurídica más pura, apela por la creación de una norma más abstracta. “Actualmente, te dicen que la Constitución es neutra cuando uno sabe que en su aplicación es patriarcal y sexista. Nosotras queremos que explícitamente se reconozca la diversidad de la sociedad en la que vivimos. Y eso va a ser un gran tema de discusión en el proceso”, finaliza Valdés.