Una simple búsqueda en Google con la palabra 'pelirrojo' (o su equivalente en otros idiomas) da lugar a decenas de páginas sobre los mitos, aprensiones, curiosidades y leyendas que rodean a este peculiar color de cabello. Considerado signo de egoísmo para los antiguos griegos y símbolo del diablo durante la Inquisición, es un color de pelo que acarrea una mala reputación. Valérie André, profesora de historia de la literatura de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Libre de Bruselas y autora de La rousseur infamante: histoire littéraire d'un préjugé ("El rojizo infame: historia literaria de un prejuicio") (Ed. Académie Royale de Belgique, 2016), habló con Paula de la historia de este prejuicio ancestral.

Dice que su interés sobre el tema surgió tras leer la novela Korsakov, del francés Éric Fottorino, donde uno de los personajes, pelirrojo, cuenta que toda su vida había sido objeto de burlas. "Me hizo reflexionar sobre cuáles podían ser los orígenes de esto. Y al estudiar me di cuenta de que era un tema mucho más amplio de lo que había imaginado y me encontré en medio de una investigación apasionante que me llevó hasta muy atrás en el tiempo. Se trata de un prejuicio muy común que puede encontrarse en toda la literatura occidental, en todas las épocas y que llega hasta hoy, transfigurado ciertamente, pero siempre presente", asegura.

¿Cuáles son los ejemplos más antiguos que encontró?

Historiadores como Plutarco y Diodoro de Sicilia mencionan que en Egipto se hacían sacrificios de animales de pelaje rojo para apaciguar al dios Seth, de cabellera roja. Para Aristófanes, poeta griego del siglo V a.C., los tracios eran objeto de burla por su pelo rojizo y en sus obras de teatro se usaban pelucas de ese color para representarlos como esclavos perezosos e ineptos. El poeta Marcial (siglo I) usó el pelo rojo como símbolo de maldad e imperfección, pero ya en tratados científicos del siglo IV a.C. se encuentran escritos donde se afirma que los colorines son malvados e hipócritas. Más adelante, en la Edad Media, estos prejuicios echarán raíces.

¿De qué manera?

Todo lo raro e inexplicable siempre ha despertado el desprecio e incluso la fobia en el ser humano. En la Edad Media, período de gran incultura, lo distinto era aterrador, anormal, en contra de los designios divinos y, por tanto, diabólico. Los pelirrojos eran acusados de ser viles, fruto de uniones sucias, de ser brujos y practicantes de las artes oscuras. Su rojez estaba indentificada con lo maligno, con el infierno. También se creía que un niño pelirrojo había sido concebido durante la menstruación.

¿Y la religión qué rol jugaba en todo esto?

Alrededor del siglo XII la pintura religiosa tenía como función relatar los hechos de la Biblia a un público mayormente analfabeto que debía reconocer la narrativa mediante la imagen e identificar rápidamente al 'malo'. Es entonces que comienzan las primeras apariciones de Judas pelirrojo aun cuando en la Biblia no hay ninguna mención acerca del color de su cabello. Por otro lado, en el Antiguo Testamento se menciona que David es pelirrojo, pero las traducciones lo hicieron rubio pues no se podía imaginar que un personaje tan emblemático tuviera el cabello de ese color. Hubo que esperar las traducciones de la segunda mitad del siglo XX para que volvieran sus cabellos rojos. A María Magdalena también solía representársela pelirroja si bien tampoco hay ninguna referencia sobre su cabello en la Biblia, pero se trata de una prostituta arrepentida y ya se identificaba a las prostitutas con ese tinte, otro prejuicio que se mantuvo.

Y el prejuicio se extendió a la ciencia y la literatura.

Aun a finales del siglo XIX estudios médicos sobre la delincuencia femenina afirmaban de manera muy 'científica' que las mujeres pelirrojas llevaban en ellas el gen de la prostitución. Esta idea se trasladó a la literatura. Por ello no es casual que el personaje central en Nana, de Emilio Zola, sea una prostituta pelirroja, un concepto que estaba en el ambiente.

Simultáneamente hay una fascinación por el pelirrojo como puede comprobarse en la pintura.

Sí, Tiziano, artista del siglo XVI, pintó tantas pelirrojas que su nombre quedó asociado a un tono de rojo. La Venus de Botticelli está apenas cubierta por una hermosa cabellera roja. Asimismo, entre los prerrafelitas como John Everett Millais y Dante Gabriel Rossetti y los simbolistas el pelo rojo es omnipresente. La imagen que el siglo XIX se hace de la mujer y de su sexualidad es la de un ser gobernado por sus instintos y por su cuerpo, y el pelirrojo será una representación de eso. Pero también, en un plano más realista, cabe constatar que pintores como Rossetti y Millais, por ejemplo, usaban a menudo a la modelo Elizabeth Siddal, una bella pelirroja.

Recientemente vi en YouTube un sitio con el testimonio de mujeres pelirrojas que hablan sobre relaciones amorosas y explican que muchas veces se ven enfrentadas a hombres que quieren hacer el amor con ellas para 'probar' la experiencia.

No me extraña. Mientras los hombres pelirrojos pueden ser temidos o despreciados y tienen la reputación de ser feos, violentos y peleadores, las mujeres pelirrojas suelen ser una fuente de fascinación erótica. Ese carácter seductor en un siglo hipersexualizado como el nuestro es considerado un atributo positivo. Pero obviamente es un prejuicio, no responde a la realidad.

¿Podemos hablar de una discriminación, un antipelirrojismo?

Sí, y en cierta manera de racismo. La diferencia con el racismo es que como no se trata de una etnia, los chistes y las burlas no quiebran ninguna ley. Pero si se reemplazaran los insultos por una referencia a un grupo étnico rápidamente se caería en el racismo. Obviamente sería absurdo poner este movimiento antipelirrojo al mismo nivel que el antisemitismo u otras formas de racismo, pero es una discriminación que existe y que se manifiesta desde muy temprano.

¿Cuáles pueden ser las derivaciones posibles de esta banalización de palabras antipelirrojo?

Las burlas, los ataques de los que muchos colorines son objeto, no se suelen tomar en cuenta porque permanecen en apariencia dentro de lo políticamente correcto. Pero atención, no son banales pues provocan un sufrimiento muy real. Por ejemplo, en las sesiones de autógrafos de mi libro una mujer me dijo que toda su vida afectiva estuvo condicionada por el color de su pelo, porque todos la consideraban "una cualquiera", y un hombre mayor, con una bella melena blanca, me contó que durante su adultez se había afeitado la cabeza para evitar las agresiones. En Francia, en febrero de 2013, un adolescente se colgó a causa de los sufrimientos que le causaban las burlas sobre su pelo.

O sea que los prejuicios del pasado perduran.

Así es. Una vez, una maquilladora de TV donde fui a dar una entrevista me contó que era siciliana, que tenía una hermana que había tenido un hijo pelirrojo y la familia le dijo que hubiera preferido que fuera discapacitado o se hubiera muerto. Terrible, ¿no? Por cierto, yo creo que es un prejuicio a geometría variable según el nivel cultural, el impacto de la religión y, seamos francos, el nivel de inteligencia.

En reacción, los colorines han comenzado a unirse y a manifestarse colectivamente. ¿Se puede hablar de un 'orgullo pelirrojo'?

Las actitudes están comenzando a cambiar y hay una creciente confianza en la comunidad de los pelirrojos, que asumen su identidad como nunca antes. Por ejemplo, ahora hay eventos como la Irish Redhead Convention, en Cork, Irlanda, que desde 2010 tiene lugar en el mes de agosto y reúne a miles de pelirrojos de todo el mundo, o el Ginger Pride Parade, un desfile que se lleva a cabo en mayo en distintas ciudades de Europa y Australia, o el Día de los Pelirrojos, que se celebra en Breda, Holanda, desde 2005.

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Una antigua imagen de Cleopatra, quien también era colorina.[/caption]

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Nacimiento de Venus, de Sandro Botticelli (1483).[/caption]

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La obra No me retengas, de Fra Angélico (1440).[/caption]