Estamos a mediados de marzo del 2020, es un sábado por la noche y Nueva York esta casi vacío. De a poco la ciudad se ha quedado muda. Broadway canceló todos sus shows. El Met, MoMa, NY Public Library y la mayoría de las atracciones turísticas de excelencia, cerraron sus puertas hasta nuevo aviso. El metro va solo, los buses también. Y así, las calles de a poco van quedando desoladas.
Definitivamente, nunca me imaginé que así sería mi primera visita a Nueva York.
Hace casi dos meses, empezamos a recibir noticias sobre un nuevo COVID-19, originario de China y para el cual aún no hay cura. Si bien sabíamos que llegaría a cada rincón del planeta, no dimensionamos la magnitud ni las consecuencias que podría traernos. Tampoco lo rápido que nos alcanzaría.
En mi caso, los planes estaban hace más de seis meses, así que con todas las medidas de precaución posible, me subí a un avión y aterricé el martes 10 de marzo en Estados Unidos. Ocho días duraría esta odisea -junto a mis hermanas- en la que pretendíamos visitar y conocerlo todo.
Hasta ese momento, la situación era complicada, pero la gente seguía haciendo su vida normal. O así parecía.
Los primeros días, alcancé asombrarme con el Central Park, la rapidez de Times Square y el lujo de la 5ta Avenida. Estaba todo bien, cada uno vivía la magia de NYC. Aún no logro recordar por qué, pero no alcance a subir al Top of the Rock, que es el mirador de la postal de la ciudad con el Empire State detrás. En ese minuto me dije que no importaba, porque lo haría después. ¡Cómo me equivoqué!
Al pasar los días, los casos en el estado comenzaron a aumentar y la ciudad fue declarada bajo emergencia. El tiempo se detuvo. Y Nueva York y mi viaje quedaron en un trance, o mejor dicho, en cuarentena.
"Mi experiencia los primeros dos días fue buena, normal, todo tranquilo", me comentó María José Guillen, que estaba visitando desde México. Llevaba casi una semana en Nueva York y seguía lidiando con la incertidumbre de esta pandemia. "Los últimos tres días la situación estuvo más complicada. Tenía reservas para presentaciones en Broadway y atracciones turísticas, pero claramente cancelaron todo aunque nunca me llegó un correo de confirmación. Tuve que ir a muchos de estos lugares y encontrarme en la puerta con que estaban cerrados hasta nuevo aviso".
Es que al igual que ella, turistas de distintas partes del mundo se quedaron varados. Especialmente los europeos, que fueron los primeros en sufrir restricciones para volver a sus hogares. Algunos se pasaban pidiendo ayuda en embajadas, otros reagendando vuelos y, los demás, se miraban desesperanzados. ¿Qué se hace en Nueva York cuando todo está cerrado? Solamente caminar.
La gran manzana es conocida por su versatilidad de paisajes, museos, arquitectura, shows. Pero, por sobretodo, es famosa por la experiencia que entrega; su gente, su vibra, su estilo. Y si bien el trago ha sido amargo, esta experiencia ha sido una oportunidad para conocer otro Nueva York, uno sin toda la multitud.
También entre los extranjeros hemos formado una gran relación, apoyándonos mutuamente para sobrellevar la ansiedad. Nos damos tips, nos informamos de las últimas novedades de nuestros países y compartimos esta ciudad en silencio.
Alexandra Romero es chilena y, al igual que nosotras, esperaba con ansias poder recorrer la ciudad de las luces. A medida que pasaban los días logró visitar los lugares más emblemáticos, pero la incertidumbre de si podía o no volver a Chile se apoderó de su tiempo. Revisaba el estado de su vuelo constantemente.
"Cuando empezó todo el caos del Coronavirus cerraron todo, ya no había gente en las calles", me dijo mientras esperábamos el bus a Downtown. Conversamos sobre lo que alcanzamos a visitar y la gran desinformación que hay sobre nuestra situación. Porque no sabemos qué hacer. Si nos quedamos o nos vamos. "El día que declararon el cierre de las fronteras desperté con miles de mensajes de mi familia y amigos, porque no sabían si iba a poder volver o no. Hay mucha desinformación y es difícil mantener la calma. He revisado los vuelos, he hecho que mi mamá llamé a la aerolínea, pero por ahora se supone que está todo bien", cuenta.
Es que independiente de donde estemos, quizás no hemos dimensionado las consecuencias de esta pandemia. Aquí, algunas tiendas de retail siguen abiertas, pero en la mayoría los probadores están prohibidos y no transita ni un alma. Incluso los restaurantes de comida rápida han debido sumarse al aislamiento. Además, tanto en Nueva York como New Jersey se impuso un toque de queda a partir desde las ocho de la noche.
En todo este tiempo, la incertidumbre sigue siendo la protagonista. Para todos los que se quedan y los que nos vamos. Porque las restricciones y problemáticas continúan con el pasar de las horas. Chile cerrará las fronteras, medida que comenzará a regir desde este miércoles 18 de marzo. Por mi parte, termino de escribir esta crónica mientras espero en Houston ansiosamente poder emprender vuelo a Santiago. Alcancé a volver a casa.