Durante la última Semana de la Moda de Milán, Jeremy Scott -apodado el "diseñador del pueblo o de la gente" por la prensa especializada- sacó aplausos apenas finalizó el desfile de su colección primavera-verano para la firma Moschino. Los llamativos diseños parecían haber salido directamente de su cuaderno de bocetos para cobrar vida en la pasarela. El mundo, aparentemente, se rendía a sus pies, hasta que al día siguiente una publicación en la cuenta de una desconocida diseñadora noruega comenzaba a recibir atención y, también, un montón de likes. "Hoy me desperté extremadamente decepcionada y con una bandeja de entrada llena con mensajes de personas que conocen mi trabajo y vieron la colección Moschino de ayer", se puede leer. Edda Gimnes (@edzgimnes) acusa a Scott de robo creativo, explicando que en noviembre del año pasado se reunió con parte del equipo de la firma en Nueva York para un posible puesto y les enseñó todos sus bocetos y diseños. "Entiendo que estamos en una industria que se inspira entre sí y, como se dice, la imitación es la mayor forma de adulación. Pero es desalentador verlo, después de una reunión con alguien de Moschino en Nueva York en noviembre del año pasado (…) Ver el show de Moschino ayer me pone muy triste, me siento muy dolida de que alguien haya utilizado indudablemente mis colecciones SS16 y SS17 como inspiración, sin darme ningún crédito", cuenta en el post, que hasta el momento del cierre de esta edición contaba con más de 26.300 likes.

"Las colecciones con telas dibujadas (más conocida como trompe l'oeil) han existido desde hace mucho tiempo. Elsa Schiaparelli, Prada, Maison Margiela y Gucci, entre otros, las han usado, y también Moschino", explica el publicista y creador del blog Carethewear.com, Cristián Pavez. "Pero en este caso el plagio queda en evidencia. Hay copia de las prendas de base, los sombreros y hasta de los accesorios. También se copian los colores exactos del achurado de Edda Gimnes. Lo que hizo Jeremy Scott aquí está lejos de ser una 'inspiración'. Hay muchos elementos básicos de esta colección que están copiados integralmente", asegura el experto. Pero no es la primera vez que Jeremy Scott se ve envuelto en este tipo de polémicas. En 2015 el artista callejero Joseph Tierney (conocido como Rime) lo acusó públicamente de haber utilizado sus ilustraciones como estampados en parte de los diseños de su colección otoño-invierno e incluso uno de ellos fue llevado por la cantante Katy Perry a la gala del MET de ese año.

Inspiración versus copia

La periodista y creadora del blog Martirio's Way (www.martiriosway.com) Andrea Martínez afirma: "La verdad es que la línea entre inspiración y copia se ha mantenido difusa por mucho tiempo. Ya en los años 70 y 80 Bill Cunningham apuntaba a las similitudes de los diseñadores sobre la pasarela con sus comparaciones en la revista Details, algo que por supuesto molestaba mucho a los involucrados, quienes lo llamaban de inmediato para reclamarle por estas 'acusaciones'. Como no existe tampoco una ley clara y establecida acerca de los derechos de autor en la moda, todo puede ser una reinterpretación constante, sin necesidad de manifestarse como copia".

La ley de propiedad intelectual e industrial no aplica a vestuario y calzado, y la industria se rige bajo una normativa que en realidad no es una ley como tal. La directora del Instituto Español de Derecho en la Moda, Antonella DiCampo, entrevistada por el diario La Vanguardia en julio, explicó: "Para que una prenda se considere un plagio de otra debe demostrarse ante un tribunal especializado que guardan ciertas similitudes entre ellas. Pero si un experto percibe siete diferencias entre la prenda denunciada y la original la ley no lo considerará plagio". Un veredicto bastante subjetivo del que el sospechoso puede librarse con apenas un par de modificaciones. "En el caso de Jeremy Scott siempre nos topamos con algunos diseños que parecen inspirados excesivamente en otros. Ya ha sido acusado de copiar elementos como los de ilustradores independientes en sus colecciones, entonces cuando hay un desfile de Moschino o de su propia marca ya sabemos un poco lo que veremos sin saber de qué se tratará la colección", cuenta Andrea Martínez. "En este caso (Scott versus Gimnes) no creo que sea tan loco decir que podría perfectamente haberse inspirado demasiado en ella y en otros creativos independientes; la globalización e Internet ha acercado mucho a todos. Cuando lanzó su colección también subí unas fotos a mi cuenta de Instagram (@martiriosway), donde el estilo de sus prendas rayadas con lápices se veía muy similar a una colección de la diseñadora rusa Vika Gazinskaya de 2012", agrega. Pero Scott no ha sido el único caso denunciado a través de redes sociales tras estas últimas semanas de la moda. El diseñador francés Thierry Mugler (@manfredthierrymugler) criticó a través de Instagram Stories la colección primavera-verano de Balmain, comandada por Olivier Rousteing, comparando fotografías de la pasarela con diseños de Mugler que databan de la década de los 90 y 70 .

El mayor desafío: innovar

La mundialmente conocida pronosticadora de tendencias Lidewij Edelkoort aseguró hace ya dos años que la moda como sistema está acabada por la falta de ideas. "Con esta falta de innovación conceptual, el mundo está perdiendo la noción de lo que es la moda", aseguró en Voices, encuentro que organizó el portal especializado The Business of Fashion en 2016. "Es el gran problema de la industria", asegura el diseñador, creador y director de The-Collective Jaime Aguilera. "Innovar es una palabra increíble que el mundo creativo necesita, pero hoy está todo resuelto y el objetivo principal de una industria es vender, y ser innovador cuando hay metas comerciales es un riesgo. Por ende, los recursos se agotan y, como dice Edelkoort, la falta de ideas se vuelve un problema. Todo visto", sostiene.

Otro punto a considerar son los tiempos que estamos viviendo y los parámetros sociales que definen el vestuario y la indumentaria. "Mientras no haya una fluidez generalizada de roles e identidades de género múltiples, la moda va a seguir estancada y reeditando éxitos comerciales del pasado con una 'manito de gato' para que se vea como algo nuevo", advierte Cristián Pavez. "Si estamos viendo tanta falta de originalidad en la moda hoy, es porque ese es el espíritu de nuestro presente que se revela a través de lo que vestimos: tenemos una identidad globalizada que nos acomoda porque nos hace sentir parte del sistema. Las famosas it-girls e influencers como Chiara Ferragni están haciendo un daño enorme a la industria, porque muchas veces validan una originalidad que no existe. La gran mayoría no tiene interés por la historia de la moda y desconocen el trabajo creativo de las casas de moda, porque solo se remiten a las marcas que generan ruido publicitario e ignoran el trabajo de diseñadores que marcan una diferencia en cómo establecen sus negocios en una era muy competitiva y desalmada", declara.