Cuando la persona que amas es abusiva: ¿Cómo reconocer las señales de abuso psicológico?

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Un “estás exagerando” o un “yo nunca dije eso” son frases que nunca queremos escuchar cuando nos abrimos hacia otro y exponemos eso que nos molesta. Es un tipo de violencia y tiene nombre: gaslighting. Justamente, en las últimas semanas la marea Swiftie se apoderó de la conversación en las redes sociales y puso el término en la mesa, luego de que la cantante Taylor Swift relanzara su álbum Red, que además incluyó un cortometraje de la versión extendida de la canción All Too Well.

El filme cuenta la historia de amor y desamor que la cantante vivió con el actor Jake Gyllenhaal, con el que salió durante tres meses en 2010, cuando él tenía 29 años y ella estaba a punto de cumplir 21. La narración comienza en una cabaña en medio del bosque, donde la relación de la pareja parecía ser perfecta. Sin embargo, a lo largo de la cinta, comenzamos a ver pequeñas señales de violencia psicológica hacia ella que la ponen incómoda, hasta que finalmente, terminan.

Algunas de las señales que se muestran en el cortometraje representan esas llamadas microviolencias, que nos hemos acostumbrado a normalizar. Por ejemplo, cuando la pareja está cenando junto a un grupo de amigos, él le quita la mano a ella frente a todo el grupo y no le dirige la palabra en todo el evento. En el momento en que lo conversan, él invalida su enojo acusándola de ridícula y haciéndola dudar de sus propios sentimientos.

Vivir una relación abusiva y no saberlo es más frecuente de lo que creemos. De hecho, según el estudio Amores tempranos: Violencia en los pololeos en adolescentes y jóvenes en Chile, realizado por la Fundación Instituto de la Mujer en 2019, se determinó que el contexto social de los encuestados incidía en la naturalización y legitimación de prácticas violentas de maltrato, a lo que se le sumó el papel del amor romántico, que normalizaba los roles de género y la violencia asociada a ellos.

Y es que en una sociedad donde históricamente crecimos con la creencia de que el amor todo lo puede, y con la culpa crónica que nos hace permanentemente revisar nuestros actos, pareciera que el problema somos nosotras y no una pareja abusiva. Este constructo social, el del amor romántico, que involucra creencias que naturalizan el control sobre las mujeres, fue vinculado con este abuso por un estudio de OXFAM (Oxford Committee for Famine Relief) realizado en Latinoamérica y el Caribe, donde además se señaló que la normalización de estos comportamientos “está fuertemente arraigada no solamente entre la juventud, sino también en las instituciones públicas y en nuestros círculos familiares y sociales, y se refuerza desde nuestras prácticas cotidianas”.

Una relación abusiva psicológicamente, como la que se ve retratada en el corto de Taylor Swift, no siempre es explícita, por lo que puede generar en la víctima duda, confusión y un cuestionamiento de su propia capacidad de interpretar la realidad. Por esto, Carolina Aspillaga, doctora en psicología, académica e investigadora que ha dedicado buena parte de su carrera a estudiar las relaciones amorosas y el concepto de amor romántico, asegura que es difícil visibilizar lo violento que puede ser y que, por ende, el término de una relación con estas características también lo es.

Las expresiones de la violencia silenciosa

Las formas en las que se ejerce la violencia psicológica pueden ser muchas y el peligro, dice la especialista, está en que la víctima, al dudar de su propio instinto y desconfiar de su criterio, no reconoce que está siendo violentada, situación en la que muchas veces termina con que ella misma lo niegue y defienda al abusador.

“En general, cuando ocurre el gaslight -una forma de manipulación sistemática donde el abusador no asume su responsabilidad frente a los conflictos y hace dudar a la otra persona respecto de su propio criterio, de sus reacciones, de su juicio, su memoria y su capacidad de interpretar la realidad-, es mucho más difícil visibilizar el problema como una forma de violencia porque es algo implícito, que no necesariamente va a ser una agresión verbal de la manera en la que estamos acostumbradas a ver, sino que es más sutil. Suelen decir ‘estás loca’ o ‘eres muy sensible’, minimizando las emociones de la víctima. Es una forma de no validar su enojo para que finalmente sea ella la que se termine sintiendo mal por haberse enojado.

En el contexto de una discusión, por ejemplo, se puede ver cuando cambia las versiones de las cosas que se dijeron defendiéndose con un ‘yo nunca dije eso’, lo que implica el no reconocer sistemáticamente la propia responsabilidad y las propias acciones, lo que produce desconfianza en el propio criterio de quien es víctima”, asegura Aspillaga.

El papel del amor romántico

El revisar las redes sociales de tu pareja, controlar con quién sale y con qué ropa lo hace es una forma de control en el contexto de una relación. Para la psicóloga es interesante revisar cómo el modelo del amor romántico ha favorecido la creencia de que tienes el derecho de controlar a la otra persona “desde la idea de que te pertenece y que hacerlo es una señal de confianza y amor. El problema es que no se usan necesariamente insultos o requerimientos explícitos, sino que la pareja termina accediendo, muchas veces presionada por lógica de mantener la relación, e incluso justificando al otro bajo la idea de que si te quieren controlar es un signo de amor”. Lo peligroso, agrega Aspillaga, es que “muchas veces el no ver que se están transgrediendo los propios límites puede estar influido en esta idea de que cuando estamos enamoradas tenemos que darlo todo por amor”.

Acorde al estudio realizado por la Fundación Instituto de la Mujer, 1 de cada 5 jóvenes señaló que sus parejas le han revisado objetos personales sin permiso, mientras casi la mitad de los encuestados, un 47,2%, admitió haber sido objeto de abuso emocional en proposiciones como “ignora tus enojos o los considera una tontera”, y un 46,1% con la frase “Niega sus errores o nunca pide disculpas”.

Según la especialista en las relaciones amorosas y la idea de control “hay un tema de roles de género, en donde tradicionalmente la mujer es vista como propiedad del hombre. De hecho, si lo pensamos en términos más tradicionales, antes las mujeres cambiaban su apellido al casarse y pasaban a tener el de sus maridos, cosa que no funcionaba a la inversa, por ejemplo. También si lo pensamos desde el ámbito de los femicidios, que son una forma extrema en la cual un hombre piensa que, si una mujer no va a estar con él, que mejor esté muerta, se puede visibilizar cómo esta idea de posesión del otro es más marcada desde el hombre hacia la mujer que al revés”.

Darse cuenta y salir del círculo de la violencia

Cuando las formas de maltrato no son explícitas como un golpe, una cachetada o un insulto directo, salir de ese círculo de violencia silenciosa se hace difícil por lo complicado que resulta finalmente reconocerse como víctima. Como consejo para poder terminar con ese vínculo tóxico de pareja, la psicóloga asegura que es importante preocuparse de cuidar nuestras redes afectivas.

“Si uno cuida la relación con la familia y los amigos, terminar una relación de pareja se hace más fácil porque sabes que tienes a otras personas y que, por ende, no se te va a acabar el mundo y vas a tener una red de apoyo firme. En el fondo haces que tu pareja no sea el centro de tu vida”, dice Carolina.

Y concluye: “Es importante poder confiar en nuestro propio criterio e intuición. Si hay algo que la otra persona me dijo que en realidad me hizo sentir transgredida, hay que hacernos caso y tomar en serio el malestar que estamos sintiendo y recordar que lo que sentimos no es cuestionable por nadie”.

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