La crianza respetuosa es un enfoque que promueve el respeto mutuo entre padres e hijos, fomentando la comunicación y el establecimiento de acuerdos dentro de la familia. Esta forma de crianza tiene en cuenta las necesidades emocionales y cognitivas de los niños según su etapa de desarrollo, permitiéndoles expresar sus emociones, como el enojo o la tristeza, sin temor a ser reprimidos. Según Javiera Rojas, especialista en parentalidad del Centro Amara, la crianza respetuosa busca reemplazar las reglas autoritarias por un ambiente de respeto en el que también se valide la expresión emocional de los padres. Así, el respeto no solo debe ir de los padres hacia el hijo, sino que debe ser un valor compartido por todos los miembros de la familia.

Sin embargo, este enfoque no está libre de críticas. Y es que, después de un par de décadas en las que la crianza respetuosa tuvo un auge significativo, actualmente ha surgido una especie de cansancio o resistencia hacia este modelo, que muchos critican como una forma de criar “blanda y permisiva”, capaz de “generar niños tiranos”. Estas percepciones, que muchas veces distorsionan los principios de este enfoque, han alimentado un discurso más crítico que el de hace una década, cuando la crianza respetuosa era vista como una solución renovadora frente a los modelos autoritarios tradicionales. Hoy, estas críticas plantean nuevos desafíos para quienes defienden esta filosofía, exigiendo una mayor claridad en su implementación y objetivos.

Comentarios que no suman

Frases como “el niño solo te está manipulando” o “estás perdiendo autoridad” suelen surgir de malentendidos o creencias desactualizadas –sobre todo por parte de personas que ejercieron un tipo de crianza más autoritaria–. Con frecuencia, estos comentarios se acompañan de expresiones que normalizan la violencia hacia los niños, como “una cachetada no ha matado a nadie”.

Más allá de promover el maltrato y la violencia, estas opiniones que normalizan la violencia hacia los niños pueden generar inseguridad en los padres respecto a cómo desempeñan su rol. Lo preocupante es que, en la mayoría de los casos, se ofrecen de manera no solicitada y bajo la falsa creencia de ser constructivas. Sin embargo, lejos de contribuir a una mejor crianza, refuerzan dinámicas contrarias al respeto y la empatía que busca este modelo.

Blanca García, directora de la Corporación Red Chilena de la Crianza Respetuosa, señala que este enfoque surge de un cambio cultural significativo. En 1989, la Asamblea General de las Naciones Unidas reconoció a los menores de 18 años como “sujetos de derecho”, dejando de considerarlos únicamente como “objetos de protección”. Además, en Chile, en el año 2003, se estableció que el maltrato infantil, tanto físico como psicológico, es un delito. Por lo tanto, Blanca recalca que quienes recurren a la violencia en la crianza no están educando, sino incurriendo en un acto ilegal.

Además, la crianza respetuosa no solo protege los derechos de los niños, sino que también beneficia a los padres. Este enfoque fomenta vínculos saludables en un ambiente de confianza, lo que genera una satisfacción profunda. Al reemplazar la jerarquía estricta por acuerdos mutuos, facilita el diálogo y fortalece las relaciones familiares, especialmente en etapas desafiantes como la adolescencia. También promueve una mayor conciencia sobre el bienestar emocional, contribuyendo significativamente a la salud mental de toda la familia.

La psicóloga perinatal, Constanza González, aconseja a los padres reflexionar sobre si su estilo de crianza responde a las necesidades de sus hijos, de su familia y de ellos mismos, en lugar de preocuparse por cumplir con las expectativas ajenas. Si la respuesta es afirmativa, no hay motivo para cambiarlo por lo que otros puedan opinar.

Blanca respalda este consejo y enfatiza la importancia de ser fiel a los propios principios. Si alguien critica tu forma de criar, ya sea un familiar o un amigo, establecer límites claros puede ser fundamental. Frases como “ahora me toca a mí ser padre” o simplemente ignorar el comentario son estrategias útiles. Incluso, en contextos de confianza, una respuesta irónica puede dejar claro que esas opiniones no son bienvenidas.

La crianza respetuosa no necesita la aprobación de quienes no la entienden. Ignorar las críticas y confiar en tus valores fortalece no solo tu seguridad como madre o padre, sino también el ambiente familiar, construyendo relaciones basadas en el respeto y la empatía.