"Cuando partí, en Chile no se hacía conservación de piezas arqueológicas", Luis Solar

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Luis Solar lleva casi 40 años en el Museo de Arte Precolombino. Partió con 18 años, cuando el museo contaba con solo mil piezas y la mayoría de sus exhibiciones eran temporales. Hoy el Precolombino tiene 3 exposiciones permanentes y varias exhibiciones temporales, todas en amplias salas de vidrio y subterráneos abiertos al público. Además, tiene una colección de piezas propia que abarca no solo culturas precolombinas de América del Sur sino que de todo el continente americano. Así como el museo ha crecido con los años, Luis también ha progresado y forjado su carrera como restaurador dentro de él. "Cuando partí, en Chile no se hacía conservación de piezas arqueológicas. Toda mi formación la he hecho dentro del museo Precolombino", aclara.

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Cuando se inauguró el museo en 1981 la mayoría de las piezas en exhibición venían de una colección privada y por eso estaban en muy buen estado de conservación. No necesitaban ser restauradas y, en los primeros años, el trabajo de Luis consistió simplemente en montarlas para poder mostrarlas al público y mantenerlas en buenas condiciones. "No eran piezas que vinieran de sitios arqueológicos y nunca habían estado expuestas", explica Luis.

La restauración comenzó cuando empezaron a recibir piezas de otros museos que sí venían con deterioro producto del tiempo y de la exposición a los elementos. La idea en esa época era traer profesionales de Europa y de Estados Unidos, especialistas en distintas áreas, que pudiesen enseñarles las técnicas y teorías de restauración a los profesionales chilenos. "Me tocó trabajar con especialistas en cerámica y en textiles. Ellos nos dieron las bases y con eso partimos", recuerda Luis.

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Como licenciado en Bellas Artes de la Universidad de Chile, su primera aproximación al arte precolombino y la restauración fue en la sala de clases. "En la universidad tuve un ramo de cultura y arte precolombino y desde ese momento que me generó mucha curiosidad. Lo que me cautivó desde el principio fueron todos los enigmas que hay en torno a este mundo", cuenta. "Apenas me enteré de la inauguración del museo vine y me presenté con mis papeles y con todos los talleres que había hecho en la universidad porque no tenía más experiencia que mis estudios". A pesar de que no había trabajado antes como conservador, lo aceptaron. Fue así como trabajó 6 años en el área de restauración de textiles.

"El arte precolombino tiene una complejidad y una fineza extraordinarios. Incluso con la tecnología que tenemos hoy, los textiles son piezas irreproducibles", cuenta Luis. Sin embargo, con el paso de los años, decidió dejar las fibras para dedicarse por completo a la restauración de cerámica. "Hay algo en la materialidad de la cerámica que no tiene el textil y que me atrajo. Esta idea de recibir una bandeja con montón de piezas fragmentadas y no saber qué va a salir de todo esto cuando logres armar el puzle tridimensional es un desafío mayor. El textil puede tener faltantes, pero por lo general viene la pieza completa", explica.

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Las piezas llegan a las manos de Luis con distintos grados de deterioro. Hay piezas con trizaduras, otras quebradas y con fragmentos que faltan pero hay otras que derechamente están hechas un montón de pedacitos de arcilla. "Algunas piezas vienen de terreno con daños más serios. Una de las cosas más graves que puede pasar, es que por las características del suelo una cerámica acumule muchas sales solubles en agua y que, cuando aumenta la humedad, el efecto que producen esas sales es que la cerámica se desintegra desde adentro hacia afuera", explica Luis.

A simple vista una pieza con este problema puede verse en prístinas condiciones –incluso con la pintura y el recubrimiento brillante y perfecto– pero bastaría solo tocarla para que se hiciera trizas. "Hay que hacer pruebas para conocer el grado de salinidad que tiene una pieza y aplicar el tratamiento correcto antes de que se dañe", explica Luis.

Es precisamente por eso que el trabajo de Luis y otros conservadores y restauradores es fundamental para mantener nuestro patrimonio vivo. Muchas veces el daño de piezas únicas como las que guarda el Museo Precolombino no es tan simple de pesquisar para el ojo inexperto. "En este trabajo uno siempre se enfrenta a cosas nuevas pero la experiencia te va dando una capacidad de resolver", comenta Luis. Sin embargo, el conocimiento sin un criterio formado, no sirve en este campo según el especialista. "El criterio es fundamental. Puedes estudiar muchísimo y leer muchos textos, pero si no tienes un criterio formado que te permita decidir si una técnica se puede aplicar o no a una pieza, ese conocimiento te sirve muy poco".

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Luis Solar (65) es conservador y restaurador del Museo Precolombino.

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