Cuando se trata del factor de tiempo o duración en los encuentros sexuales, se entra en un terreno subjetivo: para algunas puede resultar impensable mantener una relación por más de cinco minutos y para otras probablemente es poco. Pero, ¿qué se considera un encuentro breve o uno muy largo?
Un estudio publicado en el Journal of Sexual Medicine, en el que se reclutaron a un total de 500 parejas heterosexuales, señalaba que sin contar los preliminares el promedio de las relaciones es de 5,4 minutos. Sin embargo, cuando se le agregan los juegos previos, otros estudios afirman que los integrantes le dedican alrededor de 11 a 13 minutos a los preliminares y otros 7 u 8 al coito.
Para la médica sexóloga de Etsex, Magdalena Rivera, en las relaciones sexuales más allá de hablar de tiempo se debiera hacer una mirada al disfrute y placer de las personas involucradas. Según explica la especialista, existe un punto importante a considerar y es que un encuentro corto para algunas puede resultar apropiado. “Por ejemplo, en un contexto de una persona que está saliendo de su casa en la mañana y que está con su pareja y sucede, esto puede resultar en un tiempo adecuado. Por ende, un encuentro muy rápido podría ser hasta gratificante y satisfactorio en un contexto que para otros quizás puede ser frustrante”.
De la misma forma, la especialista declara que cuando hablamos de tiempo en una actividad sexual muchas veces se asocia al espacio de penetración, cuando no necesariamente es así, ya que el llamado juego previo debería considerarse parte de un todo. A fin de cuentas, más allá de la preocupación de la duración, para Magdalena es fundamental el tiempo de calidad. “He visto que pasa mucho que las personas dejan la actividad sexual para los tiempos que sobran. Si me levanto a las seis de la mañana y son las once de la noche y estoy cansada, probablemente no voy a disfrutar mucho. Existe la idea de que el sexo es una actividad espontánea, pero la verdad es que para que esto sea así hay que tener tiempo libre”, explica.
Es por esto que, para quienes les importa la vida sexual, se debe dedicar tiempo y abrir un espacio para el encuentro y no fijarse en el reloj, sino más bien en el disfrute. Y para aquellos a quienes les cueste controlar los tiempos, siempre existe la posibilidad de consultar y tratarse.