Cuarentena en imágenes: “Es todo bastante surrealista, por lo que trato de no perder la capacidad de asombro”

“Regresé a Temuco, mi ciudad natal, después de 13 años, luego de haberme ido a Santiago a estudiar por lo que ansiaba el reencuentro con mis papás. Pero la pandemia quiso lo contrario y he tenido que postergar indefinidamente los almuerzos de domingo.

Volver era algo que esperaba, significaba un reencuentro y un inicio de algo nuevo. Con mi pareja nacimos en este lugar y tenemos familia acá. Él tiene dos hijos: Elena y Pedro, quienes viven medio tiempo con nosotros. Son niños, entonces te sacan de la rutina y abordan toda esta situación con menos drama, o al menos así nos lo hacen ver.

Ambos trabajamos de manera independiente, así que ha sido importante mantener una rutina. Para avanzar y no perder la noción de los días, nos preocupamos de mantener un ritmo específico. Como logro personal, puedo decir que me levanto, me visto y me pongo crema todos los días, en un acto de optimismo y vanidad, aún sabiendo que quizás sólo iré al living.

Pero extraño mucho a mis amigos. No me gusta hablar por teléfono ni tampoco usar Zoom, así es que espero con ansias los reencuentros físicos. Tengo demasiadas ganas de volver a caminar de noche e ir a la casa de gente que no conozco.

Es por esto que siento que esta cuarentena es como un paréntesis. Un proceso de cambio que llegó a la fuerza, pero que era necesario. Es todo bastante surrealista, por lo que trato de no perder la capacidad de asombro frente a lo que nos está tocando vivir.

Aunque también dejo que me afecte como me tenga que afectar, no busco silenciar emociones. Llorar, sonreír, enojarse, madurar, agradecer, crecer. Estoy cerrando cosas que tengo que cerrar y abriendo otras que están por suceder. Todo a un ritmo de pandemia, un ritmo que, creo, me acomoda.

Me gusta sentir que hay empatía en el ambiente, que existe una sincronía creativa y emocional detonada por el encierro, que es positiva para nosotros. Además tengo la suerte de poder ver las nubes del sur, la lluvia y los cielos azules realmente azules.

Pero por otro lado pienso en lo difícil esta situación de incertidumbre. No saber cuánto durará, más que la situación misma de el encierro. Al virus, a la muerte, no me gusta ponerlos como protagonistas. Creo que son sólo una posibilidad, evitable”.

Magdalena Aguirre (@maagmu) vive su confinamiento con su pololo Jean, en un departamento en Temuco al que llegó en marzo, justo antes de entrar en cuarentena.