"En este período de encierro todo ha sido ambiguo, con constantes cambios de humor. Un momento de tener sensaciones opuestas. Un tiempo intensamente interesante.
En mi caso, ha traído nuevas formas de trabajar y ha expandido mi creatividad. La necesidad de acomodarse con lo que hay me ha hecho usar más mi potencial. En cuarentena todo ha sido mucho más suave, no más lento, pero si más sutil y más sensible.
Mi vida es tranquila. Durante el día cocinamos harto con mi hija y en las noches veo películas. Me dieron ganas de ver de nuevo todo el cine que me ha marcado en los últimos 15-20 años, de Godard, Buñuel, Tarkovsky, Peter Sellers. Tengo una colección grande, así que no me van a faltar cosas para ver.
Y he vuelto a leer. Solía leer mucho, pero en los últimos años mi enfoque se trasladó más a lo visual en vez de a la escritura. Ahora en cuarentena ha sido increíble, volví con hambre de lectura, leo rápido y tengo suerte de tener amigos que me prestan sus joyitas.
La cuarentena y toda la experiencia de pandemia ha traído cosas muy bonitas, como por ejemplo el silencio que se produjo en esta metrópolis. Ahora, claro, queda cada vez menos de esa pausa, pero igual se siente, menos ruido, noches aparentemente introvertidas, con sus calles vacías e innumerables ventanas con luces prendidas, micromundos pulsantes con sus cortinas de distintos colores.
Me encanta observar cómo la gente todavía se mueve por las calles en slow motion, como si hubieran soltado su cuerpo al aire libre, pero su mente sigue en otro lado, en espacios interiores, en todo sentido.
Cada día queda menos de esa pausa inmensa que llegó como avalancha de un día para otro. Y ya tengo nostalgia de lo vivido, a pesar de lo duro que ha sido. Porque siento que a mí por lo menos me ha enseñado mucho. Entonces valoro eso; vivir cada día lo más presente posible y estar consciente de la fragilidad del entorno y de lo conocido.
En estos días valoro también mucho estar en mi casa y vivir la cotidianidad de una manera equilibrada. Como sé que luego todo va a volver a un ritmo más agitado, trato de prolongar y disfrutar esa pausa con todas sus facetas.
En estos últimos 5 meses he extrañado mucho a mi gente, poder abrazar a cada uno de ellos, tomar algo, reír juntos. Ningún zoom puede reemplazar la sensación que te da el contacto directo con la persona, desde lo táctil, emocional, físico.
También extraño muchísimo a Estonia, este año más que nunca. Es la primera vez en 11 años que llevo en Chile que no he podido viajar. Echo de menos mi viaje anual de cada verano para poder conectarme con el mundo de donde vengo.
Echo de menos esa luz nórdica tan intensa y particular, sus colores y los días eternos e interminables con sus noches descolocantemente blancas.
En este momento siento como si hubiera sobrevivido una avalancha gigante, potente. Estoy volviendo a la superficie y encontrando un nuevo equilibrio, con todas sus extensiones. Ahora que se acabó el encierro, siento como si hubiera vuelto con superpoderes. Siento que ahora puedo hacer muchas cosas que antes creía que no era capaz".
Aune Ainson (@auneainson) está viviendo su confinamiento con Isabelle, su hija pequeña y una gata llamada Misha.