LA PREGUNTA

"Vivo en pareja hace casi dos años y nuestra sexualidad es bastante normal. No tenemos sexo todos los días, pero en promedio deben ser unas 3 o 4 veces a la semana. Sin embargo, desde que comenzó el encierro, yo no tengo ganas. Hemos discutido con mi pareja un par de veces por esto, ya que el cambio fue muy repentino, y aunque él trata de ser comprensivo, a veces se inseguriza y piensa que hay algo más. Pero no, es solo que no quiero. ¿Será normal?"

Carolina Castillo, 27 años.

LA RESPUESTA

No estamos viviendo una situación normal, todo lo contrario. Este repentino cambio ha provocado en algunas personas estrés y ansiedad, sentimientos que influyen mucho en el deseo sexual. "Es probable que en el caso de esa lectora y muchas otras mujeres, todos sus procesos orgánicos estén afectados por el cambio de rutina y por la incertidumbre que genera esta pandemia", explica Cristina Valdés, psicóloga clínica y terapeuta sexual.

El cambio en la alimentación y el sueño también son factores que afectan. Por eso la experta dice que cada uno tiene que ser consciente de lo que vivimos y tomar la decisión de cómo gestionar su sexualidad en esta etapa. "Debemos estar muy atentos a lo que queremos y necesitamos, y tener cuidado con la sobreexigencia, porque si bien mantener una actividad sexual -ya sea de autoexploración o un encuentro con otra persona- es saludable para el cuerpo, en este tiempo de incertidumbre no siempre se disfruta. Por lo mismo, no pasa nada si se hace una pausa, lo importante es tener en cuenta que no se extienda por mucho tiempo. Eso sí podría evidenciar que hay un problema que va más allá del confinamiento", agrega Valdés.

Gestionar el deseo

Según la terapeuta sexual existen dos tipos de deseo. "El más orgánico y espontáneo que generalmente se da en la adolescencia y al principio de la relación. El otro tipo de deseo, en cambio, es más elaborado, es decir, tiene que haber una preparación para llegar al encuentro sexual".

"Si una mujer está pasando la cuarentena con su pareja, la predictibilidad es un factor que puede incidir en el bajo deseo. Esto es que cuando en las parejas hay momentos de distancia, aumenta el deseo o se mantiene. Porque es dinámico, para encenderse, necesita espacio.

Algo que es más impredecible genera un deseo más alto. Y si estamos todo el día juntos, compartiendo el mismo lugar, no hay ese espacio que se necesita", agrega.

¿Qué se puede hacer?

Valdés dice que si una pareja estaba acostumbrada a tener citas fuera de la casa, como ir a comer o ir a un motel y ahora por el confinamiento no se puede, deben buscar maneras de preparar el encuentro sexual. "Primero hay que tener la intención y luego ser creativos y buscar formas de estimular el imaginario erótico. Quizás con lencería o comiendo o tomando algo. Pero es importante en el caso de las parejas que ya llevan tiempo juntas y que pasaron al deseo tipo 2, que se hagan cargo de motivar y encender su libido".