“Tomen nota de cómo se hablan en el día a día", dice la coach de empoderamiento femenino, Claudia Lowick Russell. "Y sean muy conscientes de las cosas que se dicen en todo momento. Al final del día con el registro en mano ¿cuál es el resultado? Muchas se darán cuenta de lo agresivas y violentas que son con ellas mismas. Y la pregunta es simple ¿tratarías a una amiga de esa forma? Probablemente no, por ende, ¿por qué lo permites contigo misma?”.
El diálogo interno es el que mantenemos a diario con nosotras mismas y en algunas ocasiones no somos del todo conscientes de la forma negativa como nos tratamos. Probablemente al levantarnos cuando nos detenemos en el espejo surgen pensamientos negativos, cuando cometemos errores sencillos o simplemente nos tiramos para abajo por ninguna razón alguna.
Claudia trabaja como coach hace algunos años y ocupa su experiencia de vida de amor propio como ejemplo para encaminar a muchas mujeres que carecen de ello, y una de sus grandes sorpresas ha sido la falta de empoderamiento que asegura que se traduce en un amor propio inexistente y quebrado. Y es que estos pensamientos acerca de nosotras mismas influirán de manera significativa respecto a la imagen que tenemos individualmente y del mundo que nos rodea porque, en la medida en que estas creencias sean positivas, la forma en que miramos el entorno y nuestro interior cambiará. “Y una de las claves fundamentales para construir el amor propio es tener conciencia de cómo nos hablamos”, asegura Claudia.
Las palabras crean realidades
“Lo que tú te dices en palabras es porque previamente lo pensaste", explica la psicóloga Isabel Pacareu. "Cuando te dices que estas gorda o me siento fea o triste es porque tu viviste un proceso interno antes, que te hizo evaluar eso y ponerlo en palabras”, explica.
Según especifica la especialista, el cerebro no distingue entre fantasía y realidad. En la medida en que una persona se diga que es fea, por ejemplo, el cerebro asociará esa idea y comenzará a estructurar toda la respuesta emocional, fisiológica en base a ese pensamiento. “Lo mismo ocurre cuando se busca trabajo y se tiende a tirar para abajo con que no lo conseguirá, la persona se predispone a eso y hará que actúe distinto. Por eso es potente el cómo nos hablamos porque cuando empiezas a tratarte con palabras de amor, habrá una respuesta en tu ánimo”, especifica.
“Yo me hablo bonito todos los días”, comenta entre risas Carolina Santander. Pero lo cierto es que ella está orgullosa de todo el trabajo personal que ha desarrollado en los últimos años. Esta joven ejecutiva se había percatado del enorme cambio que significaba el amor propio pues anteriormente se engañaba a sí misma con una positividad falsa en la que se hacía creer que su felicidad sólo bastaba con tener un buen trabajo o relaciones “estables”. Hasta que eventualmente le tocó vivir el duelo más difícil de su vida, que la obligó a conectarse con ella misma.
“Viví un duelo de la muerte de un hijo y se me juntó todo, exploté y decidí irme de viaje. El mismo día de mi retorno viví una ruptura amorosa, dejé el ego laboral y busqué terapia. Comencé de cero”, cuenta. Así se encaminó a un proceso de autoconocimiento y de sanación, comenzó a hacer un listado de creencias tanto positivas como negativas que tenía de ella misma. “Me di cuenta que tenía muchísimas creencias malas de mí, desde el “odio mi guata”, pasando por mi altura hasta la inestabilidad en el amor. La primera que trabajé fue la de co-dependiente y la creencia positiva del amor propio, porque el co dependiente no se quiere”, cuenta.
De esta forma, Carolina repetía palabras positivas todas las mañanas y dice de a poco fue sanando cada herida. En la actualidad ella se define como una enamorada del autoconocimiento y se dedica a compartir su experiencia. “Algo que a mí me ayudó mucho fue descubrir mis heridas y cómo sanarlas. Me di cuenta de que la única forma de eso era no abandonándose, porque mas allá de cómo uno se habla, también hay que darse cuenta en qué cosas te abandonas, ya sea en la forma que te alimentas, en no hacer deporte, no decirte cosas lindas”, cuenta.
A través de estas palabras positivas, Isabel Pacareu asegura que se hace un giro con la línea conductual, ya que cuando se cambian los pensamientos y expresión en palabras, cambiará la conducta. El hablarse de forma positiva origina un cambio de actitud y de ánimo ya que a través de las palabras positivas se ejerce un cambió cognitivo en el cerebro.
Para partir este proceso, la especialista describe tres procesos fundamentales:
- Autoconocimiento: No es aconsejable empezar un trabajo personal si una no se conoce. Para esto, es bueno tener claridad sobre qué es lo te duele o lo que se te hace difícil.
- Autovaloración: Es clave preguntarse en qué cosas se es buena. ¿Qué me hace sentir bien en relación a todos los aspectos de mi vida?
- Motivación: Uno de los elementos más esenciales, ya que sin motivación, es difícil que se puede llegar al cambio, pues consiste en el motor personal de cada uno.