Las coreanas lo hicieron de nuevo. Esta vez con mascarillas faciales comprimidas que, en apenas un centímetro, condensan múltiples propósitos, como hidratar, calmar, revitalizar y atenuar líneas de expresión. Vienen en pequeñas cápsulas deshidratadas que, al ser activadas con agua (idealmente destilada) y aceites esenciales o sérum, se descomprimen y toman la forma de una mascarilla tradicional. A pesar de que cada marca tiene sus propias indicaciones y sugerencias, la regla general dice que se deben diluir en unos 15 ml de agua y algunas gotas del sérum o aceite esencial que uses habitualmente en tu rutina. Luego de unos minutos, y cuando ya han absorbido buena parte de la mezcla, se desdoblan y aplican sobre el rostro entre 5 a 15 minutos.
"Son una solución rápida para sentir la piel mejor y que se vea más hidratada al instante, una especie de 'quick fix'. El problema es que al no empaparse mucho tiempo del sérum o aceite esencial, a diferencia de las mascarillas tradicionales, su efecto en profundidad no es tan efectivo y se adhieren menos sobre la piel. Si las tradicionales se pegan de inmediato, estas cuestan un poco más ponerlas y se secan más rápido", advierte la especialista en belleza coreana Carolina Malis. Y comparte un buen secreto de belleza para potenciar al máximo su efectividad: "Lo que me gusta hacer es que en vez de usar un sérum o un aceite esencial, ocupo un tónico, que es un hidratante básico dentro de mi rutina. Me gusta bañarlas en él, así me hago una mascarilla de tónico. Para aplicarla primero me lavo bien la cara y luego la dejo por 5 minutos, para que el producto se absorba bien".
Mezcla natural
Según el propósito que desees, puedes optar por diluirlas en una mezcla natural, con ingredientes como, por ejemplo, aloe vera para recuperar la piel, manzanilla que tiene un efecto calmante o lavanda, con propiedades relajantes. Las leches vegetales, con sus múltiples características hidratantes, también son bienvenidas.