Paula 1214. Sábado 03 de diciembre de 2016.

Lo que en las barras más concurridas de Buenos Aires es furor hace más de una década, a Chile llega de forma tímida gracias a unos pocos bares capitalinos que lo traen directamente –y a muy baja escala– desde Argentina: se trata de Cynar, un licor italiano elaborado con hojas de alcachofa (cynar scolymus) y enriquecido con una infusión secreta de 13 hierbas y plantas, cuya receta se ha mantenido intacta desde su creación, en 1952. De sabor amargo dulzón, en Argentina se popularizó gracias a la tendencia de reeditar cócteles clásicos, en los que están presentes los licores de la familia de los bitters, como el vermut, y en la que Cynar sigue la misma línea gustativa. Otros entendidos afirman que, además, para seguir esa tendencia y ante la escasez de importaciones de variedad de tragos como el whisky, los bartenders bonaerenses se vieron obligados a innovar con los pocos licores que tenían a mano. Así nació el Cynar Julep, el más emblemático de los cócteles con este amargo, que lleva jugo de pomelo, menta y hielo y que en Chile se puede probar en el bar Siete Negronis

($ 4.700, Mallinckrodt 180). Otras nomenclaturas se encuentran en el Sky Bar Cofa del hotel Renaissance (Av Kennedy 4700), donde se puede degustar un Fibonacci, con Cynar, óleo saccharum (ingrediente que se obtiene de las cáscaras de un cítrico y azúcar en almíbar) y jugo de naranja

($ 7.200). Algo más simple es el Americano, con Cynar, Campari y soda que preparan en Kinsa

($ 4.000, Constitución 140). Todas versiones ultra frescas para animar las noches de verano.