Daniela Vilensky (38) creció sintiéndose rara, como desadaptada. Nunca le gustaron las mismas cosas que a la mayoría de las niñas de su edad y además de adulta se dio cuenta de que su incapacidad de dedicarse a una sola cosa, finalmente era una capacidad que en psicología se conoce como multipotencialidad. “Sanar no ha sido un proceso fácil, me ha tomado años de terapia, pues quienes solemos salirnos de la norma, quienes solemos ser distintos y no seguimos una vida estándar, lo vemos como un fracaso”, cuenta. Y es que Daniela en estos últimos tres o cuatro años descubrió que es multipotencial, decidió emprender, y se divorció. “Todo esto me ha llevado a enfrentar mis heridas y dentro de éstas está sobre todo una inseguridad con la que viví durante muchos años. En estos años me he dado cuenta de que siempre permití que la opinión de los demás pesara más que la mía; me influía demasiado lo que el resto de las personas pensaran o dijeran de mí”, dice. Por eso es que cuando Galería Donne la invitó a hacer un libro para colorear –a propósito de su trabajo como @daniconlapiz), si bien le encantó la idea, también le costó mucho definir de qué hacerlo. “Todas las artistas que antes habían hecho un libro como éste, tenían una idea súper clara: la que solía pintar flores, lo hizo de flores; lo mismo con la que suele pintar perros o murales. Pero yo, en mi multipotencialidad y como toda la vida me ha costado enfocarme en una sola cosa o identificarme con algo, entré en una crisis personal, me pregunté ¿cuál sería mi aporte? Soy periodista y pensé que este libro, sin desmerecer los libros que son solo para colorear, podría ser una oportunidad para entregar un mensaje más profundo”, cuenta.
Así nació Cosas que me digo a veces, un libro que incluye 20 ilustraciones para colorear en donde cada una representa una escena distinta que viene acompañada de un texto inspirador y un desafío para completar, con los que Daniela pretende invitar a sus lectoras a realizar un viaje a su propio encuentro y, de alguna manera a fortalecer la relación que ellas mismas. “Es una herramienta artístico-terapéutica para niñas y mujeres que, como solía hacer yo, le dan demasiado espacio a la opinión de otros en sus propias vidas. El libro que hubiera necesitado leer a mis 10 o 12 años, cuando empezó a instalarse en mí la idea de que era menos que los demás; pero también es para muchas mujeres adultas que tenemos esas heridas tan marcadas y que estamos a tiempo de sanar”.
Hablas de una herramienta artístico-terapéutica, ¿a qué te refieres?
Se han corroborado los beneficios de sanar a través de técnicas de arte como la pintura, tejido, collage, etc. Es una terapia que integra técnicas de la psicología y el proceso creativo para mejorar la salud mental y el bienestar general. Yo me asesoré con una psicóloga que me explicó que cuando uno pinta, usa un hemisferio de cerebro que es el que abre la imaginación, que te hace sentir y emocionar; y cuando uno escribe usa el otro hemisferio que trabaja lo cognitivo. Cuando se trabajan ambas cosas juntas, el mensaje llega de una manera más potente; es como si al estar en una actividad creativa y de concentración como es pintar, entraras en un estado que te permite recepcionar de mejor manera los mensajes que recibes.
Por eso decidí poner en una página las ilustraciones para colorear y al lado mensajes inspiradores o preguntas que les permitan a las lectoras cuestionarse y reflexionar. No pretendo que esto sea una terapia, yo misma he ido toda la vida a terapia y creo que es fundamental, pero sí creo que ésta puede ser una herramienta para cuestionar algunas cosas. Son textos que surgen de mis propias experiencias de vida: de una niña que lo pasó muy mal, que se quiso poco, que creció siendo una mujer insegura y silenciada, que no se atrevía a vestirse de color o hablar fuerte; no se atrevía a mostrarse como era y que soñaba con hacer cosas que pensaba que eran para otro tipo de personas. Este es un libro que habla de mis propias heridas y mi recorrido. Y creo que ese ejercicio de reconocerse en las experiencias de otra mujer, es bonito.
¿Cómo influyó en este proceso personal el feminismo, el proceso colectivo que estamos viviendo las mujeres en el mundo, donde cada vez más escuchamos conceptos como autoestima, amor propio, violencia psicológica, entre otros?
El feminismo, sea de la manera que cada una lo tome, nos ha hecho darnos cuenta, abrir los ojos y ver cosas que teníamos tan normalizadas y que no tienen que ser así. Al menos a mí, ver esas cosas me ha permitido sanar, entender que hay cosas que no tengo que aceptar. Ha sido como un empujón que me ha permitido pararme en la vida diciendo soy mujer, tengo derechos y no tengo por qué aceptar todo lo que he aceptado.
Yo no pude estar para mí en la adolescencia porque no tenía las herramientas, la fuerza ni el carácter para defenderme, responder, o que no me importara lo que pensara el resto. Creo que es super importante entender que hoy como mujeres adultas también podemos sanar y estamos para nuestra niña interna y nuestra adolescente para la que no pudimos estar en su momento. Entender esto me hizo cerrar un camino; me ha costado 38 años empezar a sanar, aún no termino, pero ahora que he avanzado, quise de alguna manera, con un pequeño grano de arena, ayudar o darle un empujón a mujeres para que empiecen ese viaje hacia dentro para abrazar a esa niña y decirle hoy sí estoy para ti. Y también darle un espacio a las mamás y a sus hijas para conectar y hablar de estos temas.