DANZAS POLINÉSICAS

Estos bailes se caracterizan por la rigidez que debe mantener el tronco; sólo se mueven las caderas y brazos, que expresan lo que se dice en la letra de las canciones. Debido a su compleja postura, se ejercitan tanto los abdominales como las caderas y piernas. Se baila con las rodillas constantemente flectadas, lo que podría ser un impedimento para quienes tienen problemas con éstas. No existe ninguna otra contraindicación; estos ritmos sensuales son para toda edad y sexo.

Entre los bailes polinésicos destacan el sau sau, de Isla de Pascua, y el tamuré, de Tahití. El primero, de movimientos suaves, se basa en el balanceo de caderas y brazos. El segundo tiene la misma posición básica, pero se diferencia de él por los continuos golpes de cadera laterales con los que se marca el ritmo. En comparación con el sau sau, este baile es físicamente más exigente, ya que sus movimientos son más rápidos.

DANZA ÁRABE

Esta danza, cada vez más popular, se caracteriza por sus movimientos sensuales de torso, sus sacudidas de hombros y sus desplazamientos suaves. Se asocia con la femineidad y la coquetería y es muy recomendada como terapia corporal ya que conecta a la mujer con su lado más íntimo. Además, es un excelente acondicionamiento físico, porque trabaja mucho toda la musculatura de la zona pélvica.

Dentro de la danza árabe hay tres tipos básicos de bailes:

→ Baile del Bastón. "Se trata de un baile en el que se utiliza un palo tieso, al que la bailarina le da tal movimiento que logra que se vea con armonía", dice Faida Hizmeri, profesora de danza árabe en el Estadio Sirio. Este tipo de baile exige mucha fuerza y destreza ya que se deben hacer grandes esfuerzos de coordinación y malabarismo.

Baile de los crótalos. Las bailarinas de danza árabe a menudo utilizan algún tipo de instrumento rítmico para acompañar a los músicos, como los crótalos. Estos son címbalos metálicos que se ponen en los dedos de las manos y que al agitarse producen un sonido muy similar al emitido por la serpiente cascabel.

→ Baile del velo. El velo es un elemento muy importante dentro de la cultura oriental. Su función es esconder lo que no se quiere mostrar o que no debe verse. Al practicar danza árabe, la bailarina debe tener la habilidad de convertirlo en un arma de seducción. Al danzar, el velo toma protagonismo y convierte a este tipo de baile en uno de los más hermosos.

DE BRASIL

→ Capoeira. En Brasil, la Capoeira –único deporte reconocido como Patrimonio Cultural de la Humanidad– es el segundo deporte más practicado después del fútbol. En Chile se estima que ya hay más de 700 adeptos a esta danza que fusiona baile, acrobacia y teatro, y que nació como una manera en que los esclavos de Brasil podían entrenarse en la lucha sin ser castigados por sus patrones.

En la capoeira no hay coreografías establecidas; todo es improvisación y pasión. Los bailarines van decidiendo en escena cuales serán los próximos pasos a seguir, entre un registro que incluye posiciones invertidas, ruedas, saltos mortales y otras piruetas propias de la gimnasia olímpica. Además, es un ejercicio muy completo: se trabajan los brazos, la espalda, los glúteos y las pantorillas. También ayuda a mejorar la coordinación sicomotora y la resistencia cardiovascular.

→ Samba. Este conocido baile no es sólo alegría y energía; también es un excelente ejercicio. Sus pasos básicos son un constante zapateo y balanceo de cadera, lo que tonifica pantorillas, glúteos, piernas y cintura. Debido al ritmo de su música, la samba es agotadora. "Nunca alcanzamos a bailar más de dos canciones seguidas, es demasiada la exigencia", explica Israel Santana, profesor.

Además, esta danza exige una gran coordinación corporal, lo que en un principio no es fácil de conseguir. Una vez lograda esta tarea, el ritmo envuelve y ya no dan ganas de parar.

DE EUROPA

→ Flamenco. Antiguamente los gitanos, creadores de este baile, desahogaban sus penas a través de cantos y bailoteos. Para cada situación creaban un baile nuevo. Por eso, el flamenco tiene muchos ritmos y todos se bailan de forma diferente. Para aprender a bailarlo se debe comenzar por conocer los movimientos de brazos, cabeza y falda, para luego seguir con el compás, que incluye el taconeo y la comprensión de los ritmos. A los principiantes se les aconseja partir por los bailes de fiestas –como la rumba, las bulerías y el tango– y luego entrar a ritmos más complejos como las soleares y seguidillas.

El flamenco utiliza todos los músculos del cuerpo por lo que es una actividad física muy completa. Además, en todos estos bailes se trabaja mucho con la corrección de la postura. Según quienes la practican, esta danza es especialmente útil como terapia para todos aquellos que sufran de estrés o depresión ya que a través del zapateo, que es el paso básico del flamenco, se pueden descargar todo tipo de emociones o frustaciones.

→ Baile Irlandés. Esta danza, que proviene de los celtas, tiene la particularidad de que se baila sin mover los brazos. La historia cuenta que nació entre los prisioneros irlandeses, quienes bailaban amarrados unos a otros como una forma de combatir el frío. Las danzas irlandesas se basan en coreografías, las que se bailan en grupos de múltiplos de cuatro. Los participantes están constantemente saltando, lo que exige una gran capacidad cardiovascular. Las piernas son lo que más se ejercita pues se está continuamente rebotando. Además, este baile de destreza y coordinación entrega una buena oportunidad para conocer gente ya que se puede bailar tanto entre cuatro personas como en grupos de hasta ochenta.

DE INDIA

→ Bharata-natyam. A esta danza clásica del sur de la India se la describe como yoga en movimiento. Busca una conexión profunda entre la mente y el cuerpo y entre las cualidades asociadas a los diferentes hemisferios cerebrales. Este ritmo milenario ha sido enseñado de generación en generación con especial cuidado de no alterar ninguno de sus movimientos, por lo que hoy se considera como una danza pura. En ella todo está prefijado y no hay improvisación. Aramady, la posición base, se hace con las rodillas flectadas hacia los lados, con los brazos y pies abiertos, por lo que esta danza está contraindicada para personas que tengan problemas lumbares o en las rodillas. Los pies tocan el suelo de maneras específicas que estimulan zonas energéticas del resto del cuerpo.

Contra lo que se cree, la danza india es muy exigente físicamente. Fortalece los cuadriceps y los brazos. También tonifica los músculos de la zona facial porque es una danza muy expresiva. Además, requiere mucha concentración y desarrolla la memoria ya que las distintas partes del cuerpo se mueven a ritmos diferentes.

DANZAS AFRICANAS

→ Mandingue. Esta danza mezcla bailes provenientes de Senegal, Guinea y Costa de Marfil. Concibe el baile como un rito de alabanza a la naturaleza; por eso hay danzas específicas para la recolección de cosechas, los solsticios y las lunaciones, por ejemplo. Los movimientos del mandingue buscan la disociación del cuerpo, separando la cabeza del tronco y éste de la cadera y las piernas, con la idea de que cada parte del organismo tenga su propio movimiento pero que en conjunto logren armonía. La música es monótona y extenuante, tal como los movimientos que se realizan.

Es una actividad que estimula la capacidad aeróbica, tonifica los músculos –especialmente en las piernas, el abdomen y la espalda– y mejora la coordinación. Al practicarla se transpira mucho, pero también se busca una conexión entre cuerpo, mente y espíritu. Las clases comienzan con ejercicios de respiración y terminan con rutinas de yoga y pilates de suelo.

→ Danza Afro-brasileña. Este tipo de danza se basa en los mismos principios que la danza mandingue, pero tiene menos acento en el carácter ritualista. Aquí el énfasis está en la expresividad corporal, por lo que se privilegian los movimientos sensuales y atrevidos. Como ejercicio, la danza afro propicia un exigente trabajo cardiovascular y permite quemar mucha grasa. Además, tonifica y elonga los músculos, principalmente piernas, pectorales y abdomen.