Datos Paula: tres chefs comparten sus picadas chilenas favoritas

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1. Empanadas de Las brujas de la cuisine, por Tomás Olivera

Las brujas de la cuisine

No figuran en los tradicionales ránkings ni son tan conocidas como otras empanadas nacionales. Pero para Tomás Olivera, quien fue chef del Hotel The Ritz-Carlton y director gastronómico de las tres temporadas de MasterChef Chile, las de Las brujas de la cuisine “son las mejores”. ¿Por qué? “Porque todas las veces que las he recomendado, la gente se ha vuelto fanática de estas empanadas. El sabor es espectacular, igual que la calidad de la carne y de la masa. Yo ya estoy grande -tengo casi 50- y busco que no me causen daños posteriores de acidez y cosas por el estilo, y la verdad es que con estas nunca me ha pasado nada”, dice. Rafaela Núñez, fundadora del emprendimiento, explica que “jamás caen pesadas porque nuestra masa es artesanal, una receta secreta 100% vegetal, la carne es posta negra o rosada siempre suavecita y en cubitos y la cebolla lleva un tratamiento especial”.

Hemos creado las mejores empanadas del mundo. Ese es el slogan de este emprendimiento que nació en diciembre de 2019, luego de que Rafaela dejara de trabajar en retail como jefa de marcas y se asociara con su mamá, Yesi Martínez, experta cocinera que, a pesar de tener estudios profesionales, hasta entonces solo cocinaba para su familia y amigos. “Nosotros no lo decimos, son los clientes los que lo repiten cada vez que prueban la empanada, por eso quedó como parte del slogan”, cuenta Rafaela, quien también agrega que espera pronto poder tener un local para atención presencial, dado que hasta el momento funcionan solo vía delivery.

Las más pedidas son las de pino con o sin merkén, las de queso, y las de pesto - tomate cherry - queso, entre otras ($2.650 la unidad). Estarán recibiendo pedidos por WhatsApp e Instagram durante todas las Fiestas Patrias.

+56946107938

https://www.instagram.com/lasbrujasdelacuisine/

2. El Palacio del poroto con riendas, por Fernanda Giacaman

El palacio del poroto

Si bien en los últimos años se ha desmentido el dicho “más chileno que los porotos” -pues diversos estudios han confirmado que estos se originaron en México- nadie puede discutir que este alimento es un ícono nacional.

“Un plato clásico en un barrio clásico. Tradicional y contundente, hay que ir con hambre porque las porciones son gigantes”, dice la cocinera y diseñadora Fernanda Giacaman, quien dicta clases de gastronomía y comparte recetas en su Instagram @unacocina_feliz. El Palacio del poroto con rienda nació en 1962, en una época en la que, tras la reforma agraria, el mundo rural comenzó a emigrar hacia los centros urbanos. En pocos años, este lugar se convirtió en el favorito de las familias campesinas.

60 años después, en la que era su casa de la infancia, Miguel Hormazábal -el dueño del Palacio- continúa la tradición de ofrecer de lunes a domingo cerca de 300 porciones de porotos con riendas ($4.700) o porotos con mazamorra ($5.400), ambas especialidades del local. Son sus platos clásicos, pero están lejos de ser los únicos: en la carta se pueden encontrar cerca de veinte preparaciones distintas que incluyen esta popular legumbre. Acompañados de longaniza o de costillar, con huevo o con chuleta, o todo junto.

Abierto de lunes a domingo de 12 a 16 o 18 hrs. General Amengual 494, Estación Central.

3. Un plato clásico en el Bar La Unión, por Josefina Vicuña

La unión chica

El arrollado de huaso con puré y porotos verdes ($10.900) del Bar La Unión es la recomendación de la chef Josefina Vicuña, quien está detrás de Encubierto, proyecto que ofrece servicios como clases grupales y privadas, catering, cocina a domicilio, entre otros.

“Me llevó hace unos días el tremendo poeta nacional Edmundo Moure, quien es cliente hace 30 años de este local y me comentó que la calidad no ha cambiado con los años”, cuenta Josefina, y agrega que los precios de esta picada ubicada al frente del Club de La Unión “son un alivio en comparación al resto de los restoranes”. Respecto al plato en base a pulpa de cerdo y tocino, dice que es uno de sus platos chilenos preferidos y “acá se sacan un siete. La porción es gigante y el servicio es rápido y excelente”.

No es coincidencia que haya sido un poeta el que llevó a Josefina a visitar “La Unión Chica”, como también es conocido este bar, ya que en los años sesenta este era un lugar de encuentro entre escritores y artistas, como los poetas Jorge Teillier y Álvaro Ruiz. Inaugurado en 1940, hoy mantiene su fachada idéntica, lo mismo que su carta, basada en platos tradicionales de la cocina chilena y sándwiches como el de lengua o pernil ($4.900), siempre en marraqueta.

Abierto de lunes a viernes, de 11 a 22 hrs. Nueva York 11, Santiago.

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