Paula 1967.
¨...Empecé a tomarlas cuando nos casamos. En el matrimonio el padre nos habló de que nuestro deber era tener hartos hijos, todos los que Dios nos mandara, pero en la práctica estábamos muy pobres como para empezar a tener guaguas. Roberto acababa de recibirse y llevaba tres meses trabajando en CAP. Y, por otro lado, yo había visto a mis hermanas, que en cuanto se casaban se llenaban de guaguas, de pañales, de gritos, de enfermedades. Son deliciosas mis sobrinas, especialmente la Juani que es mi regalona... Pero mi hermana y su marido no alcanzaron a hacer vida de pareja, no alcanzaron a hacer un mundo aparte, no pudieron vivir juntos antes de transformarse en familia. Las guaguas como que se meten entremedio de una pareja... la distancian. Y yo quería que al principio viviéramos juntos, nos hiciéramos amigos, fuéramos enteramente libres... Y dejar los niños para un año, dos años más, cuando estuviéramos cimentados.
Isabel, llamémosla así, porque no quiso que se publicara su nombre, es una de las 213.955 mujeres chilenas que, según cifras del Servicio Nacional de Salud, están usando el método anticonceptivo.
Isabel tiene sus razones. Cada una de las 213.955 tiene las suyas, posiblemente diferentes. Pero el denominador común de todas ellas es que toman la píldora para tener hijos sólo cuando quieran y puedan; que se entregan a sus maridos libremente, sin la preocupación de que a lo mejor quedan esperando un niño que no quieren; que no tienen que lidiar con termómetros diariamente para saber si están fértiles o no... y por último, que no tienen que interrumpir la progresión natural de un acto de amor para ponerse un anticonceptivo mecánico.
La liberación parece grande, pero está la contrapartida.
El Papa, reiteradas veces, ha declarado que la Iglesia no la aprueba; reiteradas veces han circulado rumores de que la píldora produce cáncer y todo tipo de enfermedades aterrantes; gran parte de las mujeres que la usan se quejan de molestias ocasionadas por la píldora.
A raíz de todo esto hay muchas mujeres que todavía se preguntan si deben tomar la píldora. En vista de la importancia que tiene este método anticonceptivo para la mujer moderna, Paula quiso investigar qué había de cierto en todo aquello y contestar en la forma más clara posible las interrogantes, para que cada mujer, en forma responsable e informada, esté en condiciones de decidir ella misma si debe o no tomar, o seguir tomando la píldora anticonceptiva.
¿Pecan las católicas?
Lo primero qué impresiona en un país católico es la enorme cantidad de chilenas que toman la píldora. La Iglesia Católica no ha variado su posición sobre el control de la natalidad desde que Pío XI en Casti Connubi, aprovechando sólo el método del ritmo (abstinencia del acto sexual en los días fértiles de la mujer) dejando fuera de la ley a todo lo que fuera anticonceptivo artificial". Al tomar la píldora anticonceptiva, entonces, ¿están las mujeres desobedeciendo una ley de la Iglesia? Vale decir, ¿están en pecado?
Paula conversó largamente sobre esto con el presbítero Juan Bagá, del Departamento de Difusión del Arzobispado Chileno.
El padre Bagá dijo que no. Explicó en primer lugar que desde el momento en que el problema de los anticonceptivos había sido puesto en duda dentro de la Iglesia, como lo señala la investigación sobre el tema que encargó el Papa a una comisión especial, la prohibición de los anticonceptivos dejó de obligar bajo pecado. "En moral, –dijo–, la ley dudosa no obliga".
Por otra parte, el padre Bagá, añadió que, dentro de la Iglesia misma, hay una tendencia universal a permitir el uso de la píldora anticonceptiva, o más bien a dejar el asunto a la conciencia individual de la pareja.
Esta liberalidad de parte de la Iglesia, manifestada por el padre Bagá, no deja de ser una sorpresa, porque lo que se conoce a través de declaraciones oficiales, o más o menos ofíciales de los dignatarios de la Iglesia, es una negativa bastante consistente. Sobre esto, el padre Bagá nos aclaró que todas estas declaraciones son recomendaciones u opiniones, ninguna de las cuales obliga bajo pecado.
Dijo finalmente el presbítero que en su opinión el pecado de la píldora puede ser de egoísmo, o de falta de generosidad de parte de las mujeres para entregarse a la responsabilidad y el trabajo que acarrea un nuevo niño, pero nada más.
¿Cómo funciona?
Es inevitable que cada vez que se reúnen dos o más mujeres terminen hablando de la píldora, y que cada una saque a relucir el último rumor sobre su peligrosidad o el último achaque que se le atribuye.
Según la opinión de casi todos los entendidos en la materia, los rumores y los temores de las mujeres sobre los efectos de la píldora anticonceptiva se deben, muchas veces, a que ellas ignoran cómo funciona, por lo tanto, en su interior le temen o la rechazan. Y, por otra parte, ignoran también las muchas investigaciones que están probando día a día que la píldora no es peligrosa. La píldora anticonceptiva tiene dos efectos principales: regulariza el ciclo de la menstruación, lo que significa que las mujeres que la toman tienen su regla cronológicamente cada 26 ó 28 días; y el segundo efecto es que previene la salida de un óvulo fecundable de los ovarios femeninos, con lo que imposibilita el embarazo.
El proceso por el que pasan los órganos sexuales de una mujer para producir un niño comienza con la menstruación. Una vez terminada ésta, el complejo sistema hormonal femenino ordena a los ovarios que maduren uno de los 500.000 huevos potenciales con los que nacen las mujeres. Uno de los dos ovarios responde y, más o menos diez días después del principio de la menstruación, el óvulo maduro sale del ovario a encontrarse con un espermatozoide, la célula reproductora masculina. Si en el camino del ovario al útero se encuentra su esperma, se produce la concepción, y el óvulo fecundado cae al útero para allí transformarse en niño. Si no se encuentra con nada en el camino, éste se pierde y la mujer lo elimina.
Paralelo a este proceso, que es el de la ovulación, ocurre otro en el útero. Inmediatamente después de terminada la menstruación, el útero femenino empieza a prepararse para un embarazo. La pared se engruesa y se hace más rica en sangre. Si no llega al útero un óvulo fecundado a transformarse en niño, la pared se descama y se pierde sangre y secreciones. Y ésta es la menstruación. La acción de la píldora, mediante hormonas sintéticas, es la de no permitir que se dé la orden de ovulación al ovario, sin alterar el proceso en el útero. Y es por eso que las mujeres aunque tomen la píldora y no ovulen, tienen la regla.
¿Produce cáncer?
La píldora anticonceptiva se está usando en el mundo hace más de 10 años. En todo este tiempo se ha investigado constantemente sobre sus efectos, tanto directos como laterales. La doctora Eleonor Mears, a pedido de la Federación Internacional para la Planificación de la Familia, hizo un valioso compendio de todo lo que se conoce y ha sido investigado en el campo de la contracepción oral. Y en su libro, Manual sobre la contracepción oral (Handbook on Oral Contracep-tion) pasa revista en forma detallada y exhaustiva a todas las interrogantes que pudieran hacerse en cuanto a su uso, y da a conocer las respuestas proporcionadas por la investigación.
A pesar de que insistentemente se rumorea que la píldora anticonceptiva produce cáncer, la doctora Mears afirma que no se conoce una sola instancia de esta enfermedad en los órganos femeninos que haya sido provocada por la píldora. Los ginecólogos norteamericanos R. A, Wilson y P. M. F. Bishop han investigado separadamente la posibilidad píldora=cáncer experimentando con cientos de mujeres. La conclusión de ambos es que no han aumentado los casos de cáncer en los órganos femeninos desde que se usa la píldora anticonceptiva. El Dr. Wilson, en un trabajo sobre la materia, incluso sostiene que la píldora ha demostrado ser eficaz en proteger a las mujeres contra el cáncer en los órganos genitales.
¿Podré tener más hijos?
La píldora anticonceptiva se toma mes a mes, durante el ciclo menstrual, mientras se quiera evitar nuevas concepciones. En el momento en que la mujer se decide a tener un hijo, debe terminar el set que está tomando, tiene la regla y no vuelve a tomar más. El organismo femenino vuelve entonces a funcionar normalmente y la mujer ovula. Pero es en este momento cuando a las mujeres la asalta la duda: ¿Voy a poder tener otro hijo?
A medida que más y más mujeres han dejado la píldora para tener más hijos, se ha probado que ellas no sólo siguen siendo normalmente fértiles, sino que más fértiles que antes. Un estudio hecho por el investigador americano Joseph W. Goldzieher dio cuenta que un 60 por ciento de mujeres que dejan la píldora quedaban embarazadas en el primer mes, y un 90 por ciento en los primeros tres meses.
Todos los estudios conocidos sobre la materia, además del de Goldzieher, han llegado más o menos a las mismas conclusiones aun en los casos en que las mujeres han estado tomando la píldora hasta 7 años.
Otros temores
Se ha dicho también que la píldora produce trombosis o coágulos sanguíneos, y que a las mujeres que la toman mientras dan de mamar a sus hijos les produce una disminución de la leche, que después de interrumpido el tratamiento se tienen desde mellizos hasta óctuples, que acarrea trastornos al hígado, etc...
Todos y cada uno de estos temores han sido investigados cuidadosamente, sin encontrarse aún ningún fundamento para ellos.
La quejumbre es un mal que invade a casi todas las mujeres que toman la píldora. A veces con razón, otras no. Que estoy más gorda, que tengo náuseas y vómitos, que me siento como embarazada, que tengo la cara manchada, que pierdo sangre, que estoy deprimida, que estoy frígida, etc...
En efecto, muchas de esas cosas pasan. Un estudio señala que a un 45 por ciento de las mujeres la píldora les produce malestares de diferente índole. Al resto no les produce nada.
Según los especialistas, muchas de esas molestias tienen su origen en factores sicológicos. Las mujeres que en su interior se resisten a la píldora, ya sea por razones religiosas, morales, o porque simplemente la temen, son más propensas a sentir molestias. Por esto es que la píldora no se recomienda a personas muy nerviosas, ni menos a las desequilibradas.
Todas las molestias ocasionadas por la píldora, salvo las "sicológicas" tienden a pasar al cuarto o quinto mes de tratamiento. Si no pasan, es importante consultar a un ginecólogo para que éste recomiende otra marca de píldora que contenga una diferente composición hormonal. Cada una de las molestias tiene su origen en alguno de los componentes de las píldoras. Según sea la molestia, el médico podrá recomendar una marca que no contenga ese ingrediente o que lo tenga en dosis muy pequeña.
Por otra parte, se está experimentando exitosamente con píldoras que tienen dosis cada vez más pequeñas de hormonas, con lo que, en el futuro, se irán reduciendo cada vez más los efectos laterales.
Y por último, todos los efectos de la píldora, tanto la cesación de la ovulación como las molestias que a veces produce son absolutamente reversibles, o sea, dejan de ocurrir apenas se interrumpe el tratamiento.
La respuesta es positiva
Hasta el momento, las únicas mujeres a quienes definitivamente se les debe prohibir la píldora, son aquellas que tienen cáncer al pecho, porque se cree que las hormonas que las componen hacen
crecer estos tumores. La investigación y la práctica médica parecen dar una respuesta positiva a nuestra interrogante, ¿Debo tomar la píldora? Quedaría eso sí, todavía planteado el problema en el campo religioso para los católicos muy ortodoxos, que esperan una ley de la Iglesia sobre la materia, sin dejarse llevar por las tendencias liberales y modernizantes de algunos miembros del clero. La mayoría de ellos seguramente no querrán planificar su familia, por no estar de acuerdo con el principio. Pero los que quieran tendrán que usar el método Ritmo, cuyos resultados dejan mucho que desear: un 68 por ciento de las 400 mujeres que seguían el método de Ritmo quedaron embarazadas según el resultado de un estudio hecho por el doctor Alfredo Pérez Sánchez en el hospital de la Universidad Católica. Las mujeres que quieran usar la píldora, o las que la usan, pueden hacerlo o seguir haciéndolo con tranquilidad. La píldora no es peligrosa y es, probablemente, el método más seguro de concepción. Pero ¡atención! Es muy importante que lo hagan controladas por un ginecólogo para que, en caso de cualquier problema o intolerancia, él tome las medidas para solucionarlo con conocimiento de causa.