Del blanqueamiento genital a la labioplastía ¿Otra imposición estética?
Suena grotesto pero es real; hace unas semanas las redes sociales de la comunidad “La rebelión del cuerpo” denunciaron como violencia simbólica una serie de publicidades donde se vendían procedimientos estéticos relacionados con los genitales femeninos.
“Logramos mejorar y reducir, significativamente, el nivel de coloración de la zona íntima, brindando una apariencia más uniforme y armoniosa”, dice la página de una clínica de procedimientos ginecoestéticos donde ofrecen lo que se conoce como “Blanqueamiento genital”. A través de sesiones láser combinados con despigmentante químico logran “embellecer” la zona íntima volviéndola más blanca. Pero, ¿por qué una vulva blanca sería más bella que una más oscura? Otro procedimiento estético de la misma clínica: la labioplastía, diseñada “para mejorar la funcionalidad y apariencia estética de la zona íntima femenina”. Lo que hacen es disminuir el tamaño de los labios mayores y menores, “corregir” exceso de volumen, malformaciones o asimetrías, proporcionando en sus palabras “un aspecto más armonioso y rejuvenecido”, lo que conlleva, “a un mayor disfrute sexual y aumento de autoestima de las pacientes”. Otra vez: ¿Por qué una vulva simétrica y de labios finos proporcionaría más placer que otras? Dependerá de cada mujer esa decisión, supongo. Lo que sí hace ruido es ver cómo estas clínicas estéticas siguen, a esta altura del partido, instalando un ideal de genitales femeninos blancos, finos y proporcionados como lo deseable y funcional, por sobre aquellos asimétricos, voluminosos y pigmentados de toda la vida.
La polémica del sándwich
Suena grotesto pero es real; hace unas semanas las redes sociales de la comunidad “La rebelión del cuerpo” denunciaron como violencia simbólica una serie de publicidades donde se vendían procedimientos estéticos relacionados con los genitales femeninos. Uno de estos centros estéticos, que promocionaba la labioplastía o reducción quirúrgica de labios vaginales, llegó a ilustrar una vulva “voluminosa” con la fotografía de un sandwich de jamón desarmándose. ”Porque la presentación sí importa”, era el lema que acompañaba la foto. La indignación de las seguidoras fue total. “Históricamente, la publicidad e industria mercantil, nos ha vendido estereotipos de belleza específicos para cada parte de nuestros cuerpos, incluyendo las partes más íntimas, en general, con la promesa de mejorar nuestra autoestima y como un camino al empoderamiento, en donde se asocia lo estético al valor que podamos tener como personas”, dicen de parte de la comunidad de la Rebelión. “No juzgamos a quienes se han realizado estos procedimientos o han pensado en hacerlo, ya que son ideas que el sistema instala como “necesidades” en el subconsciente colectivo. Creemos importante visibilizar los efectos y costos que esto ha tenido en la expresión de las diversidades corporales, en beneficio de una industria mercantil, que nos vende estas intervenciones mediante la creación de inseguridades”. Gran parte de estas “necesidades”, dicen, han sido instaladas desde los estereotipos impuestos, principalmente por la industria de la pornografía y también por diversos valores culturales, en donde las cualidades de “lo bello, blanco y de aspecto jóven” son reforzadas positivamente. “Estas características estéticas harían de las vulvas algo “deseable” y “atractivo”, sin embargo, estos modelos son inalcanzables para la mayoría de las personas, generando sentimientos profundos de frustración, que muchas veces guían la toma de decisión para acceder a este tipo de procedimientos con la idea de que, de esta manera, se encontrará la aceptación y valor social.”
¿Qué opina la ginecología al respecto?
La doctora Loreto Vargas Pampaloni, ginecóloga obstétra, máster en sexualidad y directora de Ginecólogas Chile aclara de antemano que el láser vaginal tiene indicaciones muy puntuales, como por ejemplo en mujeres que debido a la menopausia tuvieron malformaciones, mujeres que han sido sometidas a quimio o radio por algún cáncer ginecológico o algunas patologías autoinmune puntuales. Sin embargo, las indicaciones reales y concretas son un décimo de todas los procedimientos que se hacen. “El porcentaje de estos procedimientos que son realmente necesarios son muy muy bajos. Se les crean necesidades a las mujeres lucrando con su inseguridad, queriendo la hegemonía de las vulvas todas iguales, calvas, blancas y turqueantes, un poco como las vulvas del porno, que van a un “casting” de vulvas. Todo este tema del blanqueamiento entre otros precedimientos no es necesario y son, en cierta manera, procedimientos que movilizan millones y millones de pesos. Creo que hay poca ética y muchas ganas de ganar plata”
La FIGO, (Federación Internacional de Ginecología y Obstetricia) de hecho tiene directrices claras al respecto de las cirugías estéticas genitales; estas deben satisfacer cuatro criterios para considerarlas éticamente permisibles, entre ellas que tenga una base de evidencia científica para su eficacia y seguridad, algo que aseguran no existe. Éticamente, para la FIGO es totalmente inadmisible que un ginecólogo-obstetra ofrezca, recomiende, realice o derive una cirugía genital cosmética. A pesar de esto, en abril de este año se celebró en Chile, a tablero lleno, el Primer Congreso Internacional de Ginecología Estética y Regenerativa, con expositores de todo el mundo y un costo de entrada de hasta US1455. (Dato para la causa: de los 23 conferencistas, solo una era mujer)
¿Son riesgosos estos procedimientos?
La Doctora Vargas Pampaloni dice que hay que partir de la premisa de que la mayoría de estos procedimientos estéticos no son necesarios. “Si ya partimos haciendo algo que no necesitamos y tenemos alguna complicación, es una complicación que tampoco necesitábamos”, advierte. “Además, como es un mercado muy lucrativo, hay mucha gente que no tiene la formación adecuada, no tienen los conocimientos técnicos para poder hacerlos. No quiero con esto decir que todos los procedimientos sean innecesarios y sean malos, pero creo que hay que tener mucho criterio a la hora de decidir qué hacer y qué no hacer y sobre todo, no hacer publicidad engañosa. Porque creamos una necesidad irreal y más encima, expectativas que no vamos a cumplir”. La matrona Ximena Encinas también lo advierte: “Toda cirugía y todo procedimiento puede tener efectos secundarios y situaciones adversas, si vas a someterte a cualquier procedimiento tienes que saber bien con quién te estás tratando y cuáles son las complicaciones que pueden existir”.
Otros procedimientos polémicos
La ampliación del “Punto G” es otro de los procedimientos que se realizan en estas clínicas. Consiste en aumentar el tamaño del “Punto G” mediante la inyección de ácido hialurónico, mejorando, dicen, la superficie de roce y fricción. “Su aplicación otorga mayor volumen a los tejidos y sensibilidad, potenciando la intensidad del orgasmo femenino teniendo como resultado el incremento del placer sexual”. ¿Es tan así? “El punto G no existe, ampliar algo que no existe como punto me parece bastante poco ético por decirlo de alguna manera” dice Loreto, quien explica que supuestamente se trata de un punto anatómico que está más o menos en la barrera anterior vaginal, a 3 centímetros, y que tiene relación con el clítoris y que se llama así por el nombre del médico que supuestamente lo descubrió. “Esto crea mucha fantasía y también en cierta manera sirve de base para este enfoque de la sexualidad de la mujer como un objeto de placer y no un sujeto y pone énfasis en el coitocentrismo. Muchas veces creemos que podemos tener la panacea para mejorar la sexualidad de las mujeres y muchas veces la interseccionalidad, las discriminaciones, la carga mental incluso o situaciones de vulneración de derechos tienen mucha más influencia en cómo vivo mi sexualidad que en aumentar el “Punto G”. También otras creencias limitantes, las educaciones por decirlo de alguna manera castradora o muy culposas tienen mucha más importancia que el supuesto punto”.
¿Qué efecto tienen estos cánones de perfección genital en la salud de las mujeres?
“Todos los estereotipos de belleza tienen el potencial de repercutir negativamente en la salud general de las personas”, dicen de la Rebelión del cuerpo. “En la medida que generan sentimientos de culpa, insuficiencia e inseguridad constante y por consecuencia contribuyen al desarrollo de creencias limitantes en torno a cómo “debemos” vivir y expresar nuestra sexualidad. En el caso específico de los estereotipos hacia las vulvas, estos pueden contribuir por ejemplo a mantener relaciones sexuales que no sean placenteras o satisfactorias, a la abstinencia sexual o evitación de la autoexploración corporal porque “no me parezco al ideal”. Muchas veces quienes acceden a este tipo de procedimientos estéticos no conocen los riesgos asociados o efectos adversos y por otro lado, muchas mujeres dejan de asistir a sus controles médicos por sentirse avergonzadas de su apariencia genital o por miedo a ser vulneradas con diversos comentarios médicos/profesionales, en donde se les sugiere alguna de estas intervenciones estéticas, muchas veces sin siquiera haber pensado en esta posibilidad”.
Querer a la vulva tal y como es
Para la especialista, no se trata de tener positivismo tóxico y decir simplemente que uno se tiene que amar y querer como es, porque efectivamente puede no gustarte tu vulva. Pero es importante cuestionarse los parámetros estéticos que se nos están imponiendo .”¿Cuál es una vulva bella? ¿Cuál es una vulva fea? Si nos ponemos a mirar la publicidad de estas clínicas, ellos están presentando una vulva hegemónica. ¡Y el porcentaje de la población que tiene esa vulva es muy poco!”. Como recomendación ante tanto ofrecimiento de “perfección” genital, Loreto invita a seguir cuentas como The Vulva Gallery, donde se muestra la diversidad real de las mujeres. “Las vulvas y los genitales son todas distintas y en eso está la belleza.”
Comenta
Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.