En diciembre del año pasado un amigo conferencista argentino le recomendó a Denisse Goldfarb pasar por la experiencia de dar una charla TED, algo que ella nunca siquiera se había planteado. La idea le quedó dando vueltas y en marzo de este año, al enterarse de que se haría TEDxVitacura, decidió postular. Lo hizo sin demasiadas expectativas, pero fue pasando las diferentes etapas hasta que supo que de los 1.200 postulantes había sido una de las speakers elegidas. “La preparación ha sido todo un proceso de entrenamiento en el que he aprendido técnicas de oratoria, manejo escénico, construcción de guiones. Meses de mucho aprendizaje en los que hemos recibido mucho apoyo para llegar a esta instancia”, cuenta.
La idea de este encuentro, en el que 20 charlistas hablarán por un máximo de 18 minutos, es desarrollar una idea que merezca ser compartida. En este contexto, y bajo el concepto sincronía –que atravesará todas las presentaciones– Denisse se parará en el escenario y hablará sobre si estamos o no listos para nuestro próximo empleo, una temática que ha ido cobrando cada vez más relevancia en su investigación y que ha desarrollado de la mano del autoconocimiento sobre el potencial que cada uno tiene, y de abrirse a experiencias y oportunidades que están fuera de nuestra zona de confort.
Psicóloga Laboral y MBA de la Universidad Católica, durante 23 años Denisse trabajó en empresas como Microsoft, Walmart, Telefónica, Falabella y ENAP donde se hizo experta en talento, diversidad, inclusión y futuro del trabajo. Hoy como speaker internacional, profesora, mentora, fundadora de la consultora The People Future e instructora en la plataforma LinkedIn Learning –donde dicta cursos relacionados con el desarrollo de carrera y futuro del trabajo–, gracias a sus años de experiencia, ha logrado obtener información valiosa que además le permite hacer diagnósticos para aportar en la discusión sobre el futuro laboral, y poner énfasis en el desarrollo profesional femenino. Información que además ha compartido en su libro Con100te de mi futuro, en el que habla, entre otras cosas, sobre los cambios de paradigma en el mundo laboral.
– Has tenido una carrera muy exitosa, ¿tuvo esto implicancia en tu maternidad o vida personal?
La maternidad para mí ha sido muy importante. Me siento orgullosa de no haberla postergado en pos de mi desarrollo profesional y la verdad es que soy una mamá súper poco culposa. Siempre fui a dejar a los niños al colegio y a la vuelta los mandaba en liebre porque me era complicado hacer una pausa en el trabajo u organizarme con turnos. Siempre involucré bastante a mis niños en mi trabajo; los traía a la oficina, participaban de las actividades, y llegaron a comprometerse tanto, que las veces que me cambié de lugar, sufrían o se enojaban conmigo.
Como he formado parte de áreas de gestión de personas, he promovido la integración de la familia. Me parece que eso es muy importante, sobre todo en estos tiempos en que Chile atraviesa una baja importantísima de la tasa de natalidad. Si las nuevas generaciones sienten que ambos roles son incompatibles, no van a querer tener hijos. Eso desde luego que es muy válido, pero hombres y mujeres debemos poder construir una sociedad donde podamos vivir con más flexibilidad, con más corresponsabilidad.
– Según tu experiencia conversando sobre trabajo con otras mujeres, ¿qué crees que hacemos mal a la hora de postular a un trabajo?
He detectado que nos cuesta especialmente hablar de nosotras mismas y reconocer nuestras fortalezas. Somos muy inseguras de nuestras capacidades y no nos atrevemos a desarrollar proyectos, a postular a un cargo. Tenemos mucho pudor y no somos capaces de contar qué nos hace destacar, cuáles han sido nuestros logros. Eso, inevitablemente, impacta en la gestión de nuestra marca personal.
Creo que esa es nuestra principal limitante: enfrentar nuestros miedos. Eso para mí ha sido un gran descubrimiento como mentora. He estado con mujeres increíbles, talentosísimas, pero en la conversación más íntima me doy cuenta de que son muy inseguras y no se creen lo suficientemente buenas para tomar ciertos desafíos. Nos falta desarrollar mucha confianza.
– ¿A ti personalmente te costó?
Me acuerdo que la primera vez que publiqué algo en LinkedIn fue porque la empresa en la que trabajaba en ese momento hizo una campaña y me designaron vocera. Partí haciéndolo media insegura pero lo que pasó después de esa primera publicación me gustó tanto, que nunca más dejé de hacerlo. Obtuve muchas reacciones, preguntas, comentarios positivos y de hecho incorporé ese ejercicio a mi vida cotidiana. Con esto te quiero decir que nos falta creer que tenemos un mensaje que dar que puede ayudar a otros. En Chile tenemos un tremendo espacio para hacerlo, somos el país de Latinoamérica que tiene mayor penetración de LinkedIn con siete millones de cuentas y de las cuales menos del 2% comparte información una vez al mes. Hay un enorme espacio para poder comunicar y aportar también en diferentes temas.
– ¿Qué factores podrían ayudar a que tengamos condiciones equitativas entre hombres y mujeres?
Hay cosas concretas que no se pueden desconocer, como que en Chile hay muchos hogares monoparentales y, cuando una mujer no tiene red de apoyo para criar hijos, obviamente su dedicación no será absoluta como quisiera en el trabajo. En ese sentido me parece fundamental que avance el proyecto Sala Cuna Universal para equiparar. También creo que influye la manera en que se abordan los temas de equidad, en cómo se entrega el mensaje de dar más espacio a las mujeres, hay un agotamiento que creo está presente –principalmente en los hombres– y que probablemente fue porque no se les involucró. En esa misión pienso que el siguiente paso podría ser incorporar hombres de una manera más activa para revisitar cómo podemos tener una sociedad más equitativa. Darles un espacio claro en qué es lo que pueden hacer ellos.
– ¿Cómo ves el futuro femenino con la transformación digital laboral?
Si bien esta transformación abre nuevas alternativas de empleo, entrega la posibilidad de trabajar de manera remota para empresas que no necesariamente estén en tu mismo país, y permite compatibilizar mejor los roles de maternidad y profesional, el mundo de la tecnología va a acrecentar la desigualdad entre hombres y mujeres si las mujeres no optan por carreras STEM –Ciencias, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas-. Hay una falta importante de talentos femeninos ahí y es un ámbito donde es súper importante aportar. Hoy estamos viviendo la cuarta revolución industrial, todo está mediado por la tecnología y en la medida que las mujeres no están en ese espacio, vamos a seguir teniendo un mundo desigual.
Las nuevas generaciones
– ¿Cómo ves que enfrentarán las nuevas generaciones el mundo laboral?
Hoy los millennials y centennials tienen una visión diferente, mucho más equilibrada que las anteriores que vivían para trabajar. Hay un cambio importante y es que ellos saben que trabajar es un medio para vivir y eso marca una una diferencia. Otra diferencia tiene que ver con la aspiración. Mi generación era más aspiracional, quería trabajar en una organización prestigiosa. Hoy, las nuevas generaciones ni siquiera se pueden imaginar trabajando en una empresa grande. Muchos quieren ser emprendedores o trabajar en una startup. ¿Por qué? Porque ahí les van a dar mucho mayor espacio para tomar decisiones, van a trabajar con tecnología más moderna, aprenderán más rápido que si entran en una gran organización donde la toma de decisiones es más lenta y van a estar trabajando con tecnologías más antiguas. Las grandes empresas han perdido poder de reclutamiento y atracción.
– El nuevo paradigma indica que es más relevante contratar a alguien por lo que será capaz de aprender que por los conocimientos que trae. ¿Aplica esto a Chile, un país en el que todavía es relevante de qué colegio saliste?
Creo que cada vez más tenemos que evaluar el potencial de desarrollo por una razón súper sencilla: todo está cambiando tan rápido, que cualquier conocimiento que traigas va a ser insuficiente para nuevos desafíos. En ese sentido es mucho mejor apostar por alguien que tenga mucho potencial de aprendizaje. Hoy todos tenemos que ser aprendices permanentes. Los niños y niñas de hoy deben ser conscientes del futuro, porque les va a tocar un mundo mucho más complejo, donde van a haber cargos que ni siquiera sabemos cuáles son y necesitarán una capacidad de adaptación y aprendizaje continuo, muchísimo mayor a la que tenemos hoy día. Se viene muy difícil para ellos.