CRECÍ EN UNA CASA ANTIGUA. Mi pieza de niña tenía el piso de madera pintado y muchas paredes donde colgar cosas. Yo había pintado las puertas de los clóset, pegado fotos en las paredes, colgado infinitas cosas del techo y puesto un pareo de cubrecama. Era un espacio que yo amaba porque estaba hecho a mi pinta. Cuando salí del colegio nos cambiamos a un departamento ultramoderno. Me obsesioné con decorar mi pieza y mi baño de manera personalizada. Pero mi pieza casi no tenía muros, eran muchas ventanas con persianas blancas iguales, las lámparas de techo eran focos empotrados iguales en todo el departamento, muebles en obra y clósets en obra. Cuando me independicé, no dudé en escoger un lugar antiguo, por muchas razones. Pero sobre todo por un tema estético y romántico. Porque los gustos vienen con uno y no cambian. Me gusta cómo se ven esos lugares y su flexibilidad.
Uno de los elementos que más personalizan los espacios son las lámparas. Por un lado, cuánta luz, qué luz, de dónde viene la luz. Pero por otro, el objeto en sí mismo. Si son de cielo, hay originales formas de colgarlas. Los baldequines, rosetones tallados de madera o yeso y cadenas son detalles que pueden hacer que una sencilla lámpara de cielo agarre fuerza.
¿Dónde comprar rosetones?
Aunque lo más romántico es conseguir uno antiguo tallado, hay versiones modernas en yeso o plumavit. Son económicas y funcionan bien.
Busel: importa de Bélgica molduras, rosetones y otros productos de poliestireno que distribuye a través de varios locales, entre ellos Ferreterías Yolito y Pinturas Real. Los precios van desde $8.000 a $20.000 (Chacabuco 32, Santiago).
Todo Yeso: nombre de la tradicional fábrica de molduras y figuras de yeso Arturo Prat, de fabricación nacional. Tienen rosetas desde $2.000 hasta $60.000 (Arturo Prat 1765, Santiago).